𝕡𝕣𝕠𝕞𝕖𝕤𝕒𝕤 𝕕𝕦𝕝𝕔𝕖𝕤 𝕪 𝕔𝕒𝕣𝕒𝕞𝕖𝕝𝕠𝕤 𝕒𝕘𝕣𝕚𝕠𝕤

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Volví a mi casa.

Nada más entrar por la puerta me envolvió un torbellino de silencio.

Ninguna de las experiencias que había vivido en toda mi vida podían igualarse a las pocas horas que había estado con ese chico de cabello oscuro.

Lo que sentía al mirarle a los ojos podía igualarse a la felicidad de un niño en su fiesta de cumpleaños,rodeado de juguetes.

La excitación que sentía al oler su perfume,podía igualarse a los nervios de un estudiante que recién entra al Instituto.

Era una tormenta de sensaciones que desconocía.

Eran sensaciones que simplemente imaginaba por las noches,mientras,sin poder dormir,miraba al techo.

Imaginando en acariciar su pelo,en besar sus labios,y en ser feliz a su lado.

Quizás era obsesión.

Pero era una obsesión que terminaba en rechazo.

Pues mi cuerpo no entendía lo que acababa de suceder en su casa.

Por alguna razón,no estaba feliz.No estaba desbordante de alegría,con el estómago lleno de mariposas.

No.

Esta vez,las mariposas me habían causado indigestión.

Sentía como si acabase de matar a alguien.

Había matado a la persona inocentemente enamorada.

Ahora sólo quedaba un adolescente con las manos manchadas de sangre y un alma seca y vacía. La mente llena de obsesión, y un corazón confundido.

Quería más de aquellos sentimientos,pero el espíritu resentido del amor incondicional pretendía pararme los pies.

Pues quería,pero no.

Me gustaba,pero no lo entendía.

Y al fin y al cabo,me había sentido como un simple juguete en las manos del niño equivocado.

Después de eso,nada volvería a ser igual.

Al menos eso pensaba,hasta que leí el último mensaje que había recibido.

Era de Dan,y,como si no hubiese pasado nada,me decía:

"Oye,cuándo se entregaba el trabajo que hicimos el otro día?:v".

Lancé el móvil contra el sofá,caminé hacia mi habitación y me tiré en la cama.

Que asco da el amor.

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Desperté unas horas más tarde.

Me dolía muchísimo la cabeza,y sobretodo,los músculos.

Me había dormido en una pose un tanto extraña,y eso me había pasado factura.

Recordé el dichoso mensaje que había provocado la furia de la bestia durmiente que habitaba en mi interior.

Salí al salón y agarré mi teléfono,comprobando que no tenía ni un mensaje más.

Respondí a ese único mensaje con un escueto "no sé". Guardé el móvil en uno de mis bolsillos y me dirigí a la cocina a comer algo.

Justo cuando estaba ahí,mi móvil vibró de nuevo.

Una sonrisa se escapó de entre mis labios.

Da gusto cuando te responden rápido..

O eso pensaba,pues al coger el teléfono,la única notificación que aparecía en mi pantalla era la de "3 productos por 3 euros,cortesía de Burger King".

Solté un suspiro,decepcionado.

Lo peor de todo,es que,minutos más tarde me estaba duchando y vistiendo para ir al Burger.

Una vez allí,pedí unas patatas fritas,un refresco y un helado.

Eso mejoró levemente mi estado de ánimo.

Me gustaban mucho los helados.

Aún así,me sentía un poco idiota comiendo sólo.

Aprovechando que estaba en la calle,intenté contactar con Dani,pues quizás podíamos vernos y hablar,ver películas o simplemente quejarnos.

Como siempre,tardaba mucho en responder los mensajes. De hecho no se conectaba desde la madrugada de la noche anterior,así que todas mis esperanzas de reducieron a 0.

Comencé a andar por la calle,sin rumbo definido,pero cuando me quise dar cuenta,mis piernas se habían detenido frente al edificio de Dan.

Agh.

En mi vida conocí a alguien que me haya hecho más daño que yo a mi mismo.

Llamé a su telefonillo,que contaba con una cámara,así que la primera palabra que oi al otro lado de "la línea" fue mi nombre,pronunciado con mucho entusiasmo. Acto seguido,se abrió la puerta.

Al final acabé de nuevo en la habitación de mis sueños y pesadillas.

Dan ni si quiera me había preguntado el por qué de mi estancia allí. Me había recibido con los brazos abiertos y una de sus preciosas sonrisas.

Ahora estábamos viendo videos en su ordenador,callados y riendo de vez en cuando.

"Oye,qué te parece si vamos a dar una vuelta?"

Mire la hora en mi teléfono móvil.
Eran las 19:00PM.

Pero realmente no me importaba la hora que fuese si podía estar con él.

Accedí,y decidimos ir al último lugar en el que nos habíamos visto.

Esa especie de bosque extraño y precioso.

Nos sentamos de nuevo en el césped,y como si de una banda sonora se tratase,la música comenzó a soñar de nuevo.

"Lo siento"

Murmuró con la voz rota de un niño que acababa de ser regañado por su madre.

"Por lo de esta mañana,digo. No sé que me ha pasado. Simplemente me deje llevar más de la cuenta."

En un momento me encontraba abrazado a él,con su cabeza oculta entre mi hombro y mi cabeza.

Parecía tan frágil,como si se pudiese romper en cualquier momento.

Me recordaba a mí en varios sentidos.

"No pasa nada"

Respondí en voz baja,mientras me tumbada a su lado en el húmedo césped.

"Quieres un caramelo?"

Dijo un rato después,sacando unos de su bolsillo.

Puedo jurar que eran los caramelos más asquerosos que he probado en mi vida.

"Prometo que jamás volveré a hacerte daño."

Y esas,eran las palabras más dulces que jamás había escuchado.

Lo siento.
Me quedo sin cosas que decir.
Muchas gracias a las personas que siguen leyendo esto,y de verdad que siento ser tan irregular a la hora de actualizar.

xAx.

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