Wanheda

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Clarke lo había conseguido, lo había vuelto a hacer! Había salvado la vida de sus amigos, de su gente. Había logrado alinear el plato manualmente, enviando la señal necesaria para que su grupo pudiera entrar al anillo del Arca y poder sobrevivir así, al Praimfaya.

Les había visto marcharse mientras ascendía por la torre de satélite. Vio como sus amigos despegaban sin ella. Fue consciente de que no tendría tiempo para volver a tiempo y despegar sin dañar la nave. Sintió una mezcla entre abandono y alivio, al fin y al cabo, sus amigos tendrían la posibilidad de salvarse.

Pero en ésta ocasión, el precio que pagaría por ello, sería totalmente diferente al resto de las veces. Esta vez, sería su propia vida, la que tendría que sacrificar para que ellos, pudieran sobrevivir o al menos tener la oportunidad de intentarlo. Sabía que era lo que debía hacer. Tenía que sacrificarse para que los suyos una vez más, vivieran. 

Clarke sabía que nada más aterrizar en la tierra tuvo que cargar con el peso de coger el control y comenzó a tomar decisiones difíciles, mirando siempre por el bienestar de los suyos. Buscó a Jasper, le curó, le mantuvo con vida mientras estaba herido y el resto quería matarlo. Habló con Anya para intentar pactar una tregua y así, decisión tras decisión, llegó a convertirse en lo que es hoy y sin duda, en lo que mejor se le da hacer.

Es Wanheda, la comandante de la muerte. Había matado a muchos, había vencido en todas sus batallas y su gente, seguía viva. Eso, es lo único que le ha importado siempre. Recordó a todas las personas que tuvo que sacrificar por el bien de los suyos. Cientos de guerreros Trikru, Mount Weather, Lexa, Wonkru. Lexa... recordó con lágrimas en los ojos.

"Ai gonplei ste odon" fue lo que pronunció antes de subir a la torre y lograr alinear la señal. Al segundo de haberlo conseguido, se dio cuenta de que la ola mortal se acercaba ferozmente y de que estaba a punto de arrasarla. A sí que bajó de la torre de satélite lo más rápido que pudo y comenzó a correr, con la esperanza de llegar al búnker antes de que la ola, la engullera por completo. De pronto, resbaló golpeándose al caer "crash". ¡Oh, no! Pensó y al levantarse, pudo ver muy a su pesar, como el cristal del casco se había rajado y además tenía un orificio en la parte izquierda, a la altura de su mejilla. ¡No, no, no! Exclamó al echarse a correr de nuevo, mientras tapaba con su mano el agujero del casco.

Logró llegar al búnker antes de que la gran ola mortal la envolviera. Pero ya era tarde, su cuerpo había absorbido demasiada radiación, por culpa de la abertura del casco. Se lo quitó rápidamente mientras llegaba a la sala de operaciones. Daba profundas bocanadas de aire, le costaba mucho respirar y estaba exhausta. Había corrido con todas sus ganas y empezaba a notar como su cuerpo dejaba de obedecerle. Cayó al suelo, era incapaz de introducir el aire que intentaba inhalar en sus pulmones. Sentía cada herida y un fuerte dolor, recorría todo su cuerpo ulceroso, a causa de la radiación.

Sabía que iba a morir. Que ésta vez, sí que había llegado su final. Al comprenderlo, comenzó a reír agónicamente y haciendo uso de las pocas fuerzas que le quedaban, logró decir: - No tengo miedo, la muerte no es el final. Pronto estaré contigo Lexa. -

***

CLARKE

Empiezo a notar una gélida brisa, por fin puedo respirar. De pronto, mi cuerpo se contrae incorporándome, como si estuviese sentada. Comienzo a respirar muy rápido, me noto presa de la desorientación que estoy experimentando ahora mismo. Como si la falta de oxígeno, me estuviera pasando factura.

Me quedo inerte cuando un escalofrío recorre todo mi cuerpo. ¡No puedo creerme lo que estoy viendo! No estoy en el búnker en el que me desmayé, donde creí firmemente que moriría. No logro comprenderlo. ¿Cómo es posible? Debo estar alucinando. Si, debe ser una mala jugada de mi mente a consecuencia de la hipoxia.

YUMI NA TEIK WON SONRAUN AU? (¿Tomarás una vida conmigo?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora