El verano ya ha terminado, ahora las brisas otoñales lo reemplazan; una nueva estación se hace presente y con ella un nuevo asesinato.
Era lunes por la tarde del primer día otoñal, el día en que Kim Taehyung y Kim Seokjin hacían su primera práctica después de haberse graduado de la Universidad de Criminología. Habían sido muy amigos cuando asistían a clases y agradecían haber quedado como compañeros de trabajo.
La tarde era tranquila, las hojas secas caían de los árboles dando el aire otoñal de siempre; se podía apreciar el caer de las hojas a través de la oficina que compartían ambos compañeros, aquella en la que se podía oler el dulce olor a café recién hecho, las carpetas llenas de observaciones criminales pasadas; estaban en los escritorios correspondientes de cada uno, les habían encargado revisar crímenes anteriores para familiarizarse con ello, pero jamás imaginaron que habían tomado poca importancia a un caso en especial, un caso que desataría el mayor de los miedos en todo Seúl, nunca imaginaron pasar por alto tan semejante acto que provocaría que sus más insensatos miedos salieran a luz, ni siquiera pensaban estar involucrados.
Los suaves toques en la puerta hizo que ambos compañeros apartaran su vista de los papeles que revisaban con detenimiento.
Una mujer de no más de treinta años se abrió pasó en la oficina, su cabello era lacio y castaño, ojos café claro y labios con un toque de bálsamo labial, ropa pulcra y formal, su perfume era suave y dulce, típico de una chica.
Los dos practicantes de Criminología la observaron atentamente, esperando alguna indicación de la Secretaría de su jefe.
—El jefe Lee los llama a su oficina— Dice ella con calma. Los dos chicos solo asienten para después caminar detrás de ella a la oficina del jefe del departamento de criminalistica donde ellos empezaron a trabajar.
Al llegar a la puerta que tenía el nombre de Lee MinHo con letras negras; la joven Secretaría abrió la puerta del despacho indicando que pasarán, y así lo hicieron. Su líder de departamento estaba ahí, con sus lentes negros puestos, traía unas carpetas en las manos y su ceño se encontraba fruncido en señal de concentración, al escucharlos entrar quito su atención de los papeles y se concentró en ellos.
—Sus prácticas ya han comenzado, acompañenme a ver la escena del crimen— dijo, tomo sus cosas y salió de la oficina sin ni siquiera darles oportunidad de preguntarle algo y no les quedó de otra más que seguirlo.
—————»»
Las tardes-noches en Seúl siempre eran de lo más tranquilas, cada persona en su casa, disfrutando del ambiente familiar o disfrutando la relajación escuchando alguna música, haciendo trabajos escolares (en el caso de los jóvenes) pero para los criminalistas eso no era una opción.
Ambos compañeros se encontraban en la habitación de una de las Universidades más prestigiosas de todo Seúl ¿Qué hacían ahí? Al parecer la chica desaparecida que tanto revuelo causó en estás últimas semanas, había sido encontrada y no en las condiciones que se esperaban.
Su habitación era la 302, la chica no era alguien importante, disfrutaba de su soledad y de sus amigas de vez en cuando, su vida era tranquila casi llegando a la monotonía entonces ¿Porqué la habían matado de esa manera tan cruel y siniestra? Quizá tuvo la desdicha desde nacimiento, quizá no, quizá sólo fue una coincidencia de haber sido elegida como una víctima del asesino desconocido que empieza atemorizar Seúl.
Seokjin sintió su estómago contraerse al ver tal escena, sentía náuseas pero trato de parecer fuerte e inmune al putrefacto olor a sangre en toda la habitación, pues ese era su trabajo, debía ver ese tipo de cosas, pero nunca creyó ver tal acto inhumano.
Casi todos los oficiales de policía (que ya se encontraban ahí) tenían casi la misma expresión que Seokjin a excepción de MinHo quien se encontraba con rostro inexpresivo colocándose sus guantes de látex.
Ambos practicantes se encontraban con una mueca de asco e incomodidad en sus labios pero aún así se adentraron a la habitación donde el olor a sangre era aún mayor. La chica se encontraba ahí, perfectamente acomodada en su cama, sus ojos sin vida miraban fijamente al techo, sus mejillas tenían marcado el trazo de una lágrima de sangre, su boca se encuentra abierta y sus labios agrietados, su piel pálida y distintos cortes en el rostro pero nada comparado a lo de su cuerpo, su ropa se encuentra intacta sin indicio de violencia o actos sexuales, sus manos tienen agujeros profundos en las Palmas, la sangre está seca así que fue causado hace unos días atrás cuando aún no la encontraban él festín comenzó hace unas horas atrás, había confeti regado en el suelo y rastros de sangre alrededor de él, el cuello de la chica tenía una enorme cortada justo en la yugular donde la sangre hacia su recorrido hasta manchar las blancas sábanas, su cuerpo tenía cortadas no profundas por todas partes, su estómago había sido abierto dejando a la vista los órganos que habían sido tirados enfermamente por el resto de la habitación, sus uñas habían sido arrancadas y parte de su cabello había sido cortado desde la raíz dejando partes cubiertas de sangre, algo muy tétrico para ver e imaginar.
—¿Nunca encontraron una pista de quien sea el asesino?— pregunto Seokjin a su jefe de departamento. El mencionado negó con la cabeza mientras inspeccionaba el cuerpo.
—Nunca, hace dos años que lo creímos desaparecido o muerto, y ahora vuelve superando sus actos anteriores—.
—¿Cómo sabes que es el mismo asesino?— pregunta Taehyung está vez, interviniendo en la conversación.
—Porque siempre deja un mensaje así— dice el jefe Lee, señalando la pared de enfrente que tiene escrito el mensaje "Festa annata" con sangre.
Seokjin pasa saliva en acto de incomodidad y dirige su atención a la víctima, nota que el jefe Lee agarra el brazo de la chica dejando ver el código de barras que se encuentra impreso en su piel, acto que de seguro fue echo con alguna navaja.
1218129135121.
Ese era el código, algo que los dejo confundidos, el asesino que ellos creían que era nunca dejaba códigos en sus víctimas, parecía que sus asesinatos eran al azar o tal vez es son dos asesinos completamente diferentes o quizá no lo era.
—¿Qué es lo que tiene ahí?— Dice uno de los oficiales (que se estaba encargando de colocar la cinta amarilla alrededor de la escena del crimen) los criminalistas dirigieron su mirada a donde el hombre de barba señalaba. El jefe Lee se acomodó bien sus lentes notando la pequeña hoja que se encontraba escondida en la caja torácica de la chica. Sacó el misterioso papel y quiso reír de la impotencia y de lo grotesco que era, al ver la hoja.
—Es una tarjeta de cumpleaños, que considerado— dice con sarcasmo el de tez canela viendo a su compañero que se dirigía hacia las letras marcadas en sangre.
Este asesinato no era como todos y tuvieron la desdicha de involucrarse en el, aveces la vida nos dirige por el camino que más nos conviene y a veces nos lleva directo a la muerte.
"Ellos no lo saben pero ese asesinato fue la pieza que desatará todos los demás, hasta que logré llegar a mi objetivo."
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OUTLAST
Fanfiction¿Listos para celebrar? →actualizaciones lentas →No copias ni adaptaciones.