Su jardín estaba lleno de flores muertas.
Su casa estaba llena de flores muertas.
Su vida estaba llena de flores muertas.
Él no lo pidió. Él jamás quizo ser victima del odio de Jung Hoseok. Ni siquiera sabe qué hizo para merecerlo; para merecer una entrega diaria de flores muertas de parte de éste chico.
Le ponía triste; no había nada que odiara más que ver una flor muerta; vida arrebatada. Le recordaba cosas que creyó haber olvidado.
Cuando quizo saber el motivo, Hoseok sólo se encogió de hombros. "Sólo te enviaré flores vivas el día de tu muerte, Kim Seokjin." Pronunció con simpleza, como si con eso no fuera a lastimar sus sentimientos.
—Pero claro que no le importa.-se dijo secándose las lágrimas mientras sostenía el ramo recién llegado.—Se encagará de recordarme la muerte hasta que la mía llegue.