Bad Mommies. [Camren]

7. El Bosque.

[PDV Camila]

La semana había pasado más lenta de lo normal, pero siempre es así. Cuando quieres que llegué pronto un día parece que su llegada se hace eternamente larga. Y lo era tanto para mi, como para mis hijos quiénes se pasaban las horas muertas en preguntarme cuanto faltaba. Lo único que había hecho de esta semana algo más corta, fueron los desayunos con Lauren cada mañana. El sonido de su risa era casi tan necesario para empezar el día como la cafeína. Podría decir que no sabía lo que me estaba pasando con ella, pero ya no tenía quince años como para usar esa excusa. Las mariposas de mi estómago explotaban solo con verla, mi respiración se volvía agitada cada vez que me sonreía y mi corazón latía mucho más fuerte cuando se acercaba. Me gusta Lauren Jauregui, eso estaba claro, me gustaba una mujer. Lo que no estaba tan claro era si yo a ella también le gustaba, y otro detalle más era lo conocida que era Lauren con su larga lista de conquistas. No es que no quisiera ser una conquista de Lauren, mucho sería ya, sino que no era el mejor momento en mi vida para ser la conquista de nadie.

—¿Habéis recogido el cuarto?
—Pregunté al ver el trío de mi vida espiando por la ventana esperando ansiosos a que llegará Lauren.

—Si, mamá. —Contestó Mia.

—¿Tenéis las maletas delante de la puerta?

—Si, todo listo. —Dijo Daniela.

—¡Ahí está! —Gritó Alex, saltando como loco.

Me levanté del sofá enseguida, apagando la televisión, y si, ahí estaba. Bajando de su coche con una chaqueta de cuero, las gafas de sol que tan bien le sentaban y el pelo alborotado.

Durante un segundo me falto el aire, justo ese segundo en el que levantó sus gafas de sol, movió su pelo a cámara lenta y sonrió.

—Hola. —Dijo sonriendo.

—¡Hola! —Contestaron mis tres pequeños. —Lo tenemos todo listo.
—Sonrió Daniela.

—Genial, pues subiros al coche, Michael y William os están esperando. —Dijo sonriente, antes de coger a Alex al vuelo. —Tú no, pequeñajo.

—¿Porqué no? —Preguntó haciendo una mueca.

—Porque aún eres muy pequeño, ahora te subo yo. ¿Quieres?
—Preguntó y Alex asintió sonriendo.

Sonreí ante la pequeña escena antes de reaccionar y apagar todas las luces, el gas, y todo lo demás. Una vez hecho cogimos las cosas y cerré la casa. Lauren ató Alex en su coche, era impresionante pero si, había alquilado una furgoneta, en realidad un coche extra familiar, para que todos pudieramos ir en el mismo coche. Dice que le recordaba mucho a su infancia y eso de tener que ir separado sería menos gracioso. Así que ahí estabamos, en un coche extra grande, con música pop de fondo, las risas de Daniela, Will y Alex, y las conversaciones de mayores que tenían Mia y Mike.

—¿Estás bien? —Preguntó rozando con la palma de su mano mi muslo, y si, sentí el calor subir hasta mi pecho.

—Si, creo que soy feliz. —Dije, antes de arrepentirme por decir tal gilipollez.

—¿De verdad? —Preguntó ilusionada, y sonreí.

—Si.

—Pues, conocerte sin duda me ha cambiado la vida, Camila. —Dijo mirándome fijamente a los ojos, pero muy fijamente tanto que ya no estaba mirando la carretera.

—Lauren, ¡mira la carretera! —Grité enseguida, antes de arrepentirme de nuevo por mi estupidez.

—El semáforo está en rojo. —Dijo con una fina risa.