Perdón

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El mundo de Regina se detuvo en aquel momento. Nunca su corazón había latido tan desacompasadamente en su pecho, jamás en la vida había sentido su respiración fallar tanto que pareciera que su pecho iba a estallar en cualquier momento, de tal ardor que sentía. Todo giraba a su alrededor y sintió que podría desmayarse allí mismo, en los brazos de Emma, y ahí permanecer para siempre...sencillamente no estaba creyendo lo que escuchaba...¿Emma la amaba?

Al ver que Regina nada decía y viendo que empezaba a empalidecer, Emma se desesperó y la agarró por los hombros, sacudiéndola con fuerza. Miró hondamente a la morena a los ojos, afligida.

-¿Regina? ¡Di algo! ¡Regina!- levantó más la voz

-¿Cómo?- la más vieja parecía volver del estado de shock. Miró a Emma, aturdida.

-Estás pálida, y helada...¡perdóname! ¿Te he dejado yo así? ¿Dije algo equivocado? ¡Ay, Dios mío...!

Poco a poco, lentamente, la morena fue volviendo en sí y, con lágrimas iluminando sus ojos y una sonrisa ancha, respondió

-¡Lo único que has hecho ha sido...darme el día más feliz de mi vida!- Regina no cabía en sí de felicidad. No contuvo más las lágrimas y Emma, emocionada, sonrió dulcemente, abrazándola fuerte -¿Me amas? ¿Soy correspondida?- la alcaldesa dijo entre sollozos, agarrándose con las dos manos a la chaqueta roja de Emma, como si la rubia fuera algo extremadamente valioso que no podía dejar escapar. Y para Regina así era.

-Sí, Regina...lo eres...- la rubia besó sus cabellos, acariciándolos. Hablaba cerca de su oído haciendo estremecer todo el cuerpo de la alcaldesa -¡Te amo, Regina! Te amo mucho, y solo me he dado cuenta de este amor tan grande que sentía por ti cuando comenzaste a alejarte debido a mi comportamiento cerca de Killian...- cogió el rostro de la morena con las dos manos clavando sus ojos verdes en los castaños, los cuatro húmedos y llenos de pasión que sentían una por la otra –Este amor ya estaba ahí, enjaulado dentro de mí, y no me daba cuenta, y por miedo y dudas lo dejé preso ahí...solo cuando comencé a sentir tu ausencia de una manera algo diferente, es que me fui dando cuenta...de que no sentía solo la ausencia de mi amiga, era mucho más, era algo mucho mayor y más allá de lo que imaginaba que era...estar sin ti, verte cada vez más alejada de mí era como si me faltara un pedazo de mí misma, de mi corazón...perdóname por haber estado tan confusa y perdida, y haber tardado tanto en aceptar esto...podía habernos evitado tanto sufrimiento innecesario para las dos...

-Te entiendo...yo jamás imaginé que tendría alguna posibilidad...por eso, desde que empecé a tener sentimientos diferentes por ti, me cerré, me resguardé...mi diario fue una manera de abrirme, una clase de refugio para evitar ahogarme en sentimientos tan profundos hasta el punto de sofocarme...no te disculpes, pues también yo nunca he hablado a las claras contigo de todo lo que empecé a sentir...nunca imaginé que tú...

-Ni yo...- confesó –Mira, tengo que decirte la verdad...en mi vida ya he tenido algunas relaciones con mujeres y ya me he acostado con algunas, pero nunca me imaginé en una relación seria con ninguna, porque mi preferencia siempre fueron los hombres...pero contigo es diferente...y descubrir esos sentimientos más intensos por ti, siendo yo también mujer y también debido a nuestro pasado en común, hizo que me sintiera muy confusa, me dio miedo, me dio recelo, tuve mucho miedo de mí misma y también de la no aceptación, sobre todo, de mis padres, y...

-Blanca lo sabe...

-¿Qué?- Emma pensó que no había escuchado bien

-Eso que has escuchado...Blanca lo sabe y lo apoya. Ella sospechó de mis sentimientos hacia ti y me preguntó, de sopetón, cuándo iba a reunir el valor y declararme a ti.

Diario de un gran amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora