Capítulo 10

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Un fuerte golpe fue de lleno a la mejilla de un pelonegro.

Otro golpe iba a ser propinado cuando el mismo azabache lo paró, preso del enojo.

-mirá...-dijo doblando la muñeca de su golpeador.- no sé que mierda hizo Meliodas o vos...- de un tirón de brazo le enroscó este mismo por detrás de la espalda, haciendo que un gruñido de dolor saliera por parte del peloblanco que había iniciado la pelea.- pero a mi no me vengan a romper los huevos, se los dejé en claro la última vez.- dijo tirando aún más del brazo.

-¡gaah!- exclamó el albino.

El pelonegro lo soltó y lo empujó hacia la salida de su casa.

-te llego a ver otra vez y te rompo la cabeza.- lo amenazó tomandolo de la camisa al peloblanco.

-cómo si pudieras... Hermanito menor.- dijo en una asquerosa sonrisa sarcástica.

-antes que ser de la misma sangre que vos hago un pacto con dios.- dijo con repugnancia-. Ándate de acá, Estarossa.- dijo empujándolo aún más y cerrándole la puerta en la cara.

Esperó unos minutos para ver que su "hermano" no armara más quilombo y se apresuró a tomar su celular.

-que mierda hace Estarossa en este mundo otra vez.- dijo con desdén, tomando con fuerza el teléfono.

-¿cómo que está acá?- habló una voz muy conocida para él, detrás del aparato.

-vino como loco a insultarme y a querer pegarme, no sé qué pasó entre ustedes pero yo sólo quiero que maduren.-dijo Zeldris cortando la llamada.

La voz que acompañaba la charla se quedó sin palabras.

Nuestro querido Meliodas estaba atónito.

-¿qué pasó?- preguntó Elizabeth, comiendo una ensalada de tómate y lechuga.

-quiero pedirte una cosa, y por favor, cumplila.- le dijo acercándose a ella y dejando un mechón albino suelto detrás de su oreja.

-estás asustándome.- dijo apartando el plato de vegetales.

-no vayas a trabajar estos días.- dijo mirándola fijamente.

A Elizabeth le picaba el cuerpo de los nervios, ¿qué estaba sucediendo con este demonio?

-¿por qué de repente actúas tan precavido?- le dijo mirándolo inseguramente.

Meliodas soltó un suspiro, tratando de no estallar en rabia-. Estarossa está acá, en este mundo.

La boca de la albina se secó por completo, intentó tragar saliva pero sólo encontró sequía.

Se quedó callada tratando de asimilar lo que el rubio le dijo, desvío la mirada al suelo y apretó con fuerza su regazo. Él no podía haber vuelto, ¿qué iba a hacer si lo volvía a ver? ¿qué pasaría?

-el que llamó es mi hermano.- dijo el demonio agarrando el plato y dejándolo en el fregadero.

-¿cómo se llama?- dijo en un intento de recuperar la calma.

-Zeldris.- dijo volviendo a la mesa.

-¿qué hace él acá? ¿tiene algún cargo o trabajo cómo vos?- le dijo levantando la mirada.

El diablo sonrió medianamente y se sentó a su lado en una de las sillas-. Él es la muerte...-dijo tomando un mechón de cabello entre sus dedos-... Y un humano de raza pura.- dijo enredando el cabello blanco en un buclesito al rededor de su dedo índice.

La muchacha se quedó  pasmada.

-¿él vive acá?- dijo impresionada.

-ajá- dijo soltando el cabello.

-¿cómo es él?- dijo con algo de interés.

El chico hizo una mueca, no le molestaba que le preguntara sobre su hermano, pero sentía algo que... Le hacía querer que sólo se fijara en él.

-bueno...-dudó un poco-. Es enano, con el pelo azabache, ojos verdes y voz más gruesa que la mía.- dijo poniendo un tono severo. Elizabeth soltó una risita, y Meliodas sonrió como bobo al escucharla.- aunque... Sus ojos pueden cambiar.- dijo indiferente.

-¿cómo?- dijo la mujer apoyando su mejilla en la palma de la mano.

-así.- dijo sonriéndole.

Cerró los ojos y la marca demoníaca apareció en su frente, y al abrirlos aún seguía sonriendo pero esos ojos hacían que la sonrisa se tornara macabra.

Eran opacos y sin brillo alguno, filtrando cualquier expresión del rostro del rubio.

-¿se tornan del mismo color que los tuyos?

-sí.- dijo él volviendo a la normalidad.

-me gustan más así-. Dijo ella acercándose al muchacho.

Él cerró los ojos, tratando de poner fuerza de voluntad.

Pero sintió un par de besos cariñosos en los parpados y se obligó a abrirlos, sintiendo ahora sus mejillas calientes.

-no voy a hacer algo que no quieras-. Dijo ella enredando sus brazos en su cuello y descansando la cabeza en el hombro derecho del demonio.

-sí-. Murmuró sintiendo su aroma.

[...]

-ay Meliodas, Meliodas, Meliodas...-dijo con las manos en sus bolsillos y caminando por las solitarias calles de Lionés a las 2:00 de la madrugada.- no sabés a quién jodiste.- dijo sonriendo con maldad.

Sacó un papel arrugado de uno de los bolsillos y lo leyó.

Al terminar se lo guardó nuevamente y siguió con su camino.

<<esa zorrita va a tener una agradable visita>>

[...]

-Zeldris...- dijo una muchacha de pelo blanquecino.

-¿qué pasa amor?- dijo un poco exasperado, aunque no por ella sino por su hermanastro.

-¿por qué no venís a acostarte? Hace frío.- dijo abrazándolo por la espalda.

Al chico se le formó una sonrisa entre los labios, sonreía de amor.

-claro, vamos.- dijo guardando unos cuadernos.

-me gusta cuando tus ojos están oscuros...-le susurró al oído, con lujuria.

-Gelda... Hoy no.- le dijo plantando un beso en su coronilla.

Ella sonrió dulcemente y besó sus labios de la misma manera.

Se separaron y lo tomó de la mano para llevárselo a la cama.

-sólo dormí conmigo.- dijo la mujer.

-siento que tengas que verme tan cansado y frío.- dijo sobando la mejilla de la albina.

-¿qué fue lo que pasó?- murmuró tomando su mano, acariciandola.

-el amor y el diablo nunca coinciden.- dijo escondiendo su rostro entre el hueco del hombro y el cuello de su amada.

-Meliodas y Estarossa vuelven a pelearse...- dijo abrazándolo con delicadeza.

-es más que eso, no sé qué va a pasar.- dijo respirando el aroma dulce que despedía la figura frágil y hermosa que tenía de mujer, era lo único que lo dejaba bien en todo esto, lo único que lo mantenía a flote.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2020 ⏰

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