One Shots Mevie

A Través De Mi Memoria (2/?)

Capítulo 2

11 años después ...

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A mediados de diciembre blancas olas moteadas de color púrpura como los zapatos de Mal crujieron a través de la nieve. Hizo una nota mental para robar un par mejor, preferiblemente botas, lo cual fue más fácil decirlo que hacerlo cuando la mayoría de los ciudadanos de Auradon solo tenían un par a su nombre, para empezar. Robar zapatos que se usaban actualmente no era una tarea sencilla.

No es imposible, simplemente no es simple.

Las calles de la ciudad estaban llenas hasta el borde en esta hora de la mañana, Mal tuvo que empujar bruscamente entre la multitud mientras caminaba pesadamente por delante de un almacén en el camino hacia el mercado. Y flotando desde el interior del edificio justo a su izquierda, sus orejas se pincharon con el sonido de algo, algo difícil de distinguir al principio que rápidamente se integraba en los sonidos de la música y una melodía.

"... Aquí vamos," Mal suspiró, tirando del cuello de su chaqueta más fuerte alrededor de su cuello.

Al percibir claramente que venía, la música llegó a su punto más alto, una masa de trabajadores salió del almacén y todos en la calle parecieron reunirse para cantar.

"La ciudad real es sombría".

"¡La ciudad real es sombría!"

"La reina Elsa se congelaría de pie aquí toda la semana".

"Porque desde que fuimos invadidos, nuestras vidas han sido tan grises".

"¡Gracias a Dios por los chismes que nos hacen pasar el día! ¡Oye!"

"¿Has oído, el rumor está aquí en Cinderellasburg!"

"¿Has oído lo que dicen en la calle?"

Mal se metió en un callejón, tomó un atajo y salió directamente al mercado, arrebatando una manzana a una anciana que vendía en una canasta y corriendo a toda velocidad sin un solo cuidado.

"Aunque el rey no sobrevivió, una hija todavía puede estar viva".

"¡La princesa real Evie!"

"... Pero por favor no repita".

Ella esquivó hábilmente a los otros vendedores ambulantes del mercado prácticamente persiguiéndola en un esfuerzo por hacer una moneda o dos, esquivando un puesto aquí, desapareciendo en una gran muchedumbre allí, arrojando una bola de nieve a un hombre que empujaba relojes a otra parte.

Llegó a un puesto de mercado que era más bien una casucha diminuta, que parecía buscarlo en particular antes de golpear con los nudillos la madera de la puerta.

"¡Arrendajo!" Ella susurró.

La puerta se abrió apenas un poco, lo suficiente para que Mal viera la cara del chico alto con su largo cabello suelto sobre sus hombros, y cuando él a su vez vio que era ella, abrió la puerta de par en par y rápidamente salió de la choza.