Capítulo III

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La empresa de Jorge, se encontraba en sus inicios, aunque no contaba con gran personal en la actualidad, había pasado a tener una oficina formal y había dejado detrás aquella marquesina donde inició. algo curioso, Jorge había inicia su pequeña empresa por accidente, una tarde mientras conducía un vehículo que venia en dirección opuesta, perdió el control e impacto el automóvil de Jorge, sin nada humano que lamentar, Jorge decidió reparar el auto y venderlo. Obtuvo una ganancia considerable y considero comprar otro vehículo y revenderlo. Poco a poco, inicio J Autos Asequibles.

-Buenos días Arturo, observo que has madrugado. Se escucho decir en aquella pequeña oficina.

-Buen día Sr. Jorge, antes que nada señor, necesito que me firme unos documentos, los deje sobre su escritorio. Repuso Arturo.

-En seguida Arturo, sabes algo, lo he pensado con detenimiento y considere buscar mas personal para la empresa, lo consulte con mi esposa y vimos conveniente contratar una secretaria, ya sabes por estética y dar carácter de diversidad a la empresa, esto solo estaba lleno de hombres y empezaba a denotar una empresa antifeminista. Dijo con detenimiento Jorge.

-Ah si, ya era hora. Dijo Arturo.

mientras conversaban, se escucharon unos pasos que torpemente se acercaban a ellos.

-Buenos días señor Jorge. Recitó aquella voz angelical.

-Buenos días señorita, me alegra que hayas aceptado la propuesta. Expresó Jorge.

-Buen día señorita. Prosiguió Arturo.

-Arturo, serás el encargado de ponerla al tanto y de mostrarle su lugar de trabajo. No te lo comento mi esposa, Arturo es mi asistente personal, espero que puedan mantener una relación laboral adecuada, ya que el trabajo se facilita con buenas relaciones. Arturo, la dejo en tus manos. Dicho esto, Jorge avanzo en dirección a su oficina y el sonido que dejo tras de si al cerrar la puerta, indicaba que empezaría a trabajar e intentar expandir su empresa comprando vehículos en el Oriente.

-Por aquí, te llevare a tu lugar, además esta en un lugar confortable y apropiado, por aquí podrás observar el ir y venir de las personas, los automóviles, entre otras cosas. Le dijo Arturo a la señorita.

Mientras se acomodaba en la silla y dejaba su bolso en el escritorio, Arturo disponía a marcharse a su lugar de trabajo, en ello aquella voz angelica dijo:

-Disculpa Arturo, he sido un poco grosera contigo, no me he presentado como es debido, por cierto mi nombre es Marie Berlitz.

-Mucho gusto, preferiría llamarte, si me lo permites Marie. Dicho esto, Arturo partió hacia su cubículo y así empezaba una jornada de trabajo de 8 horas, haciendo llamadas y haciendo la vida laboral de Jorge un poco mas llevadera.

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