Crayones.

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Yoongi frunció el ceño mientras veía a sus compañeros lanzar bolas de papel al pequeño cuerpo del castaño. Tontos.
No había otra palabra con la que Yoongi pudiera describir a sus compañeros. Eran tontos, feos y la mayoría de ellos aún comian pegantina a escondidas de la profesora. Yoongi los miraba, siempre había sido bueno observando y fingiendo que sus compañeros no existian, ninguno de ellos era lo suficientemente listo como para merecer su atención.
Volcó su atención nuevamente a su cuadernillo. Lila, necesitaba un marcador lila, no morado, no purpura, lila.
Se levanto de mala gana de la mesa de dos puestos, donde solo se sentaba él, porque Yoongi no iba a permitir que ningún mocoso moviera de lugar y cambiara el orden de sus 48 crayones ordenados por tonalidades y degradados, pero para su desgracia la textura de un crayon no era ni por lejos similar a la que un marcador le podía ofrecer. El dibujo necesitaba ser delicado y brilloso en los lugares exactos, cosa que solo un marcador lograría. Se paro frente al escritorio de la profesora, quien revisaba conventrada las tareas que había encargado.

-Necesito un marcador lila.-Firme y directo. Su madre le había dicho que si Yoongi quería algo debía ser firme y directo cuando lo pidiera.

La profesora le sonrió enternecida por la voz chillona del infante, tan ruda.

-Claro Yoongi, pero el marcador lila lo ha tomado Jimin, tendrás que pedirlo a él.- Le señalo con una sonrisa. Yoongi siguió hacia donde su maestra señalo solo para ver al mismo chico en la primera fila que hasta hace unos momentos había estado recibiendo bolitas de papel de todos los tontos detrás.
Asintio con una pequeña reverencia e hizo su camino hasta el menor. Yoongi jamás reparaba en sus compañeros, de hecho Yoongi podia contar con los dedos de una mano los nombres que recordaba e incluso le sobrarian dedos.
Pero Yoongi era bueno con los rostros, el niño había llegado un par de semanas atrás y el nunca lo había escuchado hablar. No era algo que le interesara de todas formas.

-Marcador lila, dameló.-Repitio tan alto como para que el chico lo oyera sobre las risas y golpeteos de lapices del aula.

El chico parecía un poco asustado mientras miraba en todas direcciones preguntandosé si realemente hablaba con él. Se señalo a si mismo repetidas veces para estar seguro.

-Si, tú tienes el marcador lila, dameló.

Jimin tomo una bocanada antes de asentir repetidas veces y sonreirle. Yoongi pudo observar que le faltaban 2 incisivos y un diente frontal.

El chico rebusco en su desornada mesa antes de hallar el marcador y pasarselo aún con una sonrisa. Yoongi lo tomo simplemente de sus manos dando la vuelta. Tenía un dibujo que terminar.

La vida de Yoongi era agradable. Sus padres le decían lo mucho que lo amaban cada vez que podían, la maestra de Yoongi solía hacer cumplidos sobre sus tareas la mayor parte del tiempo y tenía más de 50 libros sobre pingüinos y todo lo relacionado a ellos.

Sonrió mientras remarcaba sobre la sombra que proyectaba uno de los tempanos de hielo que había dibujado.

Habían muchas cosas que Yoongi en ocasiones no entendía. Como porque su madre le pedía ser más "considerado y hacer amigos", Yoongi no entendía la razón. Pero aún así, asintio despidiendose de su madre. Tiro de su mochila mientras cerraba la puerta del auto sin mirar atrás. Camino despacio hasta entrar el el salón 2B, entró sin pedir permiso porque a esta hora la profesora aún no entraba y la mayoría de sus compañeros aún no llegaban, a excepción de ese niño más alto que él, quién siempre se sentaba en los primeros puestos y ajustaba sus lentes sobre el puente de su nariz. Había roto todos los crayones del grupo el primer mes.

Camino mirando sus pies contando el número exacto de pasos hasta su sitio en la ultima fila. 23, como siempre.
Fijo la vista y fruncio el ceño al instante.

-Este es mi lugar, vete.-Dijo mirando al intruso de mala manera. Todo mundo lo sabía, sabía que era su sitio.

La sonrisa amistosa en el rostro del chico se desdibujo rápidamente. Mientras bajaba la mirada.

-Que te vayas, es mi sitio.-Repitío una vez más, remarcando cada silaba, el chico lo miro una vez más con ojos cristalinos antes de salir corriendo del salón chocando por unos breves segundos con las piernas de la profesora, Yoongi vio como el chico aún con los ojos rojos movio sus manos rápidamente antes de salir disparado por la puerta.

-Espera, Jimin.-su profesora gritó dejando su maletín sobre una de las bancas antes de salir detrás del menor.

Yoongi frunció el ceño. Ese niño tonto había olvidado su mochila aún en su sitio. Arrastro de mala gana la mochila de llantas del chico y la dejo posicionada en el sitio izquierdo, como el chico la había tenido el día anterior en su mismo puesto.

Sonrió al ver su asiento vacío de nuevo y comenzo por ordenar sus 48 crayones y su cuadernillo de trabajo.

-No es necesario ser tan cruel, Yoongi.

Asperger. |YoonMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora