Bad Mommies. [Camren]

2. LJ.

[PDV: Lauren.]

—Mamá. —Sonrió Michael, mi hijo mayor de once años.

—Hola, mi amor.
—Pregunté quitándome las gafas de sol antes de abrazar mi hijo.

—¡Mami! —Grito William, mi hijo menor.

—Hola, mi vida. —Sonreí antes de alzarlo en brazos y besar su mejilla.
—¿Que tal el día?

—Bien, dibujé mucho. —Contestó Will y sonreí.

—Bien, pero el examen de mates me salió fatal.

—¿Como? Pero si estuvimos toda la noche estudiando, Mike, ¿que ha pasado?

—No sé. —Preguntó alzando los hombros, restándole importancia y suspiré antes de subir al coche.
—¿Que le ha pasado al coche?
—Preguntó una vez el motor arrancado.

—Me han dado un golpe está mañana.
—Expliqué y miré por el retrovisor, pero tan solo asintió.

Michael estaba en esa edad en la que todo le daba igual, nada era importante. Los estudios eran tonterías, dar los buenos días o las buenas noches eran inecesariarios, y así una larga lista de cosas. Había llegado a un momento en el que estaba cansada de enseñarle la importancia de las cosas, así que simplemente lo dejaba pasar. Al contrario de mi hijo menor, Will, de seis años. A pesar de su edad parecía más pequeño, era mi pequeño bebé a quién aún le gustaban los mimos de su mamá.

Llegamos en unos minutos a casa, tenia la casa en una larga avenida de Manhattan, pero más alejada del centro, ser famosa tenía sus pros pero muchos contras también. Había contratado la mejor arquitecta de todo Nueva York cuando llegué aquí hace unos quince años atrás, esa mujer fue de la que me enamoré, con la que me casé, y tuve dos preciosos hijos. Pero hace cerca de dos años ahora, decidimos divorciarnos. No hubieron cuernos, nada de maltratos, simplemente dejamos de amarnos. Y supongo que eso es uno de los factores más importante del matrimonio. Dejé el coche en doble fila y uno de los empleados del restaurante se acercó con una agradable sonrisa, le dejé las llaves del coche y vi de reojos como quedaba sorprendido por el estado del coche. Tenía que llevarlo al taller, ya.

—Buenas tardes, familia Jauregui.
—Sonrió el Maître al vernos.
—¿Como siempre?

—Si, Charlie, gracias. —Asentí.

Y nos dirigimos hasta la misma mesa que siempre me tenían preparada, creo que pasaba más tiempo en este restaurante que en la cocina de mi casa, bueno no, era seguro.

—Bien, Mike, quiero que le pongas empeñó a las clases, no tienes cuatro años, ¿vale? —Dije algo seria y él me miró antes de rodar los ojos.
—Y tú pequeñajo, ¿todo bien?

—Sip, no tuve ningúna crisis.
—Sonrió y sonrei a mi turno.

Will tenía asma crónica prácticamente desde que nació, y ahora que estabamos en primavera probablemente tuviera algunas más a menudo.

—¿Vamos a ir con mamá éste finde?
—Preguntó Mike y asentí.

—Si, el viernes después del cole.
—Comenté.

—¿Te gusta la nueva novia de mamá?
—Preguntó Will con total inocencia, y mientras mi ceño se fruncia ví como Mike le golpeaba el costado.

—¿La que de quien? —Pregunté levantando una ceja. —Michael Christopher Jauregui Vives, contéstame ahora mismo.

—Bueno.. Mamá quería contártelo ella, pero como Will no puede callarse nunca. —Dijo mirando a su hermano pequeño.