Capítulo 5

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Me atrevería a asegurar que jamás  ame a nadie como la ame a ella.

Nuestro amor sobrevivió todos los obstáculos y siempre estuvo firme como el primer día, no puedo decir lo mismo de ella, que con el paso del tiempo se fue debilitando cada vez más y más, no la culpo, pues yo también estoy más débil cada día.


Tuvimos nuestros altos y bajos pero siempre regresabamos a nuestra vieja tradición de bailar por la casa al caer la noche y esa era la señal para rendirnos y dejar todos los problemas que pudiéramos haber tenido en el día atrás. Confieso que aún lo hago todas las noches, bailo como si Maddie aún estuviera conmigo y algunas veces incluso puedo sentir su presencia bailando conmigo, dándome las fuerzas que necesito para seguir sin ella todos los días.


Jamás me arrepentiré de la vida que lleve, de haberle propuesto irnos y dejar todo atrás para iniciar una vida donde nadie pudiera hacernos daño, jamás me arrepentiré de pedirle que fuera mi esposa. Ella me regaló su vida entera y me permitió ser su acompañante en este camino y la amo, la amo por eso y muchas otras cosas más que me hacen estar convencido de que todas mis decisiones en está vida fueron correctas.



-Tu café... -hablo al aire y sonrió cuando no hay respuesta alguna, mi corazón gritando de dolor y en mi mente haciendo eco el sonido de su risa y su voz agradeciendome.


Un suspiro sale de lo más profundo de mis pulmones cuando consigo ponerme de pie, voy a nuestra habitación y rebusco entre el último cajón su vieja camiseta, esa misma que llevaba puesta el día que nos fuimos juntos, faltaban sólo un par de minutos para que cayera la noche y no podía llegar tarde a mi cita con ella. Necesitaba sentirla cerca de mí, necesitaba recargar fuerzas para seguir y sólo ella era capaz de darmelas.

Sin prisas me dirijo al estéreo que hay en la sala, mis pasos cada vez más lentos y los pulmones rogandome un descanso no son impedimento para mí, cuando llego al estéreo seleccionó la misma canción de siempre. Esa que cantaba para ella todas las noches: Stairway to heaven.

Abrazando su camiseta y sintiendo su canción favorita, las lágrimas escapan de mis ojos y resbalan por todo mi rostro, la tristeza que inunda mi corazón es infinita, pero la satisfacción de haber cumplido mi promesa de amarla toda mi vida me regala la paz que necesito desde su partida de este mundo. Bailando con su camiseta sintiendo su presencia abrazando mi cuerpo me siento en paz.


Después de cincuenta años casados Maddie falleció, fueron causas naturales que vinieron como consecuencia de la edad las que la arrebataron de mi lado y aún no he conocido un dolor más grande que el que sentí el día en que la perdí, una vida a su lado y derrepente ya no estaba y ya no volvería a estar conmigo. No volvería a beber su café de las mañanas y tampoco iba a bailar junto a mí.

Era tanto mi dolor que incluso meses después de su muerte yo seguía pensando que era una pesadilla y que al abrir los ojos a la mañana siguiente mi chica estaría en su lado de la cama, pero jamás era así y siempre despertaba solo. Lo único que me hacía sentir bien era el hecho de haber cumplido mi promesa.





Porque Maddie, cumplí mi promesa de amarte toda mi vida, aún cuando tú ya no estás presente en este mundo yo la sigo cumpliendo y sigo amandote como el primer día, incluso más. Después de tantos años de estar juntos, me di cuenta de que era cierto que todos y cada uno de mis latidos eran por y para ti porque ahora que no estás se van volviendo más lentos y débiles. Te amaré siempre. Wilson.

Ghost of youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora