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— ¿Entonces qué vas a hacer Mills? No puedes estar jugando con él de esta manera, quizás él... — la pelirroja correteaba a su amiga por el jardín de su escuela, supo lo que paso con Noah, y no dejaría las cosas de esa manera.
— ¿Quizás él qué Sadie? ¿Jugar con sus sentimientos? ¿En serio? ¿De qué maldito lado estas? — la castaña estaba harta, primero estaba la nada amistosa actitud de Noah hace varios días, y ahora la pelirroja defendiendo a Finn, ¿acaso todo el mundo estaba en su contra?
— Wow, no me hables así Millie, estoy tratando de que no cometas idioteces de las que después te puedas arrepentir — se detuvo. — No dejes que por culpa del enano de mi novio lances por la borda todo lo que haz logrado con Finn. —
— Es que no lo entiendes, tiene razón Noah. No conozco a Finn, no sé cómo es, no sé si es en verdad quien dice ser. ¿Que dirá mi padre cuando sepa que estoy hablando con un desconocido por Internet, y que aparte, me gusta? — contesto la castaña.
Había decidido dejar de hablar con Finn, era lo correcto. Sí, el chico le gustaba pero, ¿a donde llegarían? Él vive en Canadá, ella en Inglaterra, el chico estaba del otro lado del mundo. Lo mejor era olvidarlo, ¿que caso tenia seguir hablando y fortaleciendo sus sentimientos cuando él no siente lo mismo?
Le dolía demasiado hacerlo, sabía la situación del chico, lo mucho que él necesitaba de un amigo. Pero, ¿cómo podría ayuda estando ella en otro continente?
No le haría eso a Finn, no se haría eso a si misma.
— No hablaré más con él, si llega a querer hablar contigo, te ruego que no le respondas, ¿por mí, si? — la pelirroja solo hizo una mueca, no aceptaría tal cosa.
