Un lugar extraño

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En un mundo extraño, dentro de un lugar inimaginable, donde todo es posible, nuestro jirafito tendrá que aprender lo que es el amor, (amar y ser amado) si es que quiere salir de ahí.

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Todo pasó tan rápido que el jirafito ni si quiera tuvo tiempo de gritar o reaccionar.

Solo pudo captar una imagen distorcionada de una puerta que estaba hasta el fondo y se abrió súbitamente para llevarlo.

También pudo percibir que una larga enrredadera que lo arrastró hacia adentro de las profundidades del armario y hacia un lugar que parecía tener muchos árboles y pasto de un color verde chillón adornado con flores de varios tipos de colores.

Eso fue lo único que recuerda de aquel trágico momento.

Y lo siguiente que pasará es algo casi indescriptible...


Despertó en un bosque lleno de árboles extraños que eran torcidos y con hojas hechas de dulce de limón.

Alzó la mirada y descubrió que las nubes eran de color rosa y rojo en forma de corazones.

El pasto era verde hecho de un caramelo parecido al de las hojas de los árboles pero con un tono completamente diferente.

Por ahí observó que había muchas flores hechas de gelatina de muchos sabores y colores.

En el pasto había un sendero marcado por unos bastones de dulce.

El jirafito se sentía aterrado y dudoso. Pero de todos modo siguió aquel sendero misterioso.

Caminó y caminó; a cada paso que daba se sentía con menos miedo y un poco más seguro.

《No pasará nada, no pasará nada, no pasará nada...》 se dijo el jirafito para tranquilizarse, pero en cuanto llegó casi al final de aquel camino, perdió totalmente el valor que con esfuerzo había recolectado.

Y es que lo que le hizó perder la calma fue que al final de ese eterno camino, llegó a una casa que tenía varias enrredaderas al rededor parecidas a las que lo habían arrastrado dentro de su armario y por una ventana de la misteriosa casa se podía ver una escalofriante silueta que parecía que no tenía ojos, con una sonrisa diabólica y estaba saludando al jirafito con unos huesudos dedos acompañados de unas largas manos.

En ese momento el jirafito corrió lo más rápido que pudo pero casi sin darse cuenta, atravezó algo que parecía ser un portal a otro mundo.

Y es que como estaba corriendo tan rápido no pudo frenar y cuando se detuvo ya era demasiado tarde pues estaba en otro mundo.

Este extraño mundo parecia estar hecho de lava (por lo menos la parte del centro) y alrededor había una capa formada por diferentes tipos de biscochos y panes dulces, como donas, conchas, moños, panques, copcakes, polvorones, ojos de buey, hojaldras, bolillos, piedras, cuernos, ladrillos, orejas, pellizcadas, gendarmes, besos, dominó, rebanadas, MACARONS, e incluso galletas de limón.

La lava era chocolate caliente con un poco de colorante, lo supo de imediato, por que como persona elegante (o en este caso animal) sabía perfectamente que los panes y biscochos siempre debían estar acompañados por un café o chocolate caliente.

Así pues, decidió probar la lava de chocolate sumergiendo un cacho de aquella capa de biscochos para comprobar si estaba caliente o frío.

A pesar del humo que la lava emitía, estaba a temperatura soportable, y aparte tenía un olor rico que le recordaba a los momentos cuando estaba con su mamá cenando y al recordar esto se puso a zollosar.

Después se dió cuenta de que había alguien o algo detrás de el y se volteó temblando.

Era la silueta de una hermosa y celestial jirafa.

—¿Quién eres?—preguntó el jirafito.

—No importa quien soy; solo importa para que estoy—contestó la jirafa. —¿Y por qué lloras?

—Es que ya no quiero estar en este mundo; yo quiero volver a mi casa con mi mamá.

—Lo que debes aprender es lo que tu hace poco decías que era una pérdida de tiempo: el amor

—Pero eso es cierto ¡es una total pérdida de tiempo! Porque en vez de pensar en algo importante, alguien que está enamorado, piensa en la persona que le gusta cuando probablemente la otra persona está roncando o ni siquiera se preocupa.
Y aparte, si el amor no es correspondido y la persona enamorada lo sabe, se siente con "el corazón roto" y se la pasa llorando todo el tiempo cada vez que recuerda a esa persona.
¡Por eso digo que es una pérdida de tiempo!

—¡Wow! Así como lo dices, lo haces parecer una tortura.
Pero no lo es: el amor es como magía, es algo que te llena y te hace sentir con vida, algo que te hace renacer con un gran sentimiento y con mariposas por doquier...

En eso, se abrió una puerta iluminada intensamente que estaba detrás de ellos...

La jirafa que aprendió a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora