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— ¡Millie, Sadie esta aquí! — el grito de Katy, la madre de Millie, la distrajo de sus pensamientos. Termino de colocarse sus zapatos y bajo junto con su mochila en mano.
— Nos vemos, madre, seguramente llegaré tarde. — se despidió la castaña, besando la mejilla de su progenitora.
— Hasta luego señora Brown. — hablo la pelirroja para salir junto a su amiga hacia la calle.
— ¿Terminaste los ejercicios de química? Por que necesito que me los pases, sabes que la señora Buono me reprueba si falto con otra tarea. — pidió Sadie, riendo, sin embargo, al no ver alguna reacción por parte de su amiga dejo de hacerlo. — ¿Todo bien Mills? —
— ¿Que? No, no te pasaré los ejercicios de matemáticas, Sink. — respondió Millie, sin prestarle atención alguna a la chica.
— En primera, no te pedí los de matemática, si no los de química, pero si quieres puedes pasarme esos también. — susurro lo ultimo, riendo. — Y segundo, ¿que diablos te pasa? Se que estas triste y no intentes negarlo, señorita.
— Finn no siente lo mismo, Sadie. — confesó casi susurrando.
— ¿Por que dices eso? — preguntó.
— Ayer estuve a punto de decirle, y le doy gracias a los unicornios por no haberlo hecho. — habló la castaña mirando al cielo.
— ¿No me has dicho que el dice cada rato que te quiere? — preguntó confundida Sadie.
— Un 'te quiero' no significa que le guste Sads, a ti y a Noah les digo 'te quiero' todo el tiempo. —
— ¿Y que piensas hacer entonces? —
— No le diré nada, seguiré hablando con él como siempre, no dejaré que mis estúpidos sentimientos arruinen lo único que tengo con Finn. — habló decidida la castaña, sin embargo, se noto un ligero toque de tristeza en su voz.
La pelirroja solo asintió tratando de sonreír, para después comenzar a hablar de otra cosa sin importancia.
Sadie no se quedaría de brazos cruzados, tenía algo en mente. Vería a su amiga feliz, sin dudas.
