capítulo 3

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    Hoy  ya le daban el alta a Beck, ella se sentía mucho mejor, a pesar de no poder caminar porque tenía una pierna enyesada, debía andar con muletas. Esos días en el hospital estuvo prácticando con ellas, le resultaba incómodo, ya que eran un poco grande y ella muy pequeña, su estatura  era de 1,56, es bastante bajita.

Lo feo de estar en un hospital es que uno se aburre fácilmente al no poder moverse de la cama, solo tenía una tele,  pero nunca hay nada bueno para ver, si por lo menos alguien le hubiese traído un libro estaría un poco entretenida.

La puerta de la habitación se abrió de golpe, Beck se asustó y pego un gran grito. Hasta que alguien la abrazo fuerte por su cintura mientras reía a carcajadas, la pequeña Amaia, Beck negó con la cabeza y rio con su hija.

-Perdon mami, pero  tú me has enseñado la maldad -Rio-  lo siento -puso su mejor carita de Ángel-

-Si, pero eso no debías hacerlo conmigo, soy tu madre -Rio- pero te perdono mi niña traviesa -Beso su frente abrazándola-.

Beck

Me dió un susto tremendo al entrar así, pero bueno no puedo quejarme, a heredado la parte malvada de mi.

Estabamos sentadas en la cama esperando por mi hermano, hoy me daban el alta -por suerte-  ya podía ir a mi casa y estar tranquila con Maiu.

Mensaje Mateo
Beck, no podré ir a buscarte al hospital, todavía estoy en la reunión y no se cuando terminara, igual Anne está llendo a buscarte, no te preocupes, en cuanto salga de acá voy a verte a tu casa, Las Quiero!

No somos los mejores Hermanos del mundo, nos llevamos bien, el es mucho más cariñoso que yo, el  me dice "Te quiero" y yo le digo "yo también imbécil" porque no puedo ser tierna, algo debo decir para equilibrar mi ser.

Para: Mateo.
De: Beck

Está bien , no te preocupes, Anne ya está acá, estoy con Maiu, aunque Anne aún no entro -seguro está coqueteando con el doctor-, También te queremos, chirusito!

Deje el celular ya que Amaia  miraba el yeso de mi pierna,  no sólo lo miraba, con su pequeña manito estaba tapando una parte, ella sonríe como el gato de Alicia en el país de las maravillas. Yo sabía que esa sonrisa no traia nada bueno, -Amaia, quita la mano de Ahí cariño- ella niega con la cabeza y sigue sonriendo de la misma manera - ¿Que dibujaste, Maiu?  Quita la mano y mostrame, sabes que lo veré de todas formas, es mi pierna-  ella niega -no es tu pierna, es el yeyo- reí, no le sale decir yeso - ¿De que te ries?- dijo frunciendo el ceño -Lo has dicho mal, es Yeso, pero no importa a ver, quita la mano- le saco la mano y veo el dibujo, eramos ella y yo, agarradas de las manos, la mire sonreí -es muy lindo, ¡me encanta!-  nos Abrazamos hasta que golpearon la puerta. Seguro era Anne.

Después del "Pase"   me quedé como una estatua, no era Anne era mi Jefe,  -Con permiso- dijo y entró, -mami, ¿me sueltas?-  baje la mirada y aún seguía abrazando a Maiu,  la solte y bese su frente,  ella se acercó a mí jefe y lo saludó -Hola Señor- le dijo para luego largar una carcajada, el rio un poco pero al ver que lo miraba se cayó rápido, -claro no sea cosa que se le caiga la máscara de hombre serio y frio-

-¿Que hace aquí?- fue lo único que salió de mi boca.

-Hola señorita Rebecca, ¿Como se encuentra? -respondio evadiendo mi pregunta.

-Bien, ¿Que hace Aquí?- volví a preguntar.

-Es usted muy impaciente, yo estoy muy bien, por si se lo Preguntaba-

Nada NormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora