Visualizo a Grace parada en frente del cuarto de nuestra madre con las manos en la boca y lágrimas saliendo de sus ojos, corro a ella y me arrodillo para abrazarla cubriendo su cara con mi pecho, suspiro aliviada al notar que no le ha pasado nada y giro mi cabeza hacia donde ella tenía la vista fija hace unos segundos.
Me paralice.
Jamás pensé que vería algo como lo que tenía en frente, mucho menos que permitiría que Grace lo viese también. Quería gritar y llorar de impotencia.
Mi madre, mi hermosa madre.
Su cuerpo inerte yacía tirado en el frio y sucio suelo de su habitación con el rostro desfigurado y lleno de sangre, la ropa desgarrada y el cuerpo rasguñado.
Intenté levantarme con Grace aun en brazos lográndolo con dificultad, baje corriendo las escaleras y coloque a mi hermana en el piso cuando llegamos al final de estas, agarre el celular de la casa y llame a la policía.
Sin conexión.
Observe el cable del celular, estaba roto. No tenía teléfono pero afuera de la casa había uno público, busque unas monedas en mi bolso y tome la mano de Grace para luego correr afuera.
No había rastro de Henry Villalba por ningún lado y suspire aliviada, solté la mano de Grace para introducir las monedas y llamar a emergencias, ella se abrazó a mi pierna con miedo.
Espero con impaciencia que me respondan y cuando lo hacen me indican que están en camino, intento controlar mi respiración y marco un nuevo número mirando a mi alrededor.
-¿Hola? –La voz de Iam llega a mis oídos.
-¡Iam! ¡Dios, no sabes cómo adoro escuchar tu voz justo ahora! –Le respondo agitada.
-¿Valerie? ¿Dónde estás? Te oyes agitada, dime que no te ha ocurrido nada. –Respiro profundo intentando no llorar.
-Iam, te necesito. –Digo casi sin voz.-Estoy en un teléfono público fuera de mi casa...No sé qué hacer...Yo...
-Ahí estaré, tranquila. –Y sin más, colgó.
Me agache para ponerme a la altura de mi hermana la cual lloraba silenciosamente, aparte el cabello que se había pegado a su cara debido al llanto y, luego la abrace con fuerza. Grace empezó a llorar desconsoladamente partiéndome el corazón en el acto, me senté pegada al teléfono público con ella encima de mí, repitiéndole una y otra vez "Todo estará bien" y a su vez, queriendo creérmelo yo también.
William fue el primero en llegar seguido de unas patrullas, se acercó a mi corriendo mientras los demás corrían a mi casa, la ambulancia sonó a lo lejos y supuse que el pidió que su equipo viniera aquí.
-¿Están bien? –Preguntó al llegar a nosotras, poniéndose de cuclillas.
-Eso intentamos. –Respondí con una leve sonrisa, Grace asintió escondiendo su cara de nuevo en mi pecho.
-¡Valerie! ¿Te encuentras bien? ¿Dónde está la pequeña? –La voz preocupada de Roberts llegó a mis oídos al igual que al de los de mi hermana provocando que esta se soltara de mi agarre para correr hacia él.
-¡Abuelo! –Grito Grace con la voz ahogada.
-¡Mi pequeña niña! –Roberts alza a Grace en sus brazos con dificultad y ella lo abraza. Miro a William el cual me observa fijamente.
-¿Quieres que te dé una declaración aquí afuera? –Intento bromear pero él no dice nada, me abraza con fuerza y puedo sentir como rompo. Pedazos de mi alma caen al piso como si de cristal se tratase... Y duele, duele demasiado. Una a una las lágrimas van saliendo y me aprieto a él con fuerza, queriendo que no me suelte nunca.
Los dolorosos recuerdos llegan bruscamente, como si de una paliza se tratase, cada golpe, cada grito, cada cortada, todo... Me sentía ligera, veía pero a la vez no lo hacía, todo parecía irreal, el sofocamiento, el dolor agonizante que quema como el resplandor de mil soles.
Llore más fuerte, deseando que solo con eso mi madre saliera a consolarme, cansada por los golpes que recibía y con una hermosa sonrisa diciéndome: "Cuando estés triste piensa en cosas hermosas y sonríe, siempre sonríe, cariño, porque la vida no siempre es justa."
Mi madre... Ella se había ido y yo no había hecho nada para evitarlo, ¿Cómo le diría a Grace que mamá no estaba con nosotras? El dolor se intensificaba al pensar en eso.
Sentía que me faltaba el aire, como si me estuviese ahogando y fuese incapaz de nadar porque no podía... O tal vez porque no quería...
-¿Señorita Dominick? –El oficial frente a mí me miraba expectante, lo mire confusa observando el lugar.
-Llámeme Valerie, por favor.
-Señorita Dominick, necesitamos que escriba en esta hoja... -Interrumpí, ignorando que hizo caso omiso a mi petición.
-¿Dónde está, Vólkov? –Sabía que entre ellos no se conocían por el nombre.
-El oficial Vólkov no se encuentra ahora mismo. –Se cruzó de brazos, lo detalle. Cabello rubio y ojos verdes, cuerpo trabajado, tez bronceada y se nota que es alto.- Ahora que lo pienso, no hay nadie en estos momentos por aquí, todos están o en sus casas o trabajando en un caso o por ahí.
Se levantó provocándome confusión, camino alrededor analizándome, mirándome como un depredador mira a su presa, se detuvo detrás de mí colocando sus manos en mis hombros poniéndome nerviosa.
-¿Qué está haciendo? –Pregunte asustada.
-Eres perfecta. –Dijo pensativo. La puerta se abrió bruscamente.
-Fuera. –Habló Iam.
-Tranquilo, Vólkov, no he hecho nada. –Me gire para poder observarlos, Iam parecía querer explotar y el chico a mi espalda lo miraba con una sonrisa cínica, desafiándolo.
-Te dije que te fueras, Ramirez. –El mencionado levanto las manos en signo de rendición y salió de la habitación sin decir nada más.
-Lo siento, Valerie. Estaba con tu hermana. –Sonreí.
-Mientras la cuides a ella no importa si quedo en segundo plano. –Hizo una mueca de desagrado.
Me tendió la hoja junto con el bolígrafo que se encontraba en la mesa, indicándome todo lo que debía hacer y todo lo que haríamos a partir de ahora.
Viviríamos con él y tendríamos a un par de policías escoltándonos siempre, mi desagrado era notable, sin embargo, no quería quejarme, Grace debía estar a salvo y me gustase o no, no puedo protegerla de todo sola. Al salir de la comisaria, nos montamos en el auto del señor Roberts para dirigirnos a nuestras casas, en todo el camino solo quería repetirme una cosa.
Todo estará bien... aunque cada vez me esté hundiendo mas.