Testigo

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Caminaba a casa ahora un poco más relajada. Observaba a la gente, y ya no me observaban a mí. El móvil no paraba de vibrar en el interior de la mochila y lo saqué cansada para silenciarlo y volver a guardarlo ignorando por completo las llamadas de Ethan.

Llegué al portal y me detuve un buen rato frente al espejo intentando arreglar mi aspecto para evitar preguntas. Peiné con la mano mi pelo que estaba bastante desaliñado y me froté la cara. Subí las escaleras rápida y saqué la llave de la mochila.

En la casa solo estaba mi padre, supuestamente viendo una película en el salón, aunque sus ronquidos le delataban. Me alegré de que no hubiera nadie más y me encerré en el baño. Dejé la mochila sobre la tapadera del báter y me apoyé con los brazos en el lavabo mirándome al espejo. Abrí el grifo dejando que el agua fría fluyera. Mojé una de mis manos mientras la otra seguía apoyada, y con ella llevé el agua mi cara, así hasta enjuagarla entera. Luego enjuagué las dos manos mirándome seria al espejo. Cerré el grifo y me sequé la cara con la toalla, cogí la mochila y fui a mi cuarto.

Saqué el movil y me tiré en la cama, tras un rato mirando al techo miré la pantalla del movil.

Ethan llamaba.

Atendí la llamada aburrida y me puse el móvil en la oreja sin decir nada.

-¿Por qué no me cogías el teléfono? Estaba preocupado, no sabía si te había pasado algo. Eh, oye Em entiendo que estés enfadada pero me surgió algo y se me hizo imposible ir, te lo compensaré, lo prometo, dime que quieres que haga y lo haré.- Me mantuve en silencio, dejando que oyera mi respiración pausada. -Vale lo pillo, llámame cuando quieras hablar, te quie.-

Colgué la llamada antes de dejarle terminar.

A penas eran las cuatro de la tarde.

Quería dormir pero ni eran horas ni estaba cansada, y tampoco estaba segura de poder cerrar los ojos y quedar en paz.

Había sido testigo de un asesinato, se supone que debería llamar a la policía y contar lo que había visto pero, ¿Qué iba a contar exactamente? No podía contarlo todo, y tampoco podía mentir, ¿Que iba a decir si me preguntaban qué hacía una chica como yo en aquél sitio? tampoco recordaba nada claro, solo sangre, un hombre y un cuchillo.

Nada que no puedan sacar ellos solos.

Me levanté de la cama y abrí la mochila, decidí que leer sería una buena distracción. El día anterior había comprado una novela con la que podría estar ocupada todo el día. Novela que ya no estaba en la mochila.

-Oh mierda- Dije mirando al infinito.

Es un secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora