Sin Culpa (Mente Perversa)

Dama de compañia

La noche estaba entrando, y yo me terminaba de arreglar. Ese día ya lo tenía agendado.

Me habían comentado que se trataba de una fiesta donde tenía sólo que bailar y poner ambiente al lugar, tal vez como cualquier otro cliente tendría que acostarme con uno de ellos por un par de pesos pero eso solo sucedería al final de la noche.
Si, esa era yo Una Dama de Compañía, o cualquier otro término que ellos decidieran darme "escort" "prostiuta", como más fácil se les hiciera, ellos pagaban, ellos tenían la razón. Así era esto. 
La vida era dura y no tuve más elección que vender mi cuerpo, pensaba mientras me miraba al espejo.

Llegué a la casa donde había sido contratada, un tipo alto corpulento pronto me dio una fuerte bebida cuando apenas entre, baile toda la noche con un par de hombres. Había un hombre en especial con unos ojos perturbantes que me miraba a lo lejos pero nunca hizo intento alguno por acercarse, era esa mirada morbosa con la que te ven los hombres y ya saben lo que quieren. Llego un hombre, viejo , con olor a cerveza, orina y sudor.
Me invitó va bailar a lo cual tuve que aceptar pues era mi trabajo esa noche.

Me habían pagado sólo para pasar un rato con los invitados esa noche no habían pagado por mi cuerpo para nada sexual.
Lucas me había contratado en varias  ocasiones para diferentes tipos de eventos, lo había visto al principio del evento pero ya habian pasado algunas hora y no se encontraba  por ningún lado.
Era sabido que todo aquellos hombres del lugar eran mafiosos, así que siempre había que estar alerta.

El tipo oloroso me pidió subir con el a un cuarto.

- Me encantaría estar con usted, pero está noche sólo me pagaron por ambientar la fiesta le expliqué, yo no pretendía brindar servicios gratuitos y menos con hombres tan asquerosos - tal vez con un poco de dinero podamos solucionar esto.

-Maldita perra, tu harás lo que yo te diga- decía mientras me jalaba del brazo.

- Me está lastimado- me queje, mientras trataba de soltarme de su agarre- porfavor suélteme.

Estaba muy ebrio me tomó del cabello, me arrastro hasta una habitación, nadie hizo nada por mi, mas sin embargo los pocos invitados que quedaban nos miraban con atención.
Dentro de la habitación se encontraba el hombre con los ojos perturbantes, acompañado de otro hombre alto flaco y sin chiste alguno, el otro era gordo moreno y con facciones toscas, el me que jalaba también era obeso con dientes amarillos y aspecto asqueroso.

-Esta puta no quería estar con nostros-grito molesto- nos desprecia.

Con  su mano aún en mi cabello me acerco hacía el para besarme, quise escapar pero no me lo permitieron.
Comenzó a desvestirme mientras los otros lo alentaban, bajo mis bragas y sólo subió un poco mi vestido. Introdujo todo su miembro en mi y aunque era una miseria tan pequeña lo que tenia, la impotencia de tomarme sin consentimiento era desgarradora. Me violaba mientras que el flaco, saco su miembro y me lo introdujo en mi boca, me comenzaron a golpear, sabía que esto se estaba saliendo de control así que no traté de poner resistencia para que sacarán sus deseos y me dejarán ir.
La situación se fue tornando un poco más brusca, sacaron un arma y me empezaron a decir que la introdujera en mi boca.

El miedo comenzó a recorrer mi cuerpo, no lo quería hacer estaba entre el hilo de la vida y la muerte, sólo con que jalaran el gatillo me matarían. Trate de resistir pero me hicieron tragarla por la fuerza, la movían adentro y afuera.

-A la zorra no le gustan las armas- dijo el de los ojos perturbadores, se rió de forma macabra e introdujo otra arma por mi ano, desgarrandolo.
Sacaron el arma de mi boca y me pateo la cara- No eres nada.

Me violaron y golpearon los tres hombres,  mi cuerpo estaba dejando de sentir todo el dolor de un principio, quería que todo esa mierda terminara, uno de ellos me tomó por el cabello y golpeó mi cabeza contra la pared, sentí la sangre correr por mi cara.

Tenían un pequeño aparato con el que  me proporcionaban un poco de corriente eléctrica para que no me quedará inconsciente.
Sentía que mi cuerpo ya no resistía.

-Ya acaben con esto- suplique pero el que estaba frente a mí me dio un fuerte golpe en la cara y quede inconsciente.

Cuando abrí los ojos nuevamente  ellos seguían encima de mi, esto era un tortura, nadie escuchaba mis gritos, uno de ellos terminó de correrse en mi vagina, no sabía cual de los tres era pues ya no los alcanzaba a reconocer.

-Ya despertó, la perra- dijo uno de ellos- Démosle lo que quería, quiere  que esto termine.

Metieron de nuevo un arma en mi boca y en mi ano, su maldita sonrisa dejó salir sus amarillos dientes y vi cuando posó su dedo en el gatillo.
Ese maldito panorama sería lo último que vería.

Jalo el gatillo y todo mi mundo quedó  en negro, ya no había nada más .

Esta era la vida de una dama de compañía, por dinero las personas tenemos que hacer sacrificios no ha todos nos toca vivir una gran vida. Esta noche no fue la mía, perdí más de lo que gane, pero esto no terminaría aqui...