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- me pregunto cuando va a ser el día que te dejes de meter en problemas -dijo Kirishima mientras negaba con su cabeza, llevando sus manos para jalar su cabello con sus dedos, a su lado estaba Deku en silencio frente a un trozo de pizza a medio morder, mientras que frente a ellos estaba Shinsou en silencio.

- perdón -murmuró Deku, poniendo sus manos entre sus piernas y mirando al piso por debajo de la mesa, jugando con sus pies suavemente para poder sobrellevar el nerviosismo que le generaba ver a Kirishima molesto por su culpa.

- es más que solo pedir perdón, Izuku -dijo Kirishima con tono serio, al frente de ellos el pelimorado miraba a ambos con una sonrisa.

Observaba con gusto como el indomable y salvaje peliverde se había sometido a las reglas de la sociedad y podía notar lo educado que era, como incluso había hecho una reverencia casi de 90 grados por haberle ayudado con el tipo que llevaba semanas atormentándolo y no sabía como librarse, además de haber tratado de pagar la comida que habían ordenado.

- no creo que debas estar molesto con él -dijo el ojeroso pelimorado, haciendo que el pelirrojo alzara su vista y clavara el carmín en los ojos en los morado del otro, lo vió alzar una ceja y Hitoshi le respondió alzando la suya- el tipo realmente lo acosaba, hace semanas que lo buscaban desde las oficinas porque habían llamado de la policía con un reporte de él, estaba huyendo y nadie lo encontraba

- él se supone que tiene que decirme lo que le sucede, no puede esperar a que sea un maldito adivino -le dijo Eijirou mirando al que había sido su compañero de trabajo, este alzó los hombros e hizo un leve puchero con sus labios, mirando a Deku.

- habrá tenido sus razones, tampoco es fácil abrirse al mundo real -dijo el ojeroso antes de sonreirle un poco, recordándole a él cuando había cumplido sus 15 años y comenzado su vida junto a un joven matrimonio que trabajaba ahí, el hombre de doctor y ella de educadora.

Kirishima observó como el pelimorado le sonrió al rizado, para que este reaccionara con un sonrojo y volviese a mirar sus pies, tiñendo sus mejillas un rojo que solo hacía resaltar más sus pecas. Sin quererlo, las mejillas del peliteñido se encendieron al ver la reacción del menor y se paró de su asiento, apoyando sus manos en la mesa.

- nos vamos, toma tus cosas y ve al auto -dijo con tono serio el hombre de la pequeña cicatriz en sus ojo, Izuku alzó su mirada de manera inocente hasta que chocó con la vista del pelirrojo en cuestión de segundos, pudiendo notar en esta que realmente estaba molesto. Midoriya asintió con su cabeza, levantándose del asiento en lo que tomaba su mochila y le hacía una pequeña reverencia al pelimorado, le murmuró un suave "gracias por cuidarme y alimentarme" y luego se fue en dirección al auto sel mayor.

- ¿te gusta ese chico? -dijo la voz del ojivioleta, haciendo que el pelirrojo se girara a mirarlo escandalizado, Eijirou trató de abrir su boca y decirle que no, más su amigo no le dejó seguir- al menos tú sí le gustas a él, se le nota -dijo con una sonrisa Shinsou, tomando el cartón con la rebanada del ojiverde y se la entregó al psicólogo- solo espera a que sea un poco más grande, tal vez te debe ver como un padre o como un Kacchan más -le dijo con simpleza, levantándose de su asiento y apreró sus labios, sonriendo un poco luego- no le hagas nada malo, sigue siendo un niño al fin y al cabo, y lo peor es que es tu niño ahora -dijo, dejando una mano en el hombro de Kirishima a modo de despedida, el pelirrojo artificial miró al piso pensando unos segundos en lo que le acababa de decir su amigo.

- Kiri, ¿estás bien? -escuchó la voz de Izuku en cuanto entraron al apartamento, el pelirrojo no había abierto la boca una sola vez desde que había dejado el local o en todo el camino a casa, trayendo a Midoriya en un ambiente incómodo y serio.- K-Kirishima, ya dije que lo sentía, p-por favor -dijo el rizado hasta que se vió interrumpido por la voz de Kirishima, mientras sus manos comenzaban con un pequeño temblor al ver que el hombre de dientes filosos se había dejado caer en el sillón.

- cállate -le dijo con dulzura, cubriendo su cara con la parte interna de su brazo, dejando su codo sobre su pómulo casi- haz silencio y ven -le dijo, estirando su mano libre, casi a los segundos sintió la pequeña y fría mano de Deku, quien tomó la de él con un poco de desconfianza. Eijirou sostuvo con fuerza la mano que se agitaba antes de jalarlo y dejarlo sobre él, provocando que el pecoso simplemente cayera sobre su pecho y estómago, jadeando un poco ante el impacto.

- Kirishima -dijo preocupado, observando con incertidumbre el actuar del psicólogo.

- calla -le dijo, sacando su brazo que tenía encima del rostro y lo levantó, viendo como Midoriya lo observaba sonrojado desde su altura.

Kirishima suspiró antes de observar a Izuku por otros segundos, tragó pesado mientras pensaba en las distintas cosas que podría decirle o hacer, sin embargo se limitó a bajar su brazo y a dejarlo por sobre el pecho del joven de ojos esmeralda, tomándolo con un suave abrazo. Tomó al pequeño por el pecho y lo subió lo suficiente como para que pudiese dejar la nariz del más alto entre sus cabellos, inspirando el aroma que expelía el cabello.

Deku llevó sus manos al pecho de Kirishima, dejando estas a cada lado de su cabeza, el rizado frunció un poco sus labios antes de abrir su mano y pasar dulcemente las yemas de sus dedos por el pecho del teñido. En cuanto comenzó, sentía como el corazón de Kirishima palpitaba cada vez más rápido y fuerte, sacándole una sonrisa a Midoriya antes de cerrar sus ojos.

Nunca había visto esa reacción en Kacchan por él, ni en nadie más.

Hijos de la calle (2.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora