Objetivo: La Cueva Congelada

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No podia creer lo perdido que seguia en estos glaciares gigantes de hielo, el frío cubría todo mi cuerpo y no podía ver nada más lejos que la distancia de mis ojos a mis manos.

La tundra se volvía cada vez más grande y espesa tanto que a ratos sentía que tragaba nieve en lugar de respirar, debía seguir caminando muchos kilómetros más para llegar recién a la entrada de la cueva y no se cuántos pasadisos tendrá está adentro así que debía tener paciencia.

Me sentía muy presionado, no sólo mi abuelo dependía de mi sino que todos a los que conozco, la falta de agua y energía que hay en mi pueblo pesa sobre mis hombros por ser el único con un título grado seis, no es como sí yo desearía haber sido un mago de nacimiento y no uno artificial pero así se dio, y al parecer mi magia era lo bastante buena como para obtener permiso a viajes lejanos, cosa con la cual sólo sueñan algunos en mi pueblo, en este mundo cruel y de magia libre y drástica la mínima cosa te puede asesinar sí sabe más de magia que tú, y por cosa me refiero desde la mínima hormiga hasta el animal más gigante todo absolutamente todo quedó imbuido por magia, la sabiduría es poder y yo no soy sabio, pero tampoco soy idiota me se defender, supongo que por eso también decidieron enviarme sólo.

De no ser por la mágicita de fuego que mi abuelo me regaló no abría logrado dar ni dos pasos dentro de está tundra helada ya que está me proporcionó el calor y la resistencia al frío que me hacia mucha falta, tan sólo unas noches atrás en el bosque, allí era frío pero sólo de noche y en el día los moskitos y mantricoras se alejaban abriendome libre pasó asia la tundra helada, no se sí fue por el mismo efecto de la mágicita de fuego pero ningún animal me atacaba.

El mapa no me ayudaba mucho por más que intenté encontrar mi ubicación sólo veía líneas y garabatos que quién sabe quién entendería, no volvería a comprar mapas baratos en la ciudad y menos sí es de los de la taberna,odiaba esa taberna sólo habían ladrones, estafadores y matones a sueldo pero allí conseguí la información necesaria para almenos tener una pista de la mítica cueva congelada, cosa que no salió nada barato; de allí el mapa.

Decidí seguir por mis instintos y caminar recto y luego en zig zag después de haber salido del bosque y era increíble como parecían luchar las grandes raíces de los árboles antiguos con los grandes cristales de hielo que estaban delante de ellos, llámenme loco pero me pareció hasta inspirador para una pintura.

¿Por que loco?, bueno desde que se liberó la magia en esa gran explosión hace miles de años toda imaginación que sea muy "fluida" o que "llame mucho la atención" era detenido el individuo y vuelto a "corregirse" en alguna prisión, ya que las obras de arte como pinturas y estatuas se consideraban en extremo peligroso; cobraban vida propia y no sólo eso sino que intentaban asesinar al creador y a todo quién estuviese cerca de el y todo esto en la calma de la noche, como sí un odio y malicia inimaginable se apoderase de este y sólo se detienen o mueren cuando ya cumplieron con su objetivo o sí este escapó.Imagínense decir "Oh, hoy moldeare la estatua de un conejito comiendo zanahorias y paseando en mi jardín". y al otro día encontramos a esa persona degollada y con un conejo maltrecho al lado de esta, suele pasar hoy en día.Claro que eso sólo fue el ejemplo de una niña que los padres por protegerla y aislarla del mundo no le contaron sobre está "maldición" de la imaginación.

Seguí caminando recto en dirección al noroeste y de inmediato sentí el fuerte impactó de algo que me lanzó asia atrás casi asiendome caer y cuando puse mis manos en mi pecho para ver que me golpeó me sorprendió ya que era nieve, simple y blanca nieve lanzada con una fuerza abrumadora, no quería ni imaginar que me esperaría más adelante y sin pensarlo dos veces active la mágicita de fuego para que no se volviese repetir ese golpe de frío.

Al caminar noté algo que me llamó la atención y era que había a lo lejos una elevación de nieve bastante inusual es decir montaña gigante, montaña gigante y ¿monticulo pequeño?,algo había allí aunque no lograse verlo con claridad así que corrí para calentar un poco mis piernas y el cuerpo, la mágicita me protegia del frío pero el efecto psicológico igual comenzó a afectar mi cuerpo asiendole pensar que me estaba congelando por tanta nieve a mi alrededor y mi capa comenzaba a sentirse cada vez más pesada. Al acercarme logré ver algo que me emocionó por que sí estaba en lo correcto podría recuperar un poco del dinero que perdí con la información, y al llegar sí tenía razón era un árbol Yggdrasil y con varios frutos muy maduros en la cima de este, podría haberme dado la molestia de escalarlo o de derribarlo pero al darme unas vueltas alrededor me fije que no podrían ser ninguna de las dos opciones, era muy grueso para romperlo y demasiado alto para escalarlo, me pasó por la mente invocar una de las ratas escaladoras entrenadas de mi tío Josh, entrenaba todo tipo de animales y supongo que uno menos no le afectaría por unos minutos.

Ruinas Magicas: Reik [Libro Uno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora