Cap. III "Marcas de dolor"

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[Nathaniel]

Las lágrimas comenzaron a salir mientras estaba sujetado a la camiseta de Castiel, íbamos en su moto, pero yo no podía pensar en nada más que no fuera mi padre, sus toques asquerosos aún lo sentía en mi piel.

Me siento usado, asqueado, triste, enojado.

Ya no quiero esto, quiero dejar de preocuparme, quiero vivir un jodido día normal, sin golpes, sin lágrimas. Quiero un maldito día acostado en mi cama, sin que nadie me moleste. Quiero ser libre.

—Oye rubia —escuché su voz ronca. Alcé la mirada, sus ojos grisáceos me hacían sentir mareado, su mirada era tan intensa que mis sentidos sólo se concentraron en sus ojos, era demasiada intensidad en tan solo una mirada— llegamos.

Vi que su mirada de desviaba a su casa.

Una oleada de nostalgia me recorrió el alma.

Esta era la casa de sus padres, allí vivían sus padres, pero por cuestiones de trabajo, su abuela vivía allí para cuidar del pelirrojo. Yo con tan solo diez años, venía a visitar a Castiel, él se sentía solo sin las presencia de sus padres, algunas veces, en su propio cumpleaños se sentía deprimido, sus padres le mandaban cartas de disculpas y felicitaciones, pero muy pocas veces celebraron el cumpleaños de Castiel junto a él.

Era deprimente, y lo comprendía, yo también deseaba el calor de una madre y de un padre, pero yo de verdad lo anhelaba. Venía aquí a visitar a Castiel, él decía que mi presencia lo hacía feliz.

Con él, me sentía querido. En ese tiempo pensaba "¿Qué mierda me importa que mis padres no me quieran?, tengo a Castiel" lástima que dejé de pensar eso cuando el mismo chico que juró protegerme y nunca dejarme, me dañó y me abandonó por una chica.

Hace mucho tiempo perdí las esperanzas, aprendí a no apegarme a alguien, porque puede irse, sin decir adiós o incluso lastimarme.

Las personas son realmente asquerosas.

Yo soy una persona totalmente asquerosa, nadie puede quererme, yo no nací para ser querido ni para querer, nací para dar pena, nací para ser golpeado, nací para nada.

—Vamos —su voz me llamó la atención. Él ya se había bajado de la moto y tenía los brazos extendidos hacia mi. Me saqué el casco con las manos temblorosas, lo dejé colgado en la manilla del vehículo y me bajé. Pero al poner un pie en el cemento de la vereda, mis piernas me fallaron y el dolor de mi cintura se hizo aún más grande que antes.

Caí al suelo haciendo un sonido seco, todo mi cuerpo me falló, mi energía se fue repentinamente. Me dolía todo, los brazos, mis piernas, mi cabeza, mi cuello.

—¡Nathaniel! —sentí sus manos en mi vientre y yo solo solté un quejido de dolor. Puso su mano en mi espalda y otra debajo de mis rodillas, cargándome y caminando hasta su casa.

Cuando abrió la puerta con algo de dificultad, pude oler el aroma de su casa. Pero en vez de fijarme en la decoración, divisé unas bragas que estaban en el primer escalón de las escaleras. Desvié mi mirada algo incómodo.

¿Había traído a Debrah a su casa?

El enojo se apoderó de mi cuerpo. Ésa chica me quitó a mi mejor amigo de la infancia, si ella no hubiera llegado, si ella no hubiera estado con Castiel, si ella no hubiera existido probablemente Castiel en éstos momentos sería mi amigo, sería todo como antes, sin golpes, sin insultos, sin odio.

Debrah me quitó todo lo que tenía.

Porque sí, Castiel lo era todo para mi. Fue el único y verdadero amigo que tuve, el único que me comprendía, el único que sabía como me sentía, sabía como animarme, sabía como hacerme feliz.

La opresión del pasado [CDM] [Castiel x Nathaniel]Where stories live. Discover now