Me desperté temprano. Hoy era el día. Todo por fin iba a comenzar otra vez.
El cielo estaba despejado, mirar por la ventana daba alegría prácticamente. Todo lo que buscaba sentir hace mucho tiempo.
Tomé mi teléfono y bajé a desayunar.
No era novedad; estaba sola. Hace tres meses había terminado el colegio y la rutina estaba prácticamente muerta. Solo estaba mi madre. La única que salía a trabajar.
Y por lo visto, se había ido antes que yo.
Comencé a revisar redes sociales con el café en la mano. Me acerqué al sofá buscando el control remoto del televisor y lo encendí. Abrí youtube y puse el primer mix de música que encontré. Solo para ambientar el lugar.
En pocas horas tenía que comenzar a armar las maletas y partir a Los Angeles. No era nada especial, solo había sido invitada a participar en un evento para diseñadores -y algunos aficionados- para probar qué tal. Con la mejor de las suertes, encontraría allí algún lugar para seguir estudiando, y con otro poco más de suerte, una beca. Yo no estaba en condiciones aún para mantenerme sola y estudiar allí.
En Buenos Aires estudiar diseño es un poco como si fuese el medio evo. No terminaba de agradarme del todo. Sentía que no era suficiente, necesitaba algo más grande.
Entonces lo descubrí: ¡Producción de Audiovisuales!.
ESTÁS LEYENDO
Dancing's not a crime ; Brendon Urie -
Ficción GeneralBailar no es un crimen, enamorarse tampoco, a menos que lo hagas sin mí.