Capítulo 3. Con calma
- Que sí.
- Que no.
- Que te digo yo que sí, pesado, ¿o es que acaso no te fías de tu propia novia?
- No es que no me fíe, es que es imposible lo que estás intentando hacer. ¿Me ayudas, hermano?
- A mí no me metas, que yo ya tengo suficiente con Anahí como para meterme ahora en vuestra discusión, por mucha razón que tengas y mucha capacidad que tenga Dani para joderte - rebate Charlie, mientras lee una revista del avión y acomoda a Anahí, quien está dormida, en su hombro.
- Chhss, usted, el que no se fía de su novia, mire la pantalla de la tablet un momento.
Y con esto consigo joder un poco más a Demon. Estamos en el avión, yendo a Los Ángeles, nuestro próximo destino, después de hacer una escala y, claro, el aburrimiento es un poquito grande, es por eso que Demon y yo estamos jugando con los juegos que descargué antes de salir de casa para distraernos un poco, aunque lo único que estoy consiguiendo es traerlo de cabeza, porque la mayoría de las veces que hemos jugado al Piano Tiles 2 le gano y siempre quiere la revancha.
- ¡Qué hija de...!
- ¡No insultes a tu suegra, que ahora mismo es santa! - le recrimino, golpeandole en un brazo, mitad broma, mitad bronca.
- Ya sabes que os quiero mucho a las dos - dice, mientras me abraza como puede y baja a mi oído - Pero, recuerda que, tarde o temprano, tendré mi revancha.
Y, tras lo dicho, me lame... Espera... Me lame la oreja. ¡Me lamió toda la oreja el muy guarro!
-¡Uhh, Demon Crawford, acabas de firmar tu sentencia de muerte! - le amenazo, a la vez que le pellizco dos veces en el brazo, con cara de enfada y media en broma.
- ¡Oh, venga, Daniela, no es para tanto! - regate él.
Y así nos pegamos el resto del viaje. Supongo que las azafatas nos cogieron asco después de eso por la cara con la que nos miraron cuando salimos del avión. ¿Qué puedo decir en mi defensa, si el chico que tengo como novio me desquicia a ratos?
-¿Crees que le caemos mal a las azafatas que estuvieron con nosotros durante el vuelo? - me pregunta César, al oído.
- ¿Tú qué crees? Y más a la del pañuelo rojo. No dejaba de mirarme con cara de mala leche.
- Eso era porque no ha mojado en semanas - se burla Alex, por lo que se gana una palmada en la nuca de cada uno de nosotros, seguida por una queja - Oigan, ¿qué he hecho ahora?
- Mucho, querido hermano, mucho - suspira Anahí, arrastrando su maleta.
Nos habíamos pasado las últimas dos semanas en Maspalomas, disfrutando de las playas, el sol y las fiestas, hasta hoy, que nos vinimos a Los Ángeles, a pasar un par de semanas entre conciertos, playas y tiendas.
Habíamos comprado tickets para los conciertos de Charlie Puth y Hailee Steinfield y de Ed Sheeran, y de paso compramos entradas para los dos fin de semanas del festival de Coachella, al igual que el resto del grupo de baile y algunos de la orquesta de la universidad y así pasar unos días de diversión todos juntos.
Llegamos al hotel en el que habíamos reservado las habitaciones, el cual estaba a pocos minutos del centro y que tenía piscina, wifi gratis y los animales están permitidos.
En las semanas que estuvimos en Los Ángeles aprovechamos para quedar con bailarines de distintos grupos que conocíamos ya de hacía algún tiempo y montamos algunas coreografías entre risas, bromas y alguna que otra fiesta.
ESTÁS LEYENDO
El Boxeador y la Bailarina... ¿Boxeadora? 2ºLibro
RomanceSegundo libro del boxeador y la bailarina boxeadora. Nuevas disputas, amistades y pasiones, pero cien veces más intensas. ¿Seguirán juntos? ¿Alguien dejará su carrera?