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Maletas listas, pasaporte listo. Todo en órden.

Partí al aeropuerto con mi madre.

No fue tan dramático, o al menos eso intentó mostrar. De cualquier forma, se trataba de un viaje de un par de días. Y, por más que iba sola, me había puesto en contacto con gente y tomado los cuidados suficientes para estar segura.

Primera vez que tomaba un vuelo.

Descubriría si tenía vértigo.

por dios, como odio esa palabra.

Despegó el avion y me dispuse a escuchar música.

Al principio me divertía explorando todo lo que el servicio tenía para ofrecerme,

después fue todo aburrimiento.

Finalmente, me dormí.

Al llegar a LA, tenía una mezcla de euforia y cansancio. Estaba un poco desorientada por las horas de diferencia, pero enseguida tomé un taxi hasta el hotel donde iba a alojarme.

Quería descansar.

Dormí sin mucha noción de tiempo. Desperté al otro día por la alarma que ya tenía puesta. Tenía que alistarme para asistir al evento.
Revisé mi correo electrónico para poder imprimir el número que correspondía a mi pase, y fui al baño a darme una ducha.

Bajé a desayunar al buffet del hotel. No había demasiado, mi idea de "desayuno americano" se había derrumbado un poco. Aunque, por mis costumbres, ingerir tanto a tan temprana hora del día solo resultaría un desastre.
Y comencé con lo simple.

Hacía algo de frío. costaba templarse al clima luego de venir del verano latinoamericano.
Mientras buscaba que ponerme, recibí un whatsapp.

Era mamá

¿Qué tal va todo?

Bien, recién desayuné.

¿Descansaste lo suficiente?

Por supuesto mamá, no te preocupes.

Mucha suerte.

Me vestí, consulté unas últimas cosas usando mi notebook y preparé un pequeño bolso donde llevar algunas cosas que serían importantes: la cámara, una libreta, unos lápices y señaladores, todo para registrar cosas importantes.
Podría encontrar el destino de mi futuro en éste viaje.

Dancing's not a crime ; Brendon Urie -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora