Capitulo 27

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Sentí como mi cara se iba aclarando y seguro que si hubiese una tercera persona podría decir que tenía la cara mucho más blanca que la de una hoja de papel.

Y es que, la explicación que Justin me había dado me estaba dejando con las defensas bajas.

Nunca antes me di cuenta de lo mucho que le quería hasta ahora.

Siempre pensé que el amor era la ilusión que uno creía y no era algo que te llegaba hasta el corazón, creía que había estado enamorada de Justin, de una ilusión y no era capaz de perdonarle. Eso era cierto, no era capaz de perdonarle hasta que me dijese que había pasado para que se marchase.

No encontraba las palabras adecuadas para poder hablar. Es más, ni siquiera sabía como poder ordenar lo que mi mente estaba gritando.

Imaginaba a un Justin luchando por una decisión. Su familia de verdad o su novia reciente por unos meses.

Incluso yo, hubiese hecho lo mismo.

-Dime algo, Kate - pidió con voz preocupada mirándome.

Le perdonaba, era capaz de perdonarle por romperme el corazón abandonándome.

Mi mente recordaba más pasajes, como fue aquel año.

Miraba la ventana por décima vez en los diez minutos que llevaba despierta.

No había dormido ni siquiera una hora y media, cada vez que quería dormir y cerraba los ojos las pesadillas corrían por mi cabeza haciéndome daño en lo más profundo de mi ser.

Había estado tiempo sin llorar, no recuerdo cuanto. Pero no había llorado de dolor, de puro dolor, desde que mis padres se marcharon.

No podía ver el futuro, tenía una pared en mi mente que me impedía poder ver cualquier cosa que quisiese pensar en un futuro lejano o cercano. Estaba en el presente.

Me arropé más con la sábana ahuyentando el dolor, tratándolo de hacer, pero ya lo sabía, el dolor estaba dentro de mi y no podía quitarlo, iba a permanecer toda mi jodida vida.

Y ahí estaban otra vez, las lagrimas habían brotado justo al despertarme de la pesadilla y ver como todo era real.

-Hola pequeña - la voz de Beppe llegó lejana a mis oídos.

No me moví. Seguí exactamente como estaba, mirando la ventana con el bonito día que estaba haciendo fuera, las lagrimas silenciosas que recorrian mis mejillas y algunas llegaban a la almohada que tenía alrededor de los brazos y tratando de ahuyentar el dolor que tenía en el pecho que no me dejaba respirar.

Sentí como la cama se hundía y Beppe se tumbaba detrás de mi. Las sábanas se movían y de un momento a otro estaba rodeada de Beppe.

Él había estado conmigo todos los días. Venía sobre esta hora a casa de Caden - ya no era capaz de decir que era mi casa también -, me abrazaba por detrás y luego pasaba esto:

A continuación, me giraba y hundía mi rostro en la curva de su cuello mientras seguían saliendo las lagrimas.

Tan sólo eran las tres de la madrugada y Beppe tenía el mismo problema que yo, las pesadillas nos estaban siguiendo y nos atormentaban.

-¿Qué fue esta vez? - preguntó él en un susurro.

Por lo que sabía, Caden le había dado las llaves de su casa para que pudiese entrar cuando le apeteciera.

No contesté a su pregunta, él sabía lo que había sido siempre.

Unos ojos mieles nublaban mis sueños y luego aparecía el rostro de mi padre. Seguidamente, todo se volvía negro, y de ahí había un destello de luz, pájaros volaban en un cielo azul despejado y me encontraba en una playa yo sola.

Vuela Libre #2 (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora