nuestro pequeño paraíso

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Narra _______

Sabía perfectamente que no iba a ser fácil acostumbrarme a este lugar, la gente tenía un aspecto muy extraño, me daba escalofríos de sólo verlos aunque debía admitir que realmente no había maldad en ninguno de ellos, eran bastante agradables en especial esa enfermera que ya ni me acuerdo de su nombre.

Aún no me encontraba en condiciones de irme pero por suerte tenía a Milo a mi lado, quien diría que al principio me odiaba.
-debes tener hambre, voy a decirle a la enfermera- asentí, la verdad tenía mucha hambre pero tenía miedo de que me pudieran dar. Me relaje por un momento y cerré mis ojos. De un momento a otro empecé a ver diferentes cosas, mi madre caminando por la playa de la mano de mi padre ¿qué es Esto? Parecía como si estuviera soñando pero sabía que estaba más despierta que nunca. Las imágenes siguieron y ahora estaba en un salón, pero se me hacia bastante conocido, después de unos segundos note que se trataba de la casa de los manheim. Mi madre sonreía pero cambio de expresión, ahora estaba aterrada. -______ ¿estas bien?- sentí una mano en mi hombro y abrí los ojos para encontrarme con los bellos ojos de Milo.
-si, sólo estaba descansando un poco- dije lo más tranquila que pude pero realmente me inquietan lo que había pasado ¿esto se repetiría? Esperaba que si. -bien, aquí tienes- puso una bandeja frente a mi, todo parecía normal -¿ocurre algo?- Milo tocó mi hombro con una amplia sonrisa dibujada en sus labios -si, sólo... pensé que la comida sería extraña- Milo no aguanto y empezó a reír a carcajadas -tranquila, somos monstruos pero tampoco- ¿por qué la necesidad de llamarse mounstruo? -deja de llamarte mounstruo- se puso serio para después sentarse a mi lado.
-solo come, se que mueres de hambre- tome la cuchara y empecé a comer, estaba realmente delicioso.
- me dicen que ya puedes irte mañana- voltee a verlo, sus ojos estaban cerrados. Me quedé viendo cada rincón de su rostro ¿cómo podía ser tan perfecto, de un momento a otro abrió sus ojos, quien mi mirada de el rápidamente me ponía nerviosa.
- no te pongas nerviosa- se acercó a mi para pasar sus brazos alrededor de mi cintura - ¿q-que haces?- dije nerviosa -creo que está vez no podrás librarte de lo que te voy a hacer- mi rostro ardió en llamas ¿qué estaba diciendo? -m-milo déjame comer- empezó a reír - ¿a donde iremos?- se sentó en la cama sin quitar sus manos de mi cintura -tenemos una casa aquí, sólo seremos tu y yo- sonreí al igual que el -entonces va a ser divertido- rió para después volver a la posición de hace un momento.

Al otro día...

Estaba nerviosa de salir, pero Milo me hizo sentir un poco más segura al unir nuestras manos. La gente pasaba sin mirarnos. Había diferentes tipos de rostros, unos eran bastante normales mientras que a otros los afirmaban alas, cuernos, colas pintiagudas, escamas, etc. -tranquila, nadie te va a morder excepto yo- me sonroje un poco pero después reí.

Subimos a un auto, después de unas horas llegamos a nuestro destino. Quiero decir que los paisajes eran igual de sombríos que una película de terror, parecía que fuera de noche todo el tiempo y la casa no era la excepción, era realmente grande, estaba pintada toda de negro excepto por los marcos de las ventanas los cuales eran rojos -vaya...- nos adentramos a la casa, era totalmente diferente al exterior. Tenía tonos pastel se veía demasiado angelical - lo único que diré es que mi madre hizo en interior y mi padre el exterior- me causaba ternura que tuvieran gustos tan diferentes - es muy bonita- Milo sonrió -¿donde está mi habitación?- voltee a verlo y el sólo rió
-¿que es tan gracioso?- me tomo De la mano y nos guío a una habiatacion, la puerta era grande, era blanca con detalles en dorado; realmente hermosa.
Sin más Milo abrió la puerta para dejar ver literalmente un paraíso, la cama era amplia, las sábanas parecían seda, tenía un baño completamente blanco y para deslumbrar había un candelabro con cristales brillantes - que hermosa ¿y tu?- sonrió -esta es mi habitacion- ¿enserio? ¿voy a dormir con el? Wow es extraño -bien, para mi desgracias tendré que compartir este paraíso contigo- lo mire con desagrado, solo estaba bromeando quería provocarle un poco - Pues digo lo mismo- se acercó para tomarme de la cintura acercándome a el - este es mi paraíso, pero no por la habitacion si no por el ángel que tengo enfrente- reí nerviosa. Milo empezó a acariciar mi cabello, nuestras respiraciones ya parecían una. Después de unos minutos unió nuestros labios, moviéndonos suavemente haciendo que el calor me invadiera. Fue caminando lentamente para caer en la cama quedando encima de mi -esta vez nada nos va a distraer- susurro en mi odio -eso espero- dije casi gimiendo, no podía creer cuanto necesitaba esto.
Sus manos heladas empezaron a recorrer mi cuerpo, levantando cada una de mis prendas, sus besos húmedos caían en cada extremo de mi cuerpo provocandome suspiros largos. Después de unos minutos ya nos encontrábamos desnudos, nuestros cuerpos chocaban lo cual me provocaba escalofríos - ya quiero hacerte mía- sonreí -¿qué estas esperando?- sentí su cuerpo encima de mi, el calor me invadía de una forma brutal. Milo tomo delicadamente mis caderas - no sabes cuanto te amo ______- sin más entro lentamente en mi haciendo pequeñas embestidas que se fueron volviendo más rápidas y excitantes. Nuestras respiraciones eran cada vez más rápidas, nuestros  gemidos y calor  invadían la habitacion, montando una escena de placer en nuestro pequeño paraíso.

Mysterious Teenager (Milo Manheim y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora