•Los Pecados del Padre [WooGyu]•

Encuentra a Jae, ¡Ahora!

Sunggyu abrió la puerta de la oficina del señor del crimen y entró tranquilamente. El hombre de cabello oscuro lo miró parpadeando sin comprender. "¿Qué estás haciendo aquí?" lo reflexionó. El adolescente se encogió de hombros y se dejó caer en su silla habitual. Cruzó sus piernas al estilo indio.

"Solo vine de visita", murmuró. "Terminé todos mis quehaceres y esas cosas".

"Supongo. Solo quédate callado", dijo Woohyun, centrándose en su computadora. Sunggyu frunció los labios, pero asintió. Se apoyó en la palma de su mano, mirando en silencio trabajar al mayor, el único sonido era el del teclado y su suave respiración.

Han pasado un par de días desde que comenzó su nuevo juego y hasta el momento, Sunggyu no ha descubierto nada. Lo único que había descubierto era que a Woohyun le gustaba el color negro lo que era dolorosamente obvio, y que le gustaban los libros. De nuevo, demasiado obvio.

Había intentado hacer preguntas más pertinentes como, "¿Por qué le tienes miedo a las arañas?" o "¿Quién era Seohyun para ti?", pero obtuvo respuestas indirectas o ninguna respuesta. Por supuesto, las cosas habían ido un poco mejor entre ellos.

Sunggyu podía dormir en la habitación de Woohyun cuando quería y entrar a su oficina a su antojo, pero este trabajaba particularmente durante el día.

En ocasiones, el señor del crimen se abria un poco, pero sus intentos se cerraban lo suficientemente pronto.

"Estás mirandome".

"Tienes mucho para ver", Sunggyu soltó sin pensar. Sus Mejillas se colorearon al instante que se  dio cuenta de lo que dijo, pero Woohyun solo rió suavemente y continuó centrándose en su trabajo.

El adolescente no estaba seguro de cuánto tiempo permaneció sentado allí, mirando fijamente al hombre de cabello oscuro el cual  trabajaba diligentemente en algo, pero sus ojos estaban empezando a decaer. Gimió, moviendo su cuello mientras el aburrimiento empezaba a afectarlo.

Estaba cansado después de pasar completamente cinco horas fregando todos los baños de la casa, con la ayuda de Irene y Ten.

"Ve a dormir si estás cansado", anunció Woohyun mirando al hombre de cabello claro que intenta no dormirse.

"No", murmuró el más joven. "No quiero".

"Ven aquí entonces", dijo el mayor, curvándo un dedo. Sunggyu bostezó, se levantó de la silla y se acercó al señor del crimen. Woohyun empujó la silla hacia atrás y el esclavo se acurrucó instantáneamente en su regazo. "Quédate quieto."

"Bien", gruñó Sunggyu, descansando su cabeza contra el pecho de Woohyun. El mayor no le hizo caso y siguió trabajando, el adolescente lentamente se estaba quedando dormido. El sutil bombardeo del mayor actuó como una suave canción de cuna para llevarlo a la tierra de los sueños.

Se había dormido, contento y cálido, pero cuando se despertó  tenía frío. Al abrir un ojo, se encontró en la cama de Woohyun, solo. Frunciendo el ceño se quitó el edredón y salió de la habitación. Bajando los escalones, se dirigió a la oficina de Woohyun.

Cuando llegó, la encontró vacía y frunció el ceño. ¿A dónde fue? Recorrió la casa en busca de alguna señal del hombre de pelo oscuro, pero se decepcionó cuando no pudo encontrarlo. "¿ Que estas haciendo?" Sunggyu se giró cuando escuchó una desconocida voz llamarlo.

Era un miembro de la familia, basado en el traje negro y la pistola metida en la cintura de sus pantalones. "Uh, buscando a alguien", murmuró. "Lo siento."

"Se supone que no debes estar aquí abajo", espetó, agarrando a Sunggyu de la parte superior del brazo. El adolescente frunció el ceño, siseando ante su áspero toque . El esclavo fue arrastrado por el pasillo sin mucho respeto, y eso no le gustó ni un poco.