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Stacey 1888

Veo como todos dan vueltas de un lado a otro ¿Y cómo no? Yo no puedo parar de pensar en que sí todo esto podría traer demasiadas complicaciones y desventajas... Consecuencias de las que ni siquiera Xavier que es uno de los originales, podría librarse; y eso me aterra.

-Deja de pensar en eso cariño. -Me dice Daniell... Aún se me hacen extraños sus apodos. - Perdona Stacey.

-No, está bien. - Le sonrío, aunque suenen raro aún, me encantan.

-Dejen de leerse la mente que eso me pone más nerviosa aún. - Dice Karla mirándonos.

-Bien, creo que es hora de que todos vayamos a dormir, esto es algo tedioso. Mañana lo hablaremos con más calma y si hay oportunidad, mañana mismo regresamos a dar el comunicado. Si algo va a aminorar las consecuencias será que nos entreguemos por nosotros mismos. - Habla Xavier con demasiada decisión.

Todos salen de la habitación de Daniell y cuando estoy a punto de levantarme de la cama y salir hacia mi habitación, Karla se pone en el marco de la puerta, me mira y la cierra.

-Stacey, crees que sea demasiado pronto para...

Se queda pensando y viendo el suelo, Daniell no es así, él es alguien demasiado seguro y confiado de sí mismo, ¿qué está pasando?

- ¿De qué hablas Daniell?

-Es que quiero probar algo...

-Bien, hazlo.

-Está bien... Dios que nervios.

-No entiendo, solo hazlo que lo único que estas logrando es ponerme...-Me corta tomando mi rostro entre sus manos, oh por Dios.

-Si no guardas silencio, más nervios me darán...

Lo veo a los ojos y Dios... Esos ojos. Siempre me han transmitido cosas que ni yo puedo explicar. Sus ojos son tan cafés, que podría asegurar que por poco alcanzaría el color negro, Señor esa fue una maravillosa elección de ojos. Sus labios no son ni gruesos ni delgados, son de un tamaño normal y natural... Me encanta. Su cabello negro y rizado, pero no tan rizado sino un rizado leve y suficiente. Increíble. A veces pienso que él es perfecto, así como es. La primera vez que lo vi volando fue maravilloso, simplemente me fascino la elegancia en sus movimientos.

Él cada vez está más y más cerca de mí y cuando me doy cuenta de mis movimientos me tomo por sorpresa... Subo mis manos hasta su cuello, esto es algo involuntario, pero algo que desde hace mucho tiempo llevo esperando, aunque yo no lo sabía. Recuerdo a los padres de Carter, cada vez que compartían algo tan íntimo como un beso y recreo sus movimientos.

Comienzo a acercar a Daniell, lentamente, lo miro a los ojos, y él ve los míos. Puedo asegurar que nuestras respiraciones se mezclan. Ya ni él ni yo podemos más, lo necesito, lo quiero. Él lee mi mente y hace que la distancia que hay entre nosotros deje de existir; jamás me imagine que se sintiese así. Esta sensación es nueva... Perfecta.

Nos separamos y yo siento que mi rostro está más caliente que la misma chimenea. Bajo la mirada al suelo y Daniell toma mi barbilla y alza mi rostro para verlo a los ojos y me da un beso pequeño y luego sonríe y no puedo evitar hacerlo igual... Lo quiero tanto.

-Yo igual te quiero muchísimo.

-Quisiera quedarme en este momento para siempre, así, a tu lado Daniell.

-Siempre estaré a tu lado, nada nos hará separarnos. - Me acaricia la mejilla.

De repente la puerta se abre de golpe y volteamos ambos a ver qué pasa y vemos a un hombre vestido completamente de negro y sus ojos son solo cuencas vacías. Me asusto de inmediato y Daniell se pone en frente de mi de forma protectora.

-Lamento informarte Stacey que no podrán estar por mucho tiempo juntos.

- ¿Tú quién eres? -Le pregunta Daniell en forma retadora.

- ¿No me reconocen de verdad? Deberían hablarle a Xavier, estoy seguro que él si me reconocerá. Es más... ¿Por qué no los juntamos de una vez?

