El chico que vio el cometa.

Melodías.

Soy un tipo melancólico. Me gusta muchísimo escuchar melodías. Sin voces.
Solamente el instrumental.
Es mágico. Y quizás ya te estés dando cuenta que soy una persona que cree que todas aquellas cosas que le hacen sonreír y hacer sentir bien, son mágicas.
Lo son. Es algo valioso que algo o alguien que te haga estar... bien. Una explosión de sensaciones y hormonas dentro que no se puede explicar. Mágico.
Las melodías me hacen visualizar un montón de cosas. Tantos planes. Tanta paz. Tanta belleza en tres o cuatro minutos de puro piano con violines.
Lo que sucede, es que siento que cuando miro a él, una melodía puede llegar a percibirse por mis oídos.
Mis latidos se aceleran y mis ojos se colocan tan cristalinos. Mi piel se eriza.
Son cosas que hacen bien al alma.
Es como si todos los problemas se desintegraran cuando me siento acogido por sus brazos, y nuevamente, por esa melodía inaudible a nuestro alrededor.
Hay algunas que expresan el sentido de la vida. Toman un principio decaído y llegan al pico de la intensidad en el medio. Y luego tranquilizan. Son mis favoritas.
Y es una de ellas las que identifico cuando entro a su casa y lo veo con esa sonrisa que es parte de mi alma.