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El chico Chae acarició el brazo de Hyomin.
Habían quedado en la casa de él para hablar de su relación. Ella se había enfadado con él por no haber dicho nada en contra de Hoseok y él había tenido que disculparse y sincerarse con ella, reconociendo el miedo que sentía hacia su hermano mayor. Hyomin lo había observado sin poder creérselo al principio, aunque luego comenzó a reír y lo abrazó. Posteriormente habían comenzado a jugar a un nuevo videojuego que tenía el mayor y de alguna manera habían acabado en la cama del chico.
Habían hecho el amor y luego habían decidido ignorar al mundo, apagando sus teléfonos móviles, echando las cortinas y metiéndose entre las sábanas para echar la siesta lo que quedaba de tarde.
Él se había despertado hacía unos minutos, había estado tres horas durmiendo, y se había encontrado con que la menor de los Lee lo abrazaba como si temiera que se fuera a marchar mientras dormía, aunque continuaba dormida.
Debía admitir que Hyomin le gustaba. No sentía nada especial por ella, pero cada vez que quedaban conocía una parte de ella que hacía que le gustara cada vez más.
Nunca habían sido especialmente cercanos. Él iba a su casa a jugar con Jooheon, o a hacer trabajos, a veces a recogerlo para ir de fiesta, se veían y se saludaban, pero no comenzaron a ser cercanos hasta que ella comenzó la universidad.
Se había acercado a ella un día que Jooheon había faltado a clase porque estaba enfermo al verla sola en el descanso. La chica observaba a un chico de cabello negro y gafas redondas, a quien Hyungwon no pudo sino comparar con Harry Potter, mientras se comía su bocadillo.
Habían hablado. Ella le había explicado que aquel chico le gustaba, pero por lo que le había contado sobre él, Hyungwon decidió que era un idiota y le había recomendado que se olvidara de él y que buscara a alguien que le conveniera. Él, por su parte, le había dicho que no había sentido nada por nadie en mucho tiempo y asoció su miedo a enamorarse a cierto doloroso y embarazoso rechazo que había sufrido en el instituto.
El sincerarse de aquella manera el uno con el otro había hecho que se acercaran y cierto día, aprovechando que estaban solos en el descanso, se habían metido en uno de los baños para liarse.
Aunque no hacía mucho que salían, Hyungwon se preguntaba si a Hyomin le seguiría gustando aquel chico y, nuevamente, aquel miedo a enamorarse aparecía.
No quería enamorarse de ella.
No quería que le rompiera el corazón.
Ella despertó por sus caricias y sonrió cuando sus miradas se encontraron. Él le devolvió la sonrisa antes de acercarse a su rostro para depositar un suave beso sobre sus labios.
— Buenos días, princesa— le susurró.
Y aparentemente aquellas palabras alarmaron a la menor, que se levantó rápidamente para mirar su reloj.
— Es por la tarde— rió él, su risa aumentó cuando ella se dejó caer de nuevo en la cama.
Hyomin se dio la vuelta en la cama, escondiendo su rostro en la almohada de Hyungwon, empapada con su aroma.
No tardó en sentir las manos del chico sobre sus caderas, regalándole caricias y, a continuación, sus labios, repartiendo besos por sus hombros. Ella rió cuando los labios de él subieron hacia su cuello, haciéndole cosquillas.
Le dio la vuelta sobre la cama, ella suspiró cuando sus miradas volvieron a encontrarse. Sus ojos le daban a saber que quería que volvieran a hacer el amor.
— Tengo que volver a casa— le dijo ella, tapando sus pechos con sus brazos al darse cuenta de que estaban expuestos frente a la mirada del mayor—, en dos horas he quedado con Changkyun para hacer el trabajo...
— ¿Changkyun?— le preguntó él, elevando una ceja, mientras se sentaba en la cama.— Pensaba que querías alejarte de él...
— Tenemos que hacer un trabajo en pareja y él es con quien mejor nota puedo sacar— le explicó ella, sentándose también en la cama, tapando su pecho con las sábanas.
— Ni que fuera la única persona de tu clase...
— Hyungwon, no me gusta que te comportes así— le fue sincera ella, frunciendo el ceño.
El tragó saliva y echó su cabello hacia atrás.
— Lo siento— dijo, con la mirada clavada en las sábanas—, no puedo evitarlo. Me pasa por la cabeza que él te puede seguir gustando y...
El mayor volvió a suspirar, aún sin poder mirar a la chica a los ojos, y ella le regaló un abrazo para posteriormente besar su mejilla.
— Actualmente solo me gustas tú— le dijo con una sonrisa. Y él se la devolvió. Aunque no estaba seguro de la veracidad de sus palabras—. ¿Yo te gusto?
Aquella pregunta le pareció tan tonta al mayor que no pudo evitar soltar una carcajada. La agarró de la cintura para sentarla sobre su regazo y besó sus labios de manera que quedara claro aquel deseo que sentía hacia ella.
Hyomin se separó de él sonrojada por la intensidad del beso, él nunca la había besado de aquella forma. Normalmente sus besos eran más cortos y no tan intensos.
— Me gustas mucho, Hyomin— le dejó claro él.
Ella rió avergonzada y se levantó de la cama del mayor para comenzar a vestirse.
