𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐌𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐀𝐦𝐢𝐠𝐨

Capitulo 118

Mukuro: -después del largo entrenamiento se escapa rápidamente hacia las cabañas de los jóvenes mayores-

Tsuna: -suspira mientras se estira en la cama- Ese entrenamiento estiro hasta lo que desconocía -dice aliviado-

Hayato: -le baja una gota por la nuca mientras se acuesta en el suelo- Décimo, no sé como puede estar tan fresco y tranquilo

Tsuna: Podría ser costumbre? -susurra mientras estaba acostado boca abajo-

Rei: -suspira con una sonrisa- «Esta vez, el profe fue muy blando»

Hibari: -dormido en la tercera cama de la litera con los brazos cruzados-

Yamamoto: -da una risita mientras se arrodilla estando encima de Hayato-

Hayato: -se sorprende- Wua! Que haces?! Tengo dolores, sabes?!

Yamamoto: Ma, ma -sonríe comenzando a masajear la espalda de Hayato usando un poco de sus llamas de la lluvia. Ya que hace poco descubrió que podía calmar a las personas-

Hayato: -comienza a sentir que su cuerpo se relajaba y sentía alivio comenzando a calmarse-

Yamamoto: -sonríe satisfecho- Así esta mejor

Ryohei: Esta entrenamiento estaba al extremo -dice emocionado mientras se acercaba un poco a Hayato y transfiere sus llamas del sol curando los dolores-

Yamamoto: -asiente agradecido mientras seguía el masaje-

Ryohei: -muestra un pulgar y se acerca a la litera, sube un poco a las escaleras mirando hacia la cama de Hibari- «Espero que el prefecto no se moleste» -cuidadosamente acerca su dedo hasta tocar la planta del pie ligeramente-

Hibari: -frunce un poco el ceño pero sigue dormido-

Ryohei: -transfiere un poco de sus llamas y baja rápidamente de la litera suspirando aliviado- «Misión cumplida» -mira por todos lados- Y Mukuro?

Rei: Escapó un momento, pronto volverá -dice despreocupado-

Tsuna: Por qué escapó? -alza una ceja curioso-

Rei: -alza los hombros y se acuesta al lado de Tsuna-

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Mukuro: -entra a una cabaña viendo a jóvenes un poco más mayores- Hermanos mayores

-mira hacia la puerta viendo a Mukuro- Mm? Que deseas chico? -mira hacia otro lado mostrando lo cansado que estaba como sus compañeros de cabaña-

Mukuro: Solo deseo hacer una preguntas, nada más necesito eso -dice mientras se sienta en el suelo mirando a todos-

-lo mira de reojo extrañado- Como qué?

Mukuro: Es sobre una persona de la cual hablan mucho, me doy a entender? -los mira inexpresivo-

-abre los ojos como platos- Hablas de él? Sabes de eso?

Mukuro: Solo lo escuche de casualidad, esta mal? -dice extrañado de su reacción-

-tuerce sus labios mientras mostraba una sonrisa amarga- Entonces a sido eso -seca el sudor que estaba en su nariz y suspira triste- Ese hombre... -da una risita- No era sencillo pero respetable

Mukuro: -sonríe levemente- Deseaba saber como era y que hacia, solo eso

Era imparable -se levanta de la cama y se sienta-

Mukuro: -mira al otro joven que comenzó a hablar-

Era un hombre con una voluntad imparable, hacia lo que los demás no podían -sonríe nostálgico-

Era como una figura poderosa a seguir, siempre estaba ahí para alentarnos -une sus manos con una leve sonrisa-

-toma un paño de agua y se pone la en la frente estando acostado en la segunda cama de la litera de la derecha- Me acuerdo una vez que cuando un maestro nos puso en una prueba de vida o muerte. Todos nosotros comenzamos a temer por nuestras vida. Pero él... -sonríe levemente- Pero el se paro frente a todos mirando hacia adelante y dijo "Si ustedes temen a la muerte, entonces están muertos en vida. Ya que no saben que es vivir"

-da una risita- Si, a todos nos hizo reaccionar esas palabras. Desde ahí, él nos convirtió en lo que somos ahora

Mukuro: -miraba sorprendido hacia las literas al ver como esos jóvenes comenzaban a hablar un poco animados a casa segundo-

Pero también era un hombre de temer, además de ser un lobo dispuesto a morir, también era muy astuto. Con pocos recursos y pocos hombres, derivaba ejércitos, no importa que tuvieran -recoge sus piernas y las cruza-

-mira de reojo a Mukuro- Así es, era un hombre valiente, astuto, imponente y respetable. Un líder a seguir incluso después de la muerte

Fue trágico para todos nosotros al saber que murió -dice triste-

Si, todos nosotros hicimos un lugar en memoria de él -asiente triste- Cada vez que se acerca los días lluviosos, vamos a ese lugar

Mukuro: Ninguno de ustedes tiene una foto para ver su rostro? -ladea su cabeza fingiendo curiosidad-

Desearíamos tener al menos una, pero ni eso tenemos. También hemos deseado que alguien tuviera llamas de la niebla para al menos nosotros cumplir el único deseo de verlo por última vez -dice frustrado-

Mukuro: -sonríe disimuladamente- Tengo llamas de la niebla, podría ayudar

De verdad? Pero no sabes como realmente es -vuelve a decaer su animo-

Mukuro: Con tal de que me pasen una pizca de sus llamas con la memoria de el, puedo hacerlo

-comienza a pensar de esa posibilidad, también ve la cara pensativa de todos sus compañeros-

No perdemos nada en intentarlo -dice rápidamente y extiende su mano con un poco de sus llamas-

Mukuro: -toma la llama recibiendo algunas memorias del campo de batalla que tuvo con su extrañado amigo- «Así que estuviste en esas batallas, eh?» -no puede evitar sentir tristeza y comienza en activar sus llamas-

-se sorprende junto a los demás al ver que su apreciado amigo y líder a seguir estaba frente a ellos. Solo que un poco más adulto, a la edad que se supone que tendría con ellos-

-sonríe gentil a su antiguos amigos y dice adiós con la mano- Cuídense mis amigos, lamento no haberme despedido apropiadamente -sonríe triste- Sigan avanzando, mientras este en su corazones. Seguiré vivo aunque no está físicamente aquí -dice y comienza a desaparecer-

-sonríe con lágrimas al igual que sus amigos al ver ese mensaje de su difunto amigo. Ve que desaparece completamente y mira a Mukuro- Muchas gracias -limpia sus lágrimas-

Mukuro: -sonríe levemente mientras se levanta- No es nada, solo cumplí un deseo de ustedes -camina hacia la puerta y los mira de reojo- Hasta luego, hermanos mayores -sale de la cabaña y se dirige a la cabaña de los Vongola- «Bien, ya cumplí lo que él quería» -suspira y sonríe- «Pero hice algunos frutos en saber de su pasado»