Ghost of you

Capítulo 4

El primero de muchos aniversario llegó, tan rápido que no podían creerlo aún. Un año viviendo juntos ya.

La noche anterior habían tenido la mayor discusión de su relación hasta ese momento, una tontería la había causado y había provocado que no durmieran juntos la mayor parte de esa noche pues Wils había decidido ir a dormir al sillón; un par de horas transcurrieron hasta que Maddie se escabulló de la habitación y fue a dormir junto a él en ese apretado sofá.

-Perdón por no dejarte dormir conmigo -mencionó en un susurro diminuto, apenas audible para Wilson.

Él sonrió abrazandola con fuerza y aferrandola a su cuerpo; teniéndola a su lado no tenía nada que perdonarle.

-Te amo -pronuncio para después besar su frente- Feliz primer aniversario.

La sonrisa de Maddie aumento visiblemente y sus ojos se llenaron de emoción, era pasada la media noche y él lo había recordado cuando ella pensó que no lo haría. Seguían juntos después de un año lleno de felicidad y amor que su corazón se estremecia ahora que un flashback llegaba a su cabeza.

-Me haces la persona más feliz, te amo más que a nada -dijo ella feliz, más que nunca ahora. Wilson sonrió con el corazón al borde, latía como nunca antes lo había hecho, todos  y cada uno de sus latidos eran por y para ella.

-Cásate conmigo -susurró. Su voz temblorosa al igual que sus manos y su cuerpo entero en estos momentos a la espera de una respuesta.

Maddie aceptó sin dudarlo, sus ojos llenos de lágrimas de emoción y miedo de todo lo que venía, pero convencida de que al lado de Wils podría superarlo todo, porque sólo lo necesitaba a él para afrontar todo con valentía, él la hacia sentir fuerte y siempre había sido así.

Un par de meses después se llevó a cabo la celebración más hermosa de sus vidas, en donde dos chicos de sólo veinte años se juraron amor eterno frente a un altar, convencidos de que era la mejor decisión que tomarían en toda su vida, Maddie y Wilson habían unido sus vidas con una promesa.

Jurando que se amarían y juntos estarían siempre, resolverían todas las adversidades y celebrarían juntos cada victoria porque a partir de ese momento eran uno mismo ante la vida.

Sin testigos de su amor y con miradas convencidas de que habían hecho lo correcto salieron de la Iglesia con rumbo a una vida en matrimonio, con la seguridad en sus corazones de que su para siempre prometido sería real, ese y todos los días que quedaban de sus vidas.