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— No se que carajos hacer Noah. — confesó una Millie muy desesperada a su mejor amigo. Ambos se encontraban sentados bajo un árbol afuera de su institución, esperando a Sadie.
— En este caso no se que decirte MIlls. — respondió. — Siéndote sincero, no me agrada la idea de que estés hablando con un desconocido por internet. — confesó el chico mirando a su amiga, y por su tono de voz, hablaba enserio.
Millie solo rodó los ojos.
— Te pedí un consejo no un sermón Noah. — respondió.
— Hablo en serio Millie, ni siquiera conoces su rostro, ¡no sabes con seguridad si de verdad es quien dice ser! — respondió el castaño, levantando un poco la voz. — ¿Que diría tu padre si supiera de esto? —
— ¿Sabes algo? Nos vemos luego Noah. — habló la chica recogiendo sus cosas. — Me despides de Sads. — dijo por ultimo para comenzar a caminar lejos del chico.
— Mills... —
— Mills nada Noah. ¿Quien te apoyo con Sadie? ¿Quien te dio consejos cada vez que te sentías inseguro? ¡Yo estuve ahí para ti! ¡Lo sigo estando cada vez que tienen problemas! — grito la chica, llevándose varias miradas curiosas que observaban la escena. — ¿No vas a apoyarme? Bien, me las arreglare sola, pero no esperes que venga y hable contigo como si nada Noah. Adios. — concluyo dejando al castaño sin palabras.
¿No era su verdadero amigo? Ella no tenia tres años, sabía lo que hacia. No necesitaba de ningún ridículo regaño de su 'mejor amigo'.
Solo necesitada de un pequeño consejo, una palabra, un abrazo, un 'todo ira bien', ¿era mucho pedir?
No podía agobiar solo a Sadie con sus "problemas", necesitaba también a su mejor amigo.
