V

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( TONY )

Fue la inerte mirada de la pelirroja, o su fría actitud  lo que hizo a Tony temblar por dentro.
Y cuando creía que nada podía ir a peor, lo vio.

Su anillo de compromiso, el que él mismo le regaló , ya no estaba. Solo quedaba la pequeña marca en su dedo.

-Pepper....¿Va todo bien? No has dicho nada desde que llegué - Preguntó Tony con un nudo en la garganta

-¿Qué quieres que diga? - hizo una pequeña pausa, después conectó ambas miradas, una de miedo, y la otra de decepción- me mentiste, tony. me dijiste que llevarías una vida tranquila y que seriamos felices juntos. que formaríamos una familia y que no tendríamos que preocuparnos de si sigues con vida o no- Dijo Pepper con pequeñas gotas resbalando por su mejilla

Stark se quedó Callado. Sabía perfectamente lo que se aproximaba, pero continuaba negándose a aceptarlo .

-Tony...tu sabes que te quiero más que a nada en este mundo - Dijo la pelirroja cogiendo su mano con dulzura - Y es por eso que no puedo seguir así

-Entiendo - contestó el millonario - Me parecerá correcto lo que decidas hacer

Pepper llevó el pulgar a sus ojos para secar el rastro de lágrimas.
Acto seguido sacó de su bolso un objeto pequeño que Tony identificó perfectamente y lo puso sobre la mesa.
El anillo.

- Adiós, Tony - se levantó de su asiento - Cuidate mucho - dijo con la voz temblorosa dando un beso en su mejilla

Lo ultimo que el millonario vio de ella fue su silueta saliendo del restaurante para llamar a un taxi y desaparecer de su vida para siempre.

Su alma gemela, Su prometida,
Su Pepper.

(STEVE)

Su apartamento estaba completamente igual que antes, con la diferencia de la falta de limpieza.

Se sentó en uno de sus sillones marrones y encendió la televisión.
Se trataba de un popular programa en el país, llamado "el Show de Ellen", a veces recordaba que Sam y Bucky se habían hecho grandes aficionados a ese programa.
Pero a él no le gustaba especialmente la televisión.
Siempre pensó que su contenido era bastante pobre.

Fue a su cuarto y abrió el armario para coger algo de ropa, cuando de pronto algo cayó de uno de los bolsillos de su chaqueta.
Era una brújula.
La brújula de Peggy.

Le era ya difícil sentir tristeza, porque al menos ella no tuvo que ver como eran derrotados a manos de Thanos.
Peggy no tuvo que vivir nada de aquello, y eso era algo que al capitán le servía de consuelo.

Volvió a meter la brújula en el bolsillo, cuando de pronto alguien llamó a la puerta.

- Ya voy - Dijo dejando la ropa sobre el borde de la cama

Al abrir la puerta, él esperaba algún tipo de vendedor ambulante, o su casero, al que le debía el alquiler de los últimos dos meses.

Pero nada de eso pasó, ya que  un peso enorme cayó sobre su cuerpo, tirándolos a ambos al suelo.

Damas y caballeros, El señor Anthony Edward Stark, más borracho que nunca.

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