Capítulo tres: Mi escritorio

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Llegué respirando fuerte a mi oficina, subí las escaleras de dos en dos. Afortunadamente nadie me vio realizando tal hazaña, pues por poco y resbalo en el último tramo.

Kakashi me puso en problemas, lo último que quería era acercarme a Sakura. Pero tampoco diría que no puedo contestar las preguntas de un estudiante delante de él. Me senté arriba de mi escritorio por un momento para recuperar la compostura. Debía actuar cómo si cualquier otro alumno consultara mi opinión. Aunque, ya pensándolo, ninguno ha estado en mi oficina. Para eso dejaba los diez minutos antes de que terminaran las clases. Siempre trato de dejar claro el tema.

Una vez que recuperé el aliento, me dirigí a mi asiento. Justo en ese momento escuché que llamaban a mi puerta.

- Pase.

Tímidamente apareció su cabeza de lado, asomándose por la puerta. Sus jades fijos en mí, capaces de enviar escalofríos en mi columna y a la vez hacer que mi piel se sienta cálida, subiendo mi presión... - Profesor Uchiha, gracias por ofrecerse a responder, pero la verdad...

-Primero pase y siéntense.

En su cara se podía leer la sorpresa de que la interrumpiera, pero en lugar de decir algo solo se limitó a dejar que entrara el resto de su cuerpo y cerró la puerta. Se sentó delante de mi y dejó la caja que traía en sus manos arriba del escritorio.

- Señorita Haruno - empecé a hablar para captar su atención, y distraer la mía de esa caja que aún me tenía pensando - entiendo que le iba a hacer una consulta al doctor Hatake.

- Sí, lo que le trataba de decir era que no - su boca se mueve muy rápido - ocupo que me conteste, la verdad es que no es urgente y puedo - ¿cómo besará? - esperar a que el profesor Kakashi esté desocupado, entiendo que usted es una persona con muchos compromisos, además, - ¿eso que veo es su mejilla sonrojada? - me siento más cómoda hablando de este tema con...

-¿Está insinuando que no soy competente? - Creo que me dejé llevar, y lo dije demasiado cortante, a juzgar por su cara. Y debo admitir que el que dijera eso me provocó ¿celos?

-Para nada, profesor Uchiha - se apresuró a decir, moviendo sus manos rápidamente a modo negación, con su cara preocupada. - es solo que cuando...

-Estoy seguro de poder contestar a sus dudas.

Se quedó callada con la cara un poco sonrosada. Yo no podía seguir ignorando que tenía 50 condones arriba de mi escritorio y que no eran míos. Afortunadamente Sakura no dio ningún indicio de haberme visto mirando directamente a la caja, posiblemente con cara de perplejidad y con el ceño que traté dejar de fruncir.

De un momento a otro cambió su cara a una más seria y determinada.

-Entiendo que cuando una mujer está en labor de parto, su cuerpo libera sustancias que provocan una dilatación, - mientras hablaba se quitaba la mochila de su espalda - pero, ¿es posible que durante el coito haya suficiente dilatación para introducir dos falos?

Esto definitivamente debe ser una mala broma de Kakashi.

Me quedé completamente sin habla. No sabía que pensar de Sakura. ¿Realmente es capaz de prestarse para este tipo de bromas?, ¿o simplemente es su duda? Preferiría que tuviera un sentido del humor bastante pesado.

Todavía no podía asimilar su pregunta cuando de su mochila sacó dos dildos y una cinta métrica y los colocó en mi escritorio.

Y así es cómo terminé aquí, en mi oficina, con el motivo de mis duchas frías sentada delante de mí, 50 condones, dos dildos y una cinta métrica en mi escritorio.

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