De repente da un chasquido con sus dedos y todo el ambiente cambia, se siente pesado, me hace que me canse bastante. Me derrumbo en el suelo y cuando reacciono la habitación del hotel desapareció y todo está de un tono grisáceo. Miro a mi alrededor y veo a todos los chicos, igual que yo todos tirados en el suelo y sin saber que está pasando.

- ¡Xavier! Querido hermano, han pasado tantos siglos.

- ¿Qué haces aquí? -Le pregunta Xavier en tono bastante molesto y su voz no suena como siempre ha sonado, suena como el arcángel poderoso que él es.

- ¿Tú que crees que hago aquí? ¿Qué no recuerdas cual fue el motivo por el que nos reencontramos la vez anterior?

Xavier nos voltea a ver y nos mira con algo que no identifico si es rabia o miedo... Tal vez ambas.

-Díganme que no lo hicieron, por favor díganme que no.- Me atrevo a decir que su voz poderosa suena temblorosa.

- ¿De qué hablas Xavier? -Le digo con miedo.

- ¿SE BESARON O NO?

Ahora estoy cien por ciento segura de que está molesto. Siento como Daniell me toma de la mano y con voz bastante firme le contesta.

- Si, la besé.

-Me encantaría quedarme a escuchar toda la historia, pero todos sabemos muy bien que es lo que está pasando en este lugar y cuál es mi deber. Ambos vienen conmigo de vuelta al paraíso... El consejo los juzgará y deben al menos imaginar cual será la pena por la traición que acaban de hacer.

Está apunto de avanzar cuando se detiene a pensar y los voltea a ver a todos, y temo muchísimo más lo que está a punto de decir.

-Aguarden, todos estaban enterados de lo que ellos dos planeaban hacer ¿no es así? - Empieza a reírse de forma sarcástica- Pero que digo, claro que lo saben, sino no estarían tan a la defensiva... En ese caso, todos nos vamos de vuelta. ¿Listos?

-No. -Hablo por primera vez. - Ellos no tienen nada que ver y no iremos contigo a ningún lado, ni siquiera sabemos quién eres. ¿Qué si nos estas mintiendo sobre todo esto?

-Déjame presentarme querida. Todos me conocen por el ángel de la justicia o mejor aún Arael -Hace una fina reverencia ante mí y poco a poco se va acercando. - Déjame aclararte mi oficio, el consejo me otorgo el ''honor'' de aplicar la justicia a un grupo de ángeles rebeldes. Me refiero a los que quieren conocer lo que es el ''amor'' ¿Te suena la historia? Bueno, el punto es que ya he pasado miles de veces esto con Xavier, él ejercía el oficio que ahora tu servidor tiene. Así que... ¿Podemos retirarnos?

El chasquea los dedos y de repente todos nos elevamos, no nos tardamos ni siquiera 10 minutos cuando estamos en el paraíso frente al gran portón que nos dirige a los del consejo. Arael hace que el portón se abra de par en par y quedo maravillada con este lugar... Aunque signifique nuestro fin.

-Entren.

Pasamos todos y Arael me toma del hombro y me dirige a un lado de la habitación.

-Stacey, sé que quieres vivir y conocer cosas nuevas, pero esto no es para ti, ese no es tu mundo, date cuenta.

-Lo amo.

-No, solo te sientes bien a su lado. Pero cuando los destierren todo cambiará y te lastimará lo sé, lo he visto miles de veces, miles de historias iguales que esta. Por favor, tú tienes un futuro grande aquí en el paraíso.

- ¿Cual? ¿Evitare que un pequeño caiga y se raspe la rodilla? Entiéndelo Arael, ya no quiero nada de esto. Y si me disculpas, tengo un juicio al que asistir.

-Siempre que me necesites allá en la tierra, solo hará falta decir mi nombre.

Con eso me deja y nos dirigimos al centro con todos lo demás esperando lo inevitable... Se escucha una voz fuerte y potente.

-Bienvenidos y que la justicia de Dios se apiade de vosotros. 

Dulce castigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora