Capítulo 7: Un flechazo de cupido.

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POV JAKE
14/Febrero/2018

Guardo la comida enlatada en los estantes de madera viejos, para nada esterilizados. Mientras lo hago escucho como los niños y Joey ríen, algo que me saca una pequeña sonrisa. Al terminar de poner todo en su lugar me doy la vuelta recogiendo las bolsas, las apiló todas en una bola y las guardo. Salgo de la pequeña cocina y me quedo en el umbral mirando como ella los arropa con las cobijas nuevas que les traje. Ver el colchón en el suelo me hace torcer la boca. Ellos podrían estar mejor, deberían estarlo, pero al parecer mi poder de convencimiento no es tan bueno como lo creía. Mientras aguardo por que Joey termine de acostar a los niños me pongo a pensar en cómo convencerla, en cómo hacer que confié en lo que le propongo. Nada viene, mi mente solo se encuentra en blanco. Solo podría decirle lo mismo y mientras me lo digo internamente comprendo el porque de su desconfianza hacia mi propuesta. Todo suena muy bueno para ser real, demasiado fácil como para que sea posible.

- ¿Ya te vas? – Salgo del calabozo que es mi cabeza y me encuentro con los ojos verdes familiares de la pelirroja.

Contesto a su pregunta asintiendo y antes de caminar hacia la puerta de salida, le indico el lugar en donde la comida esta guardada. Ya estando por abrir la puerta le digo que me llame si me necesita, sin importar la hora que sea, y por último de mi mochila saco un sobre. Se lo entrego y salgo al oscuro pasillo del hotel de mala muerte. Cuando estoy por seguir mi camino soy detenido y girado con brusquedad. Ella me intenta regresar el sobre lleno de dinero y de igual forma lo deniego. Comienza a decirme que no me lo acepta y que ya he hecho más que suficiente, hago de oídos sordos y me doy la vuelta con ella soltando un suspiro de derrota.

- Gracias... por todo Jake, nunca sabré como pagártelo. – Me doy la vuelta y al mirarla percibo sus lágrimas.
- Es paga suficiente el que no llores. Solo mantenme al tanto y no le abras la puerta a nadie. Y no vuelvas a ir a esa cafetería. Está cerca de la policía y te pudieron haber reconocido. – Vuelvo a mencionarle.
- Lo prometo, lo prometo. – Asiente varias veces.
- Sabes...la oferta sobre mi amigo aún sigue abierta, él podría hacer que esto termine de una vez. No es justo lo que él esta haciendo. – Presiono e imploro porque acepte.
- Ya lo hablamos. Es su palabra contra la mía. Estoy siendo buscada por raptar a mis hijos, iré a la cárcel... - Levanto mi mano en señal de que se detenga, ya que no soporto como sus palabras la hacen lucir a ella misma como si fuera la mala de la historia.
- Tú los proteges de ese bastardo. Mi amigo resolvería tus problemas con un chasquido. Tendrías a tus hijos sin miedo a que te los quiten por injusticias. – Mi desespero es palpable y mi miedo porque algo le pase crece. Una lagrima se escapa de sus ojos y la seca con rapidez, para consiguiente abrazarme. – Podrías salir con tus hijos sin tener que huir cada vez que ves a un policía. – La siento temblar y escucho como sorbe por su nariz.
- Vale, vale habla con tu amigo.
- ¿De verdad quieres que lo haga? – La separo y espero a su respuesta.
- Confió en ti y si tu dices que el puede ayudarme, me pongo en tus manos. – Puedo ver el miedo en sus ojos, pero sin darle la oportunidad de retirar sus decisiones me despido diciendo que volveré lo más pronto posible. Prometiéndole que todo saldrá bien, que ella y sus hijos no tendrán que esconderse más.

Mientras camino por la oscura calle mi entusiasmo por hablar con Sebastián para que me ayude crece. Al ver una lata en el medio, la pateo y sigo mi camino. Miro hacia el cielo y las estrellas me saludan brillando con alegría, como si me a acompañaran en mi emoción. Mi teléfono vibra en mi pantalón y al sacarlo me encuentro con una notificación de mensaje. Al ver de quien se trata sonrió levemente y leo el mensaje listo para divertirme con lo que sea que el muggle ha enviado esta vez.

@JDen - ¿Has sentido alguna vez que te has metido tu mismo en el triángulo de las bermudas y que no tienes salida de ello? - Frunzo el ceño y curioso contesto de inmediato.
@JDoc – Creo que todos nos hemos sentido así alguna vez en nuestras vidas. ¿Por qué la pregunta? – Sin esperar dos segundos, el indicador me confirma que se encuentra escribiendo.
@JDen- Necesito contarte algo, algo que creo que no le puedo contar a las personas que más confió. Porque estoy más que seguro que harán un alboroto al respecto. Y en el poco tiempo que hemos hablado creo que podrías darme una opinión al respecto. – Sus palabras me hacen sonreír y sentirme bien en que confié en mi aún dejando de lado que no sabemos cómo somos físicamente.
@JDoc – Ceo que las únicas cosas que harían alborotarse a las personas en las que más confías es, uno, que hayas matado a alguien. O dos, que te besaras con tu ex. - Bromeo, pero de inmediato lo ultimo me golpea como si hubiera sido una burla de mal gusto hacia mí mismo.

Simplemente Tú (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora