DARK LOVER ⚣ VMIN

01

          Minho miró a su alrededor, por el interior del club, y se dio cuenta por primera vez de la multitud de personas semidesnudas que se contorsionaban en la pista de baile. Aquella noche, Screamer's estaba a rebosar, repleto de mujeres vestidas de cuero y hombres con aspecto de haber cometido varios crímenes violentos.

         Minho y su acompañante encajaban a la perfección. Con la salvedad de que ellos eran asesinos de verdad.

     —¿De verdad piensas hacer eso? —le preguntó Namjoon. Minho dirigió su mirada hacia él. Los ojos del otro vampiro se encontraron con los suyos.

     —Sí. Así es.

          Namjoon bebió un sorbo de su whisky escocés. Una sonrisa lúgubre asomó a su rostro, dejando entrever, fugazmente, las puntas de sus colmillos.

     —Estás loco, M.

     —Tú deberías comprenderlo.

          Namjoon inclinó su vaso con elegancia.

     —Pero estás yendo demasiado lejos. Quieres arrastrar contigo a un chico inocente, que no tiene ni idea de lo que está sucediendo, para someterlo a su transición en manos de alguien como Taehyung. Es una locura.

     —Él no es malo..., a pesar de las apariencias. —Minho se terminó su cerveza. —Y deberías mostrarle un poco de respeto.

     —Le respeto profundamente, pero no me parece buena idea.

     —Le necesito.

     —¿Estás seguro de eso?

          Una mujer con una minifalda diminuta, botas hasta los muslos y un top confeccionado con cadenas pasó junto a su mesa. Bajo las pestañas cargadas de rímel, sus ojos brillaron con un incitante destello, mientras se contoneaba como si sus caderas tuvieran una doble articulación.

          Minho no le prestó atención. No era sexo lo que tenía en mente esa noche.

     —Es mi hijo, Joon.

     —Es un mestizo, M. Ya sabes lo que él piensa de los humanos. —Namjoon movió la cabeza. — Mi tatarabuela lo era, y no me ves precisamente alardeando de eso ante él.

          Minho levantó la mano para llamar a la camarera y señaló su botella vacía y el vaso de Namjoon.

     —No dejaré que muera otro de mis hijos. Y menos si hay una posibilidad de salvarlo. De todas formas, ni siquiera estamos seguros de que vaya a cambiar. Podría acabar viviendo una vida feliz, sin enterarse jamás de su condición. No sería la primera vez que ocurriera tal cosa.

          Tenía la esperanza de que su hijo se librara de aquella experiencia. Porque si pasaba por la transición y sobrevivía convertido en vampiro, le perseguirían para cazarlo, como a todos ellos.

     —Minho, si él se compromete a hacerlo, será porque está en deuda contigo, no porque lo desee.

     —Le convenceré.

     —¿Y cómo piensas abordar el problema? Vas a cercarte así por las buenas a tu hijo y decirle: «Oye, ya sé que nunca me has visto, pero soy tu padre. Ah, ¿y sabes qué más? Has ganado el premio gordo en la lotería de la evolución: eres un vampiro. ¡Vámonos a Disneyland!»

     —Te odio tanto en este momento.

          Namjoon se inclinó hacia delante; sus gruesos hombros se movieron bajo la chaqueta de cuero negro.