Juego nuevo

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Las respiraciones irregulares llenaron el espacio cerrado. Sunggyu abrió un ojo, su pecho se agitó y sus pupilas se dilataron. Woohyun estaba en un estado similar, dando respiraciones profundas y enojadas. Él no puede lastimarme. "Me han mentido toda la vida", dijo el adolescente, empujando el arma hacia abajo. Choco contra el piso. "Sé cuando me mienten, incluso si no saben que me están mintiendo".

Woohyun mantuvo su expresión neutral, mirando con ojos cautelosos mientras Sunggyu avanzaba valientemente. Detrás de él, hay una fresca bala atrapada en la estantería, el álbum de fotos cayendo al suelo por el impacto. Ninguno presto atención al ruido.

La cara del señor del crimen había estado inmóvil, pero sus ojos estaban llenos de tantas emociones: confusión, ira, aprensión, tal vez un leve rastro de miedo. "No digo que me ames, ni que te guste, pero te preocupas por mí. Ya no soy más un juguete interesante", dijo. El esclavo tomó la mano de Woohyun, pasando la yema de su pulgar sobre el anillo de esqueleto. "Deja de mentirme a mí y a ti mismo".

Ambos estaban en un punto muerto, mirándose a los ojos con pesadumbre. Tanto pasando entre ellos sin hablar, pero no necesitaban palabras para hablarlo.

Uno de ellos tuvo que romper el silencio primero y tenía que ser Woohyun. Necesitaba darse cuenta de que se estaba resquebrajando, su caparazón frío se estaba rompiendo. Tenía que ser él.

Y así fue.

Él se lanzó hacia adelante, una mano jalando de Sunggyu por su cintura y otra ahuecada en su mejilla. Sus ojos se cerraron, agarrando fuertemente al hombre mayor. Sus pechos chocaron, fuegos artificiales explotando vivos en su pecho. Podía sentir la pesada respiración del señor del crimen sobre su piel, haciéndole adquirir piel de gallina

"Uno encuentra interés en algo porque le atrae, y la atracción lo conduce a la afición, y eso lo lleva a preocuparse", susurró, abriendo los ojos. Los de Woohyun estaban oscuros. Sunggyu envolvió con confianza sus dedos en los cabellos oscuros, empujando sus frentes juntas. Tenía una leve esperanza cuando el señor del crimen no lo apartó de inmediato.

"Me dejaste entrar", dijo, tomando suavemente la mejilla del mayor. "Ahora déjame quedarme".

Woohyun agarró su barbilla y levantó su rostro para unir sus labios firmemente. Había una emoción no dicha y palabras fluyendo a través de ellos, pero Sunggyu podía sentir al mayor. Podía sentir su vacilación, su negación y sus paredes tratando de reconstruirse lentamente. Pero el esclavo no lo dejaría.

Iba a descomponerlo pieza por pieza. Destrozaría esas barreras heladas y mostraría al hombre encogido debajo de ellas. Y Sunggyu ya sabía que de alguna manera, Woohyun le haría lo mismo a él.

El señor del crimen lo atrapó, haciéndole revelar sus secretos y sentimientos más profundos.

Porque cada uno era su veneno y antídoto.

En un movimiento audaz, enganchó una de sus piernas alrededor de la cadera de Woohyun. El mayor respondió rápidamente agarrando su muslo y envolviendo ambas extremidades alrededor de su cintura. Sus manos se deslizaron hacia abajo para encontrarse con su trasero. El más joven jadeó, agarrando ambas mejillas del señor del crimen y uniendo sus partes superiores.

"Me gustas", confesó Sunggyu. Vio la forma en que los ojos de Woohyun se dilataban, pero nada más delató su emoción. Verdaderamente, era un hombre frío, pero lentamente se estaba calentando. "Voy a descongelar tu corazón, Nam Woohyun. Lo haré".

El señor del crimen rió entre dientes. "Eres un hombre obstinado", dijo en voz baja. Sunggyu sonrió, asintiendo en acuerdo.

"Entonces deberías saber que tengo la intención de derribar las paredes que has construido a tu alrededor. Y como soy terco, no voy a parar hasta que lo haga".

•Los Pecados del Padre [WooGyu]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora