No, no estaba nerviosa. Me parecía interesante mirarme al espejo de la entrada arreglando un poco las ondas desordenadas de mi cabello.
Mis manos envolviendo cada mechón, intentando formar un pequeño rizo a base de mucha insistencia. Mi rostro ligeramente bronceado estaba inmaculado y completamente libre de cualquier producto cosmético.
Los grandes dedos de Lima abrochaban cada botón del abrigo de la pequeña hasta llegar a la altura justo de sus clavículas. Sus labios se posaron débiles sobre la frente de la pequeña, y mientras, yo les observaba con regocijo y amor. La risa de esa niñas de cabellos enredados era dulce como la melodía de un ruiseñor posado en un árbol. Hannah era feliz estando junto a Liam- Sus brazos rodearon el cuello del chico reclamando la atención que Liam le había brindado durante unos minutos-.
Sus ojos marrones se alzaron, la incertidumbre se inició en lo más profundo de ellos, sonriendo con normalidad seguía con su recorrido examinando mi rostro.
-Empiezo a creer que le caigo bien.-Ironizó auto-suficiente sin prestar demasiada atención a mis muecas.
-Uhm...yo comencé a creerlo desde que te llamó papá.
-Ojalá lo siga haciendo.
-Depende de como te portes.- Ojos impactantes clavándose sobre mi rostro, de manera insegura rocé mis dedos con la mano restante buscando compasión y apoyo en cada uno de ellos.
Arrepentida quise eliminar mi frase, pero es cierto que en algunos momento las verdad duele.
Salimos en silencio agarrando las manos del pequeño pajarito que saltaba, reía y nos miraba como si fuéramos su felicidad personificada.
Hannah necesitaba esto, esta estabilidad, una familia y yo también comencé a necesitarlo
El viento era fresco y agradable al mismo tiempo. Observé mis pasos sobre la acera, casi era vulnerable a ellos, como si dejándome llevar me sintiera libre. Ese viento se llevaba todas mis preocupaciones, mis cargas y mis silencios. Ahora mi felicidad estaba en los brazos de Liam besándole las mejillas y agarrando con sus débiles manos el cuello rasposo cubierto de restos de barba gruesa. Ese momento podría describirse como paraíso.
-Roch- Instintivamente mi cuerpo en alerta respondió, clavando mis ojos sobre los suyos.-¿Todo bien?
-Eh, sí- La presión se acumulaba sobre mis mejillas, un corazón agitado procesando muchos sentimientos- Estaba pensado.
-¿En nosotros?
-Sí.- Vulnerable sus ojos se clavaron sobre el suelo y me sentí victoriosa en lo más profundo de mi corazón.
Volvimos a silenciarnos, pensando en nuestras palabras casi formando nuestra propia telepatía.
Unas nubes oscuras amenazaban con dejar caer su cargamento sobre nosotros, y tentando a la suerte no hicimos demasiado caso y seguimos andando y andando por las calles solitarias que poseía Londres.
Oh Londres, aun no sabía si había llegado el momento de agradecerle todo lo que había pasado. Mi rezo había surgido efecto, me estaba concediendo el placer de conocerle mejor el privilegio de llegara a ser amigos.
Ya habían pasado dos años, repleto de estaciones, meses y oportunidades llamando a mi puerta una y otra vez aun habiéndolas rechazado varias veces por orgullo.
Ahora no me negaba el placer de ser feliz.
-Voy a entrar aquí para comprar unos cafés, ¿Quieres?
-Por favor.
-De acuerdo, ten a Hannah- Brazos pequeños me rodearon, sus extremidades eras pálidas y delicadas. Sus ojos azules y profundos me observaron y su boca se abrió con lentitud.
-Quiero ver eso- Señaló con delicadeza hacia la otra acera.
Sus barrotes impedían que la gente pudiera llegar a caer, más haya de esto una abundante cantidad de agua se ponía en movimiento.
Sus ojos se clavaron sobre este, casi parecían más grisáceos cuando se ensanchaban de felicidad contemplándolo.
-Precioso- Susurró una voz masculina justo a mi lado. Sentí como se acomodaba justo detrás de mí. Su anatomía rozaba mi espalda, manos acariciando mi espina dorsal. Podía sentir mi corazón bombear con fuerza mientras sus labios besaban la parte trasera de mi oreja atrapando entre sus dientes ésta.- Como tú.- Susurró de repente. El temblor de mis piernas se hacia evidente y cada vez más pesado, no podía fingir que era por el frío, mis sentimientos estaban demasiado claros.
El impulso de mi cuerpo acabo colocando frente a Liam, su rostro muy cerca de mis labios, Su aliento era caliente y con un aroma delicado a café. Sentía luz salir de sus ojos irradiando un sentimiento fuerte. Si percatarme de que mis brazos seguían portando a la dulce sensación de vida, mis labios se unieron a la calidez de los que se posicionaron frente a mi. Lento, dulce un rítmico acompañamiento con un sabor especial y reconfortante.
-Vas a volverme loco.
-Ya lo estás- Me reí con cierto desenfado como no lo había echo en mucho tiempo. La madurez se había encargado de deshacerse de cualquier síntoma de humor, haciéndome mucho más seria.
-Me gusta verte reír, no lo haces muy a menudo y deberías.
-Tengo que mejorar en eso.
Sonrió, pero avergonzado sus ojos detectaron el suelo, lo examinaron y decidió abrir sus labios con dulzura y lentitud- Mejoraremos, juntos.
-¿Intentas convencerme?
-No, no tengo porque convencerte. Te quiero y formarás parte de mi vida cueste lo que cueste.
Mis pulsaciones estaban a punto de echar a correr, tragué espesa saliva en un intento de hidratar la sequedad que mi boca había deseado o se había visto obligada a formar.
Sus ojos eran limpios y sinceros y no podía dejar de observarlos tal vez intentando descifrar un síntoma de mentira que nunca iba a aparecer.
-Quiero intentarlo- Arqueó sus cejas un poco más altas que su posición normal.-Contigo.- Aclaré con un tono tembloroso.
-¿Quieres que formalicemos nuestra relación?- Asentí, esta vez confiada y acompañada por la extensión de mis labios.
Sus manos se perdieron por unos segundos, pero estaba tan absorta en su mirada y en mis pensamientos que no preste demasiada atención a lo que estaba sucediendo.
-No te eches atrás por favor- Lentamente el frío recorrió uno de mis finos dedos hasta que finalmente mi mano fue elevada hacia mis ojos observando en brillo que se había formado en ésta.
-¡Oh, Liam, Madre mía!
-Creo que te ha gustado- Sonreí evitando cualquier lágrima que había tomado forma sobre mis ojos, quería llorar, llorar de felicidad, pero mis labios luchaban por formar esa sonrisa tranquilizadora y satisfactoria que había ansiado tanto obtener.-No llores.
-Necesito hacerlo- Dije mientras mis lágrimas felices se mezclaban con las pequeñas gotas de lluvia que caían de esas nubes borrascosas. Mi frente se topó contra su hombro y mis manos se acomodaron sobre sus pectorales, lloré en paz y con un sentimiento de amor más fuerte de lo que había imaginado nunca.
HOLA!!! Os he echado de menos lo prometo. Siento haber tenido tantos problemas para subir capítulo pero os prometo que a partir de ahora volveré a subir con regularidad y esta novela sigue, Liam y Roch tienen un largo camino por delante. Gracias a todas aquellas que se han quedado apoyándome y esperando este capítulo con ansia. Espero vuestro comentarios que tanto he echado de menos y nos leemos en el siguiente episodio.
Mariam x
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For the love of a daughter. Liam Payne fanfic (Mayo de 2014)
Fiksi PenggemarÉl era distinto a mí, él era un hombre de negocios y un hombre de deportes. Yo era nadadora y mi responsabilidad no era una empresa, si no, cuidar de mi hermana. Él me permitió navegar en sus secretos y yo le permití formar parte de mi vida, permití...