Baje y mis padres no estaban, ellos colaboraban en la iglesia los sábados preparándola para las misas de los domingos, por mi parte nunca fui amante de ir a la iglesia, baje a la cocina y comí todo lo que pude moría de hambre.
Me senté en la sala y me sentía relajada, vi por el ventanal de la casa a Trevón salir de la suya y marcharse en su patineta. ¿Está mal espiar a personas como él? No lo creo, el sube a mi habitación, por qué no subir a la de el... Pero la diferencia es que cuando el sube yo estoy.
Subiré.
Salí y mire a todos lados no había "nadie" me fui a la parte de atrás de su casa y subí por más pequeñas escaleras que tienen estas casas para ver las antenas, su casa era igual a la mía, había una ventana que estaba cerrada pero no tenia seguros, la abrí, olía a libros viejos, estaba pintada de amarillo más viejo aún y la luz entraba tenue.
Camine por medio de la habitación hasta la puerta, me asome en el pasillo y escuché voces como si tuvieran alguna conversación, ubique su cuarto y me fui en puntillas, abrí la puerta rápido y la cerré a mi espalda.
A continuación vi algo que no me iba a esperar.
La habitación varonil más ordenada del mundo, era genial, yo no saliera de mi casa con una habitación así, tenía una cómoda cama, una consola de videojuegos, un equipo de sonido tres veces el tamaño del mío y lo mejor, aparte de él rico olor, nuestras habitaciones tienen el closet en la pared, bueno, esa pared era toda de espejos, super DI—VI—NO. Me imaginé muchas cosas que el haría con eso, conociendo al personaje. Vi mi habitación desde aquí y nos imaginé sentados como la otra noche.
Abrir la puerta rápido y antes de cerrarla choque con una joven, de unos veintitantos y me asuste.
— ¿Buscabas el baño?— dijo en tono odioso.
— Si eso creo.
— Es por aqui— me tomo del brazo y me llevo por varios pasillos.
— No eres la primera que se pierde en esta casa. Es ese— señaló una puerta.
— Gracias, disculpa la molestia.
Entre y olía a rosas, aproveche de usarlo y planifique mi huida. Lo que tendría que pasar era: salir del baño, asomarme para que nadie me viera y correr hasta la puerta. ¡Perfecto! . Lo que pasó fue que: tocaron la puerta.
— ¿Amigo estás ahí? — tocó repetidas veces— Sal necesito entrar urgente.
Baje el retrete, y abrí la puerta con la cabeza gacha, no le vi la cara. Se calló y enseguida entro al baño no presto mucha atención. Mire y en el pasillo junto a las escaleras no había nadie. Mi plan marchaba perfecto igual.
— Hey querida— dijo una dulce voz que me hizo voltear tan rápido como pude.— ¿tan rápido te vas?
— Si— vi a una señora obesa, no es por criticar pero creo que caminaba poco porque a su lado tenía un bastón, era blanca, su cabello le llegaba hasta la cintura aproximadamente, negro y tenía una camisa muy llamativa.
— ¿Usted es? Disculpe es que no la conozco.
— No, no lo creo, casi no salgo de aquí— dijo con una sonrisa en la cara— Pero si he escuchado mucho de ti... Siéntate.
Le obedecí.
— ¿Quieres té, agua, algo para tomar? ¿Pan?
— Con el té está bien gracias. — la chica que me había llevado al baño me dio el té.
— ¿Cual es su nombre?
— Mi nombre Kara, es Liz — tomo de su té y se recostó de la silla.
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·UNTITLED· (EN EDICIÓN)
HumorElla no es una chica buena, pero tampoco es mala. El... bueno el es un desastre de persona, pero si es bueno. Ella lo odia, tanto como el a ella, a los ojos de los demás... ¿pero a los ojos de ellos mismos? ¿los verdaderos enemigos se odia? ·UNTITLE...