capítulo 8

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Muchas veces hay algo mejor que los rayos de sol para despertarse y puedo afirmarlo y testificarlo con hechos. Esa mañana en la que el verano comenzaba a asomar Hannah me despertó con miles de risas provocadas por él, por Liam.

Ella se retorcía bajo su toque esperando a un momento en el que Liam parara sus acciones para dedicarse a darme los buenos días.

Nuestras miradas se cruzaron en el momento en el que Hannah quedó en libertad saliendo a correr hasta llegar a cualquier otro lugar de la casa.

-¿Qué tal has dormido?

-Muy muy bien- Sonreí complacida mientras hacía un énfasis especial destacando las primeras palabras de esa frase.

Sabía que Liam me observaba atento era una estupidez negarlo pero no lograba alcanzar hasta qué punto yo podía llegar a mirarle y aún menos podía saber que mostraban mis miradas hacia su persona. Yo simplemente añoraba una oportunidad para dejarme llevar y probar sus labios de nuevo esta vez de manera más pausada y con calma, deleitándonos en palabras de cariño mientras expresamos nuestro amor, amor que tal vez sea imaginario y simplemente existente en mi mente y corazón.

Había momentos en los que yo podía llegar a ser muy fría y no eran muchas las veces que le entregaba mi amor a una persona- excepto Hannah- pero realmente estaba dispuesta hacerlo si era Liam “quien llamaba a mi puerta”, expresión que al fin y al cavo acabé copiando de Kat ya que ella siempre suele tener razón.

Lentamente y sin que yo me acabara dando cuenta ya estaba a milímetros de su rostro, mis labios entreabiertos deseando probar los labios del chico moreno.

De nuevo Hannah gritó en el piso de abajo provocando una separación repentina entre los dos, pero aunque físicamente no estuviéramos unidos, en sentido emocional nuestra situación era la misma. Nuestros corazones se habían encogido e hinchado al oír esas palabras de la boca de Hannah-¡MAMÁ, PAPÁ! ¿Podemos desayunar ya?

Liam me miró, no enfadado, ni molesto, ni tan asombrado como para reclamar que Hannah nunca más le llamara de esa forma, más bien sonriente. Liam dejaba ver  como la felicidad le sobresalía por cada poro de su cuerpo, como si esa nueva responsabilidad fuera un honor, ser padre.

-¿Permitirás que yo sea su padre?

-No si algún día piensas marcharte y volver a dejarnos solas a ella y a mí- Palabras salieron sinceras de mis labios, era lo que sentía en mi interior no había infundios o calumnias en mis palabras, todo era cierto y real como la vida misma.

-No me iré- y no hubo nada más que añadir.

Busqué mi sujetador por toda la sala para poder colocarlo sobre mis senos, me gustaba sentirme libre pero en casa de Liam, necesitaba recobrar esa intimidad que pareció desprenderse de mí anoche mientras Liam me desnudaba. Me  pregunto qué habría pasado si Hannah no nos hubiera interrumpido, hubiéramos hecho el amor, sí, pero… ¿Realmente llevados por lujuria? ¿Por deseo? O tal vez,  ¿pudo haber sido amor?

Decidí no pensar mucho más y simplemente dejé que mis pasos me condujeran a la cocina ya con mi brasier bien colocado sobre mis pechos.

-¿Queréis desayunar tortitas?- Y las dos saltamos de alegría al oír esa palabra, ese dulce tan exquisito que mamá preparaba casi todos los fines de semana, en especial los sábados que nos levantábamos tarde y dejábamos que las presiones de la vida se marcharan por unas horas.

Papá siempre tomaba su zumo de naranja antes de comenzar a comer, costumbre que adquirieron los dos al poco de casarse y que yo nunca adopte ya que se me hacía muy monótono tomar lo mismo como primer bocado de la mañana. Después de eso todos nos sentábamos y untábamos la masa con chocolate como:”Nutella” o “nocilla” ambas eran manjares que todos ansiábamos probar incluso mamá que luego se quejaba de que tenía que perder peso ,aunque para el resto de la familia ella fuera perfecta tal y como era.

Por el contrario Hannah no pudo llegar a probar esas tortitas que mamá hacía con tanto amor y cariño, como el personaje favorito de Hannah Bob esponja- Que siempre pone tanta dedicación y cariño en cada hamburguesa-. Y así es como tendríamos que tomarnos la vida haciendo cada trabajo con amor y cariño, con dedicación y esfuerzo sin prisas y sin ajetreos que nos frustren y nos impidan ver la salida de un túnel oscuro y completamente cerrado para los ojos de la propia persona.

-¿Tienes leche? ¿Harina?

-¿Piensas hacerlas tú?- Rascó su mentón mientras me observaba moverme por la cocina, ¿Tan extraño resultaba que fuera a cocinar?-No es por nada es solo…- le dejé reflexionar unos instantes como si indagara entre sus pensamientos recordando esa razón primordial que hacía que cocinar fuera tan extraño para él- Verás me he criado en una familia llena de criados y sin mis padres por  lo que siempre la comida era comprada o hecha el día antes por la cocinera de la casa.

Le dejé pensar un rato más, reflexionando sobre su infancia y el resto de su adolescencia, ahí sentado rascándose su mentón adornado por una pequeña capa de barba oscura que dentro de poco sería afeitada. Para mí vivir en un familia así era algo incomprensible, el amor que unos padres te brindan no puede dártelo nadie más- excepto tus abuelos o alguien que sea como tú padre o madre- pero no una criada que es renovada cada año en busca de la mejor que hiciera la comida para tus hijos. El dinero no compra la felicidad y Liam es un claro caso de ello, en cualquier casi podía afirmar que Liam hubiera cambiado todo ese dinero y juguetes por un día aprendiendo a montar en bici con su padre y una charla sobre el amor con su madre.

Yo nunca cambiaría el tiempo pasado con mis padres, cada momento fue especial mágico y conmovedor lleno de amor cariño y felicidad, eso ante cualquier cosa.

-Vas a probar las mejores tortitas de todo el mundo.

-Eso ya lo veremos- retó divertido mientras sus codos se apoderaban de una parte de la isla creada en la cocina esperando a que mi plato estuviera terminado.

{…}

-De acuerdo, de acuerdo- Los pómulos de su rostro se habían redondeado portando en ellos gran cantidad de masa repleta de cacao. Liam había descubierto el sabor de lo casero, lo natural “lo que está hecho en casa siempre será mucho más natural” y me quedo con esa frase que solía decir la abuela cuando me ponía uno de sus deliciosos platos desde pasta hasta verduras siempre en un orden equilibrado.- Esto está delicioso, ¿Puedes quedarte en casa para siempre? Necesito aprender a comer bien- Reí ante su afirmación y me dejé llevar por esos dulces sentimientos que solían acumularse en mi pecho, siempre con ganas de ser expresados. ¿Me había dicho que me quedara en su casa por siempre?, tal vez simplemente fuera un decir o una muestra de afecto pero decidí dejar de darle vueltas y me centré en esa mirada oscura que de repente se había unido a la mía.

-¿Sabes que tenemos que hablar verdad?- Asentí algo más seria pero era imposible si el me miraba con una sonrisa ladea en sus labios rosados y casi totalmente llenos de chocolate.

-Siempre que no salgas a la calle así- Su cabeza giró en busca de un espejo al que poder mirarse y contemplar su reflejo. Finalmente encontró uno al final des pasillo pudiendo así dedicarme una sonrisa con la que derritió mi a veces gélido y a veces ardiente corazón traicionero.

Hello bbys, siento haber tardado tanto enserio pero mi ordenador estuvo estropeado y no me dejaba subir capítulos ni entrar en wattpad.

Espero que os guste este capítulo y quiero daros las gracias por todo el apoyo que estoy recibiendo con esta novela.

Os quiero muchísimo y me encanta ver vuestros comentarios, ¿Me haríais ese favor? ¿Podríais comentar lo que os parece? Así dedico capítulo :D x

Mariam x

For the love of a daughter. Liam Payne fanfic (Mayo de 2014)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora