3

44 2 0
                                    

*Daniell 1888

Vamos llegando y hace mucho que no venía a este lugar o al menos no lo hacía en persona y regresar tengo que admitir que es reconfortante. Una parte de mí se siente ligada a este mundo, no por las personas que conozco de este mundo... Sino porque aquí me siento distinto, me siento una persona normal, que se enferma, que tiene que cuidarse de enfermedades, que tiene que comer y cuidarse para estar sano. Me encanta.

- ¿Dónde estamos? - Pregunta Stacey con inquietud.

-Estamos en Alemania. - Le digo mirándola con anhelo de algo que no puedo tener.

- ¿Y ahora para dónde vamos? - Pregunta Emy en tono bastante curioso, se nota que está emocionada... Primerizas.

-Yo iré a ver a mi humana, y ya sé que van a preguntar así que solo les diré que necesita un consejo y ya. ¿Quién va conmigo?

Todos se quedan callados y voltean a otro lado, todos menos Stacey y se me queda viendo fijamente cosa que no es normal así que decido leer su pensamiento.

-No Stacey, no te verás entrometida, tal vez hasta me ayudes dándole un consejo de ''chica'' a chica.

- ¿En serio?- Dice bastante emocionada.

-Muy en serio, venga vamos. Nos vemos en unas horas en el hotel que se encuentra en el centro.

Todos asienten y es ahí cuando nos empezamos a dispersar, me siento algo nervioso de saber que Stacey conocerá a Brenda. Pensando todas las situaciones ellas son polos opuestos. Stacey es tierna, dulce, inexperta, sencilla. Mientras que Brenda es muy directa, muy extrovertida, y aunque es sencilla no se sabe controlar cuando algo no le parece. Brenda es alguien muy hermosa, tal vez para muchas mujeres podría causar algún tipo de envidia, sus ojos azules, cabello negro, y piel blanca y supongo que suave.

Aunque Stacey no se queda corta con su físico, cabello castaño y largo, ojos color miel, y piel bronceada que pareciera que es morena de un modo sutil. Es hermosa.

-Gracias. -Dice Stacey muy sonrojada.

- ¿Por qué?

- ¿Recuerdas qué tú y yo nos escuchamos la mente?

-Cierto, pero no debías hacerlo en ese momento.

-Pues lamento decir que ya lo hice, perdona.

-No hay problema. - Le digo mirando a otro lado para que no vea mi sonrojo, ella no debió escuchar mi mente en ese momento.

- ¿En serio ella es así?

-Lo verás por ti misma. Ya llegamos.

Llegamos a la casa de Brenda y tengo que aceptar que es una muy buena casa. Tres pisos, madera con olor a pino, y ventanas muy grandes, un balcón y bueno, no es necesario describirla, con tan solo decir que es una casa de alguien que sus padres son mercaderes muy ambiciosos es suficiente.

-Stacey, sé y me imagino que sus personalidades pueden chocar, pero tú sabes muy bien controlarte, ella está pasando por cosas muy difíciles y tal vez te trate un poquito mal.

- ¿Y qué hay de ti? Eres un desconocido tonto.

-Ella me reconocerá, toda su vida he estado presente y ha escuchado mi voz, así que tengo la esperanza de que me reconozca.

- ¿Y cómo te reconocerá? ¿Cómo su ángel de la guarda? Sabes que eso está prohibido.

-No, como un viejo amigo de la familia o no sé... Un amigo.

-Esto saldrá mal.

-Acepto que no planee esto, pero es necesario hacerlo... ¿Tú dejarías a uno de tus pequeños sufriendo por algo que sabes que puedes ayudarles a solucionar?

Dulce castigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora