Uno

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Me levanto como todas las mañanas, doy un vistazo a mí alrededor y te veo en la puerta con una expresión de diversión.

-¿Descansaste bien dormilón?

Te escucho decirme con una enorme sonrisa llena de presunción, te miro por unos instantes antes de dirigirme a ducharme, incluso con el agua puedo escucharte recitar un poema de Shakespeare, lo cual me está fastidiando.

Cuando salgo con intención de vestirme, ya no estás ahí, pero puedo escuchar todo el ruido que haces en la cocina, por lo que me apresuró a ponerme la ropa.

Salgo de mi habitación y te veo en la cocina buscando algo en la alacena, escucho como te quejas que no hay donas y la marca del café, no es la que te gusta.

Busco lo necesario para prepararme un omelette mientras tu prendes la televisión, cambias de canal con rapidez, es obvio que ningún programa llama tu atención, después de algunos minutos lo dejas en el canal de noticias.

Te sientas a mi lado, para mirar con interés lo que dice el presentador.

"En otras noticias ha vuelto atacar el asesino Cobalt"

-Vaya parece que jamás se detendrá.- Dice mientras mira con aburrimiento y escucha lo que aquel hombre dice sobre la investigación.

-Lo hará.- Respondí con convicción.

Te escucho reprimir una carcajada, para luego sentir tu mirada sobre mí. - Aun eres ingenuo. Que más necesitas para darte cuenta que esto no tendrá fin.

Me levanto de mi asiento, sin importar que mi desayuno quedo a la mitad, tomó mis llaves y me dirijo a la salida, suspiro de alivio al ver que no me sigues.

Conduzco como todos los días al trabajo, en la oficina veo a mis compañeros atareados, pues el asesino sigue suelto, y no hay manera de atraparlo.

Veo como el director Fury habla por teléfono, he de suponer que es alguien de arriba pues su expresión muestra molestia total. No es para menos, los altos mandos nos exigen rapidez para atrapar al responsable, como si, con chasquear los dedos lo fuéramos a tener.

Camino a mi oficina, en el camino saludo a mis compañeros, Sharon junto a Bucky entran. Ambos me dan la triste noticia de que en el cuerpo de esta nueva víctima no tiene nada que pueda servirnos para atrapar al asesino, lo cual es algo triste.

Durante gran parte del día, tratamos de seguir otras pistas pero solo nos lleva a callejones sin salida. Mando a mi equipo a descansar, mientras me quedo en mi oficina a leer algunos informes.

-Sigues aquí.

Levanto mi mirada para verlo sentado en una de las sillas, mientras me sonríe con cariño. Miró la hora y me sorprendo al saber que son las 3 de la mañana.

-Deja esa falsa amabilidad tuya.

-Auch. Pero lo comprendo, incluso comprendo porque lo hiciste.

-Alguien sin corazón no puede decir que me comprende.- respondo con algo de enojo.

-Auch, eso duele Steve. Pero admito que lo único que jamás pude prever fue tu aparición.

-¿Porque sigues aquí?

-¿No lo entiendes o sí? Siempre estaremos juntos. Hasta el final, y sabes porque. Porque me has hecho tu prisionero.

De pronto veo que su playera empieza a teñirse de rojo, siento mi corazón acelerarse, mis manos sudan y el pánico se muestra en mis ojos, aun así sonríes.

-¿Porque esa expresión? No es como si el verme morir nuevamente cambie algo.

Mientras miro la sangre que brota de su pecho, empiezo a rememorar lo sucedido.

Recuerdo como estábamos frente a frente, recuerdo la sonrisa al ver cómo te descubrí con el cuchillo en mano, mientras tú víctima estaba a pocos metros de ti, a recuerdo el cosquilleo de mis manos al apretar el gatillo.

El cómo me mirabas sin que tu sonrisa desapareciera, como estabas feliz de saber que yo era quien acabo con tu vida.

Es irónico, jamás nos conocimos frente a frente, pero sabíamos del otro, nos entendíamos a la perfección a un nivel aterrador.

El cómo decidí enterrar tu cuerpo lejos de todos, un lugar que solo yo conozco.

-Steve no acabará, lo sabes.

Sus palabras me sacan de mis recuerdos. Lo veo nuevamente limpio sin ninguna mancha de sangre, mientras su expresión denota algo de aburrimiento.

-Ya acabo.- susurro.

-Que ingenuo eres.

Lo veo sonreír de manera orgullosa, porque lo sabe. Sabe que tiene razón, porque en algún punto algo en mí se quebró, se supone que sin luz no hay oscuridad, es lo mismo para mí, la oscuridad que siempre perseguí se ha ido, solo queda la luz.

Porque mis ideales se torcieron tan solo para mantener el recuerdo de esa persona, ¿qué tan loco estoy?, si admito que me enamore de él, y solo por él, sigo con lo que hacía.

¿Qué tan demente estoy, para matar todas esas personas, tan solo para poder estar conectado aunque sea por un instante con él?

No sé cómo, pero la oscuridad me arrastró, y la locura me mantiene vivo. Dándome a la persona aunque sea con cadenas y en mi mente.

Porque esto es la locura más grande conocida como amor.

LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora