2.Capítulo
Llegué a mi nueva casa. Una casa simple, de dos pisos con jardín y piscina. Abajo estaba el salón, la cocina, el comedor y un baño.
En el piso de arriba había dos habitaciones enormes y un baño con bañera y todo. Era una casa preciosa.
Nos instalamos y todo iba bien. Hasta el dia en que empezó el colegio.
Mi nueva clase era normal, sus chicas, sus chicos, y cada uno en su grupo. El problema fué que no supe encajar en ninguno. Todos estaban sellados por una relación de hacia años. Me apartaron.
Hoy en día, ya estoy en 3° de la ESO. Ahora soy la chica rara, la apartada, aquella que nadie quiere cerca.
Siempre voy con la capucha puesta, con las mangas agarradas, con pantalones largos oscuros, para que nadie vea lo que se esconde tras esas mangas y esos pantalones que nunca son cortos.
La gente me trata como un despojo humano, como si fuese basura. Y no tienen ni la menor idea de nada.
Cuando empezó el instituto, hace 2 años, me sentía apartada, no quería vivir. Por esa razón, encontre una manera de desahogarme, de olvidar ese dolor. Todo aquello se acababa cuando aquella cuchilla atrabesaba mi piel, haciendo a la vista aquello rojo llamado sangre.
Si, me cortaba, y aún lo hago. Es una necesidad, entendedlo, si no fuese por que lo hago, ya habría muerto.