Dos

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La tensión en la habitación podía ser cortada con un cuchillo, varios agentes, incluido yo, habíamos sido llamados por nuestro jefe, lo cual era raro pues habíamos recién salido de la academia, tan solo éramos novatos.

-Los hemos llamado aquí, pues han sido asignados a un equipo especial.

Todos observábamos al hombre que estaba frente a nosotros, se presentó como Hank Pym.

-Ustedes formaran parte del equipo Cobalt.

Aquello fue una sorpresa. "Cobalt" era un asesino que había aparecido aproximadamente dos años atrás, y quien cobró la vida de 18 víctimas. El cual pintaba el dedo meñique de azul cobalto. Después de ese día, mis compañeros y yo nos vimos sumergidos en la investigación.

A diferencia de ellos que pensaban que el asesino era alguien de entre 40 – 50 años, yo creía que este tenía entre 28 -35 años. Pero jamás hable de mi teoría tan solo con mi jefe, el cual a pesar de que lo creía algo interesante no podía dar pie a esa investigación, después de todo no tenía pistas, solo era una corazonada.

Pasaron dos años en los que el caso no tenía avances extraordinarios, el equipo estaba algo desanimado, pero por mi parte aquella corazonada junto a la revisión de los escenarios de aquellos crímenes me llevo a datos que estaba seguro eran características del asesino.

El color de su cabello. Que le gustaba comer donas, que a pesar de que dejaba los cuerpos en lugares públicos y donde había cámaras nunca captaban su rostro lo cual significaba que era bueno con la tecnología. Había pequeñas cosas que me hacían saber cómo era él.

Pero en el momento en que admití que ese hombre podría ser un genio con la tecnología supe que sería difícil mostrar mis avances, no tenía pruebas en concreto todo era circunstancial. Puedo decir que en ese momento me rendí de manera momentánea, mientras me dedicaba a atrapar a otros asesinos.

Poco tiempo después recibí una nota era tan corta y simple, escrita de manera elegante.

"Es muy aburrido sino me buscas"

No tenía que ser un genio para saber que se trataba de él. Al día siguiente dos personas habían muerto por su causa.

Después de eso más notas me llegaban.

"Odio que me apoden Cobalt"

"El azul es mi color menos preferido pero aun así, envidio a las aves que están más cerca del cielo"

"Cuando camino entre las personas me pregunto cómo se oirán sus gritos ante su inminente muerte"

"Adoro ver a los niños sonreír, pero no estoy acostumbrado a ellos"

"¿Qué se siente, el que tengas algo de razón y no poder demostrarlo?"

"¿Has leído Hamlet? No me gusta Shakespeare, pero admito que me gusta su obra"

"La canción que más me agrada oír es Back In Black"

"Es verdad que me gustan las donas, las de chocolates son mi preferidas"

"Sabes aun odio el azul, pero el azul de tus ojos me agrada"

No sé porque pero jamás entregue ninguna. Las conserve todas y cada una de esas notas, y con ellas sabia cada vez más sobre él. Así como estaba seguro que el sabia sobre mí. Transcurrieron tres años más, en los cuales yo conocía casi a detalle a ese hombre como el me conocía a mí. Sin embargo no tenía la más remota idea de su identidad.

Nuestro encuentro tan solo fue casualidad, caminaba de regreso a mi casa, después de no haber logrado conseguir un taxi, cuando escuche lo que era el grito de una mujer, y ahí lo vi, tenía un cuchillo en la mano la cual estaba manchada de sangre. Aquel intercambio de miradas pareció durar una eternidad pero solo fueron segundos.

Te acercabas a mí con el cuchillo dispuesto a atacarme, reaccione rápidamente sacando mi arma y disparando. Me miraste por un instante sorprendido pero sonreíste antes de caer al piso, no dude en acercarme a ti, te quite el cuchillo y te abrace.

No sé porque te abrace, mientras las lágrimas mojaban mis mejillas.

-¿Por qué lloras? Deberías estar feliz de que todo acabo.

-Lo sé.- contesto mientras trato de contener mis sollozos.

-En verdad amo el azul de tus ojos.

Fue lo último que me dijiste mientras aquellos ojos color marrón se iban cerrando con lentitud. Después de eso, logre llevarme su cuerpo hasta mi casa, y de ahí en coche lo lleve a un lugar que sabía seria de su agrado. Ese día no asistí al trabajo, me dedique a estar en ese lugar.

Evaluando mis acciones y en ese momento lo entendí. Lo amaba, solo pude empezar a reírme ante tal conclusión, amar a un monstruo era la broma más estúpida.

Paso una semana desde que lo enterré, trato de seguir mi vida normal. Estoy junto a Bucky y Sharon en una cafetería cerca del trabajo, ambos hablan animadamente pero yo no puedo, entonces algo en la tele de aquel lugar, llama mi atención. Le pido a una de las meseras que le suba.

-Anthony Edward Stark, presidente de Industrias Stark lleva más de una semana desaparecido. Su secretaria no ha hecho declaraciones al respecto.

Esa misma noche busque información acerca de ti, y me pregunte como alguien como tú, había hecho todas esas cosas. Investigue todo, para saciar el vacío que tu muerte me dejo.

Pero eso dejo de ser suficiente, sentía el pánico apoderarse de mí.

Cada vez más, sentía una sensación recorrerme en todo el cuerpo. Mis manos cosquilleaban, y yo solo deseaba volver a ver esos ojos marrones.

Entonces después de 6 meses de todo esto, pude volver a verte. En el momento en que mate a esa chica, te vi, frente a mí. Sonriendo con cariño y acariciando mis mejillas.

-Odio el azul, pero aquel oscuro en el azul de tus ojos. Es maravilloso.

Fue lo único que basto para hundirme en la locura.

LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora