Looking for the lost

Prologo

 

Estaba desorientada, acababa de despertar en un lugar desconocido, particularmente estresante, todo era blanco y no tenía ventanas. ¿Qué estaba haciendo aquí? Todo era confuso en mi mente, recordaba ruido mucho ruido, sirenas tal vez y un hombre gritando.

Lentamente me incorpore, buscaba algún indicio de una salida en las paredes, había una puerta, si, obviamente cerrada. Mi cabeza daba vueltas, dolía, mucho, recostada contra la pared me fui deslizando hasta caer en el piso y hacerme bolita, el dolor era insoportable, quería irme, salir de este lugar y volver a casa.

Escuche es rechinido de una puerta abrirse y levante mi cabeza, todo seguía borroso, pero pude distinguir a una mujer, monja tal vez y a un hombre curiosamente familiar.

-          ¿Papá? ¿Qué está pasando?– Lo veía y nada seguía claro, el simplemente sonreía, como si esto fuera completamente gracioso – Quiero volver a casa.

-          Vamos cassie, sé que el golpe fue duro, pero debes recordar – Se inclinó ante mí, con una mirada airada llega de egocentrismo y malicia – Recuerda – susurró.

Hice lo que pidió, trate de recordar, pero nada parecía encajar completamente, esfuérzate, me dije mentalmente y como si algo hubiera hecho “Click” en mi mente, todo tomó sentido, yo indagando en su oficina, aquellos documentos de conspiraciones, información de tratos con mafias, y aquel papel donde afirmaba los verdaderos hechos de la tragedia familiar.

-          Tú...tú... – susurre, todo llegaba de golpe a mi mente

Mi papá entrando en la oficina, mi intento de escape, carros siguiéndome, un golpe y una pausa, como si el mundo se hubiera detenido en ese instante, para luego solo escuchar sirenas.

-          Tú los mataste, fuiste tú – El miedo, se fue apoderando de todo mi cuerpo, al mismo tiempo que retrocedía, no podía ser cierto.

-          Ya me estaba preocupando – otra sonrisa, quería partirle la cara, era increíble como todas tus conceptos de una persona pueden desaparecer en segundos –Comprenderás que tu nunca debiste encontrar eso, desafortunadamente tendré que sacarte del camino; pequeña Cassandra siempre te gusto desobedecer, mira hasta donde te trajo eso.

 

-          ¿De qué hablas? – Cada célula de cuerpo gritaba miedo, estaba segura que iba a morir.

 

-          Tienes suerte mocosa, se dio a conocer que quedaste viva, así que la versión oficial es que estas recuperándote en un centro especializado en traumatismos en Suiza – Sarcasmo, siempre lo usaba para burlarse, aunque en últimamente pensaba que era más para defenderse – No morirás, por lo menos no ahora, estarás internada aquí, el más remoto y extremista manicomio de Suiza, hasta que yo lo decida y luego tendrás una trágica muerte, tal y como tu madre y  hermanos. Hasta luego, hija, espero no tener que saber de ti en unos cuantos años.

Grité y pataleé con todas mis fuerzas pero no pude alcanzarlo, la monja me inyecto alguna clase de líquido que me estaba dormitando,  lo vi salir, riéndose y en ese momento comprendí, que no todo estaba perdido, me había dejado vivir y se iba a arrepentir de eso.