3 Amigos

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Las nubes cubrían el cielo ese día y era lo mejor que pudo haber pasado, iríamos a escalar la montaña cercana para hacer un poco de ejercicio y alejarnos de la ciudad.
Thomás y César  ya habían pedido el taxi para dejarnos en las faldas de la montaña. Hicimos alrededor de 15 minutos de camino hasta el lugar y empezamos nuestra excursión.

Llegamos a la punta y nos sentíamos unos ganadores, bajamos rápidamente antes de que oscureciera, estábamos a 15 minutos de llegar a tierra firme, pero decidimos admirar el paisaje del atardecer.

Nos sentamos para descansar un poco.

-Ahora si, disfrutaré a gusto el atardecer- decía Tomás mientras sacaba un cigarro de marihuana. Saco otros 2,se lo ofreció a Cesar que lo acepto igual que yo.

Escuchamos como unas ramas se movían, pensamos que podría ser algún animal pero al ver con exactitud.
Había un hombre alto, moreno, corpulento, en sus ojos había enojo.
Tenía en aspecto de un indio nativo, parecía sacado de una película, en sus manos llevaba una daga, comenzó  a acercarse y sabía que algo no estaba bien una alerta se instaló en mi cuerpo con la rabadilla de mis ojos mire a mis amigos y se encontraban igual de sorprendidos que yo.

Baje lo más rápido que pude de ese lugar, sentía los pesados pasos detrás de mi de aquel nativo, más no tenía la mínima intención de voltear a ver.

Al llegar a la orilla de la montaña, seguimos un par de metros alejándonos, al fin pude voltear y el se encontraba detrás de unos arbustos observándonos, como cuidando aquella montaña.

Seguimos nuestro camino sin emitir una sola palabra, queríamos pensar que todo era una mala jugada de nuestras mentes en combinación  con las drogas, metros antes de llegar a la carretera más cercana una viejecita se atravesó en nuestro camino.

-están pálidos- río a lo bajo- no deberían andar en está montaña tan tarde.

-Jamas volveremos a venir- respondió César, tembloroso

-¿Qué fue lo que vieron? -pregunto aquella mujer, como si algo conociese.
Thomás  le narró todo en menos de cinco minutos pues yo aún no podía emitir palabra, ella nos miro como si algo muy malo hubiera pasado.

- No debieron haberlo visto- dijo ella con completa seriedad en sus palabras- ese viejo indio cuida la montaña.. cuenta la historia que cuando colonizaron la ciudad, la comunidad  nativa fue víctima de atrocidades, terminaron escondiéndose en la montaña ahí murieron la mayoría de ellos, más su espíritu siempre está ahí, sin descanso protegiendo a la comunidad, a su familia. El verlo es una maldición, en menos de siete días uno de los tres  morirá...

Yo seguía escuchando y viendo a esa mujer, mientras César me jalaba para irnos, mientras gritaba que todo era una locura.

Fueron los días más largos de mi vida, no creía en supersticiones pero todos esos recuerdos me dejaban helados.
Habían pasado los siete días cuando quedamos de ir a un restaurante de la ciudad para celebrar el cumpleaños de César y después iríamos a un pub.

César y yo llegamos juntos al lugar Thomas ya se encontraba ahí, bebiendo una cerveza, estábamos a 3 metros de su mesa cuando el grito a la nada.

-Maldito indio, vete a tu maldita montaña- grito enfurecido.

En una fracción de segundos un camión perdió el control y chocó contra los ventanales del lugar justo donde Thomas se encontraba sentado.
Quedó prensado con el vehículo y con la pared del lugar, su cuerpo se partió en dos, la muerte fue instantánea, escupía sangre por su boca y sus intestinos quedaron por todo el lugar

Mientras mi mente me decía :
Te salvaste...

Sin Culpa (Mente Perversa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora