Desde la primera vez que tome el cuchillo pude sentir tu presencia, podía escuchar tus risas llenas de alegría, incluso podía escuchar que tarareabas esa canción que tanto te gustaba. Pero tras esa primera vez, sentí temor, le arrebate la vida a alguien tan solo por estar cerca de ti.
No sabía qué hacer, quería entregarme a la policía y confesar pero al final no podía. Recuerdo el temor y el pánico, temía que en algún momento alguno de mis compañeros entrara a mi oficina y me arrestaran, porque habían averiguado la verdad. Pero eso jamás paso.
En cambio podía escucharte hablar de cientos de cosas. De que Bucky tenía cierta fijación por mi amigo Sam, de que Natasha y Bruce estaban en una relación, incluso que Thor estaba interesado por el fiscal Laufeyson.
Todo era extraño, tenerte cerca de mí, el que solo pudiera escucharte, el que solamente yo pudiera verte. Era maravilloso y aterrador.
Odiaba tenerte a mi lado, y amaba que estuvieras a mi lado.
-Steve ¿Qué piensas de mí?
Me encontraba leyendo unos archivos de un nuevo caso, cuando esa pregunta tuya llamo mi atención, no tenías aquella sonrisa soberbia y presuntuosa de siempre. En cambio mostrabas una actitud seria, no parecías el mismo. Aun así, te respondí, como normalmente hacía.
-Eres una molestia que hizo el favor de desaparecer.- conteste, mientras guardaba los documentos en una carpeta, dispuesto a llevárselos al director Fury.
-Entiendo.
Aquella respuesta tan simple, me preocupo pero no indague más. Estaba más ocupado en entregarle los documentos a mi jefe, pues eran avances de este nuevo caso.
Después de ese día, no volviste a aparecer frente a mí. No entendía porque. ¿Acaso estabas molesto por mi respuesta? ¿Acaso fue mi falta de atención hacia ti? ¿Por qué? ¿Por qué me dejas?
Los días que pase sin ti, eran los peores. ¿Cómo lo sé? Es sencillo, discutí con más de la mitad de mis compañeros de trabajo, me embriague como jamás en la vida había hecho, incluso mi casa quedo destruida, pero nunca apareciste.
Ni porque te rogué, ni porque grite infinidad de veces hasta que mi garganta dolía. No apareciste, me dejaste a la deriva, me sentí nuevamente en un mundo asquerosamente blanco, un mundo que no fue tocado por la oscuridad.
Me comencé a preguntar que necesitaba para tenerte de vuelta a mí. Empecé a comprar las donas que tanto gustaban, cambie la marca del café por aquella que tanto te encantaba, incluso puse aquella canción, pero aun así, no apareciste.
"Eres una molestia"
El escucharme decirte eso, tortura mi mente. Te aleje de mí, otra vez te has ido.
Mis lágrimas se hacen presentes. Ahora me encuentro en un parque en medio de la noche, mientras siento la lluvia mojar mi rostro y combinarse con mis lágrimas.
-¿Oye estas bien?
De pronto una chica se acerca preocupada a mí.
-Si. Es vergonzoso que una chica tan linda me vea así.- bromeo mientras limpio mis lágrimas.
-Es raro ver a un hombre llorar en un parque a estas horas de la noche, supongo que te sucedió algo muy fuerte. ¿Se trata de tu pareja?
-¿Pareja? Sí, creo que puedo definirlo así. Él no ha vuelto, fue mi culpa.
-Pues si quieres recuperar a tu pareja, debes darle la cosa que más le guste.
-Pero ya lo he hecho.
-¿En verdad? ¿No hay algo que quiera mucho más?
Su pregunta hizo darme cuenta, de aquello que omití. Tony había aparecido ante mí, después de que mate a esa mujer. Pero desde aquel incidente habían transcurrido casi tres meses, entonces supe cuál era mi solución.
-Tiene razón señorita, gracias por eso.- sonreí.
-De nada.
-En verdad se lo agradezco.- hable nuevamente, mientras que de mi pantalón saque el cuchillo de Tony, aquel que no había soltado desde su desaparición. Aquella joven retrocedió al percatarse del arma, pero era claro que el pánico la inmovilizo.
-En verdad lamento esto, pero si quiero volver a verlo. Debo hacerlo.
Fue cuestión de segundos, para que aquella chica estuviera muerta, la sangre se esparcía mucho más debido a la lluvia, haciendo que esta se tiñera de aquel color rojo. Sentía su corazón latir demasiado rápido, ni siquiera sentía frio, al estar bajo la lluvia.
-Creí que era una molestia.
Él estaba detrás de mí, no dude en mirarlo y sonreír con emoción. La lluvia mojaba su costoso traje, pero aun así, miraba mi obra. Yo simplemente corrí a abrazarlo.
-Perdóname.- susurre.
-¿Por qué?
-Te necesito... no te vayas por favor.
-Steve.- con sus manos tomo mi rostro y acaricio mis mejillas, con todo el amor y cariño que jamás creí sentir, con toda la calma se acercó y me dio un beso, suave y delicadamente, antes de separarse. – Mientras tú lo desees, estaré contigo.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo.
Esa noche, dormimos abrazados. El me susurraba que me amaba, mientras yo le rogaba que siguiera a mi lado. No me importo que aun llevara la ropa mojada, ni que aun tuviera rastros de sangre.
Tan solo en ese momento, estaba feliz de tenerlo conmigo. De escuchar nuevamente su voz, pero sobre todo, tener aquellos ojos color marrón, verme con todo el amor y devoción del mundo.
Mi amado y querido Tony, estaremos juntos. Eso lo juro.
Porque tú eres mío y yo soy tuyo.