Capítulo I

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-Con relación a estas paredes, puedo describirlas como nuestro escondite perfecto-. Comentó Vic.

-¡Que cosas dices Vic! Aunque estamos acostumbrados a vernos aquí, y han sido 6 largos meses; He anhelado vernos de distintas maneras y en distintos lugares. - Repuso Fer.

-Lo siento Fer, Por el momento no es preciso vernos en otro lugar. Dicho sea de paso, ya va haciendo hora de que me vaya, Arturo esta por salir del instituto y seria conveniente que me encontrase en casa-. Conestó Vic.

Seguido de estas palabras Vic, se levantó y empezó a vestirse.

-Cómo olvidar aquella mirada deslumbrante al entrar en aquella biblioteca, que por meses fue nuestro punto de encuentro - Pensaba Fer mientras la observaba al vestirse.

-¿Por qué me miras si ya conoces cada parte de mi y hasta mis pensamientos?- Dijo con un poco de vergüenza Victoria.

-No puedo dejar de contemplar lo hermosa que eres-. Repuso Fernando.

-Es una frase que me has repetido un centenar de veces, cosa que Arturo solo me dijo el día de muestra boda-. Recitó Victoria.

-Lo siento, no puedo evitarlo-. Musitó Fernando.

-Hasta pronto Fer-, Continuó diciendo Vic.

-Hasta entonces Hermosa-. Contestó Fernando.

Dicho esto, Vic se dirigió a la puerta y con el sonido de la misma, Fernando volvió a su rutina diaria.

Por otra parte Victoria llegaba a su hogar y entrando en uno de los muebles que hacían juego con los demás, una sombra que le preguntó:

-Amor, te llamé y me salió el contestador. ¿Dónde estabas? Preguntó Arturo.

-Sabes que en el hospital no hay buena recepción, además tienes entendido que llevo el movil por necesidad no por gusto. Contesto Victoria.

-No te preocupes amor, solo quería saber que te apetecía comer o si querías salir a comer juntos. Repuso Arturo.

-Por el momento necesito un baño. Dicho esto, Vicotoria se dispuso a desvertirse sin tomar en cuenta que esta vez lo hacia sin sentir absolutamente nada, sin intencidad y sin gusto. Se sentía en monotonía extrema, como era costumbre en cuanto pasaba el portice de su hogar.

Por su parte, Arturo se disponia a cerrar el libro que poseía en sus manos y dejándolo sobre la mesa continua; Se dirigio a la cocina mientas pensaba:

-Necesito dejar de pensar tantas cosas.

Mientrás Arturo se disponía a entrar al pasillo que conducía a la cocina, se detuvo al escuchar un sonido y una vibración intermitente proveniente del bolso de Victoria.

-Victoria, tienes una llamada perdida- vocifero a su esposa.

Victoria que se encontraba desnuda próximo a entrar al baño, salió deprisa de aquel cubículo y llegando al pasillo pregunto a su esposo:

-¿Quién era?

